CAPÍTULO NUEVE Todos dejaron de reírse, y Larson seguía mirando a Riley, Bill y Lucy. Su expresión era penetrante y poderosa, como si estuviera evaluándolos de alguna manera. Riley se preguntó si la comandante estaba a punto de hacer algún anuncio extremo. En su lugar, Larson preguntó: “¿Ya desayunaron?”. Todos dijeron que no. “Bueno, esa situación es inaceptable”, dijo Larson con una sonrisa. “Vamos a remediarla antes de que se queden sin energía. Vengan conmigo. Yo les mostraré lo acogedores que podemos ser en el fuerte Mowat”. Larson luego dejó a su equipo atrás y procedió a guiar a los tres agentes del FBI al club de oficiales. Riley vio de inmediato que la coronel no estaba bromeando. El comedor era como un restaurante de lujo y Larson no los dejó pagar por su comida. Discutiero