Andrew siguió a Rosbell, entraron a la capilla y permanecieron en la planta baja, él estaba ansioso, sin entender que era lo que la hermana mayor pretendía —¿Qué sucede? Me parece incómodo que tengamos que hablar antes de la boda. —Lo imagino, porque debe ser frustrante hablar con la mujer a la cual estaba destinado —dijo Rosbell con cierto descaro. Mackenzie que estaba por bajar alcanzó a oír esas voces y reconocerlas, movida por la curiosidad, decidió esperar y escuchar la naturaleza de la conversación. Lord Derickson estaba realmente sorprendido con aquellas palabras, sonrió, pero sujetó su entrecejo, como si se desesperara de ese juego absurdo —Se equivoca, Rosbell, no tengo la mínima duda de que mi destino siempre ha estado enlazado a mi futura esposa Mackenzie —esas palabras re