Clarence y Gema estaban encerradas en la habitación, la madre tendida en la cama, lloraba, quejándose de un fuerte dolor en todo su cuerpo, espalda y brazo izquierdo. No podía superar la tristeza por la decisión de Rosbell. Clarence miraba por la ventana, atemorizada, la ansiedad la consumía, pues sabía que no tardaría en llegar el Lord a reclamar, visualizó a lo lejos un auto, y sintió pavor, mordió sus uñas conteniendo el deseo de gritar asustada. Frederic estaba en su despacho encerrado desde hace horas, Mackenzie esperaba en el salón principal. Cuando escuchó el motor rugir supo que ese hombre había llegado, contuvo el aliento, con una gran seguridad, estaba preocupada, sentía temor, pero no mostraría debilidad ante nadie. La servidumbre abrió y Andrew empujó la puerta con violenc