¿Una cita?

1946 Words
—BRAIS— —¿Por qué me sigues mirando así, Arti?—le pregunté, no tenía la menor idea de qué ella hacía en la oficina, odiaba este lugar, la ciudad, los edificios. Se había criado en el bosque y era casi seguro que nació allí. Nadie sabía la edad de ella o nadie que lo supiera lo decía y preguntarle era un caso perdido, pero desde que tengo memoria, ella estaba igual, ni una peca mas, ni una peca menos. El consejo era bastante viejo y ella era cercana a ellos, se rumoreaba que hace mucho la encontraron en el bosque, huyendo cuando solo era una niña, para ese tiempo la cacería de brujas era algo normal, los lobos no andaban ocultos y los chupa sangre, a pesar de tener enemistad con nosotros, no se acercaban a nuestro territorio y en casos pocos comunes incluso convivían como iguales. Ella duró muchos años sin salir al exterior, solo en el bosque, dado que las brujas peligraban debido a su poder y el control que podían ejercer sobre otras criaturas. Era como si se les temiera, pero no eran seres inocentes ni para tenerles pena, dado que habían hecho muchas cosas malas y abominables, pero no se podía juzgar a todas por igual. Sin embargo, se supo de una manada, un tanto diferente, donde la bestia tenía mas control y consciencia que el humano, que fue fiel a las brujas y peleó junto a ellas su pelea. Aquella manada, peculiar y a la vez temida por una mezcla de poderes entre la luna y las brujas, logró ser extinta en poco tiempo, como la mayoría de las brujas que no pudieron ocultarse. Se dice que se teme a lo diferente. ¡Cuanta razón hay en eso! Arti no tenía muchos recuerdos de esos tiempos, solo era una niña que logró huir, por lo que tampoco sabe nada de esa manada o los poderes que tenían, es como si no entraran en su radar. Lo que si era seguro es que no quedaban ninguno de ellos, contrario a las brujas, que muchas si lograron sobrevivir, como el caso de Arti. En la actualidad eran mas comunes, pero seguían viviendo con miedo, miedo a que la historia se repita. Lo cierto es que me triplicaba la edad, aunque su apariencia y juventud decían lo contrario. Se había pegado a mi desde que yo nací, como si tuviera alguna misión especial conmigo. —¿No te agrado?—preguntó con algo de miedo. —¿Qué? ¡Claro que me agradas! ¿Por qué preguntas eso?—a mi cabeza llegó Apolo, quizás se encontraba sensible por él, a lo mejor se había dado una situación entre los dos. Yo prefería no existir cuando llegara el día que Apolo encontrara a su compañera, porque Arti iba a enloquecer. No quería ni imaginarme su dolor, probablemente era algo inevitable. —¿Serías capaz de lastimar a Apolo? —¡Arti! ¿Estás bien?—me paré de mi escritorio y fui hasta ella, arrodillándome a su lado, junto a la silla donde estaba sentada.—Te pasa algo, solo cuéntamelo. Te escucho. Confía en mi. ¿Por qué no me lo cuentas? Sabes que puedes contarme cualquier cosa, por favor. —Sentí mucho dolor hace un par de días, sentí mi muerte y lo que es aún peor, vi como matabas a Apolo. Me puse de pie cuando aquellos ojos ardían de ira hacia mi, hablaba en serio, por mi espalda corrió un escalofrío que erizó toda mi piel. Cerré la puerta con seguro y bajé las ventanas. —¿Es una visión o solo un miedo tuyo? Aclara las cosas y dime todo completo. —El sueño comenzaba yo en medio del fuego y sin poder usar mis hechizos, nada, mi voz no estaba y había un raro collar en mi cuello. Los del consejo estaban inertes a mis pies, se los iba devorando la ardiente llama que pronto venía hacia mi. El olor a muerte estaba por todos lados mientras un solo lobo se paseaba entre el caos, los gritos y la sangre. Arrojaste el cuerpo de Apolo hacia mi, luego de matarlo. Viste las llamas devorarme mientras me observabas con una sonrisa. Sus lágrimas habían salido y ella no se molestaba en secarlas. —¡¿Cómo crees que voy a matarlos a todos?! Fue una pesadilla, quizás la llegada de Lucero te habrá alterado un poco, aún no sabes qué es. Puede ser eso. Bajo ninguna circunstancia heriría de muerte a mi primo, te lo aseguro. Es como mi hermano. Arti, si estás en peligro, el primero en correr a ayudarte, ese sería yo. Mi manada, mi familia, jamás morirá por mi mano. Asumo que fue una pesadilla porque no hay forma de que nada de lo que has dicho pase. Saca eso de tu mente y no te pongas así, que un mal sueño no logre alterarte, Arti. —¿Y si pasa?—preguntó con miedo. Mucho miedo, reflejado por completo en su voz. —¿Qué motivos tendría para hacerlo? Dime solo uno. —Es lo que no logro entender. —Ni que mataran a Lucero. —¿L-Lucero? ¿Por qué la mencionas a ella? —Es mi pareja predestinada, ¿no? Algo así puede que me vuelva loco, pero no al punto de matar a todos, Arti. De verdad, saca esa pesadilla de tu cabeza. Mejor ayúdame con algo, ya que estamos hablando de Lucero. No tiene el vinculo con Apolo, pero…a pesar de que duré ese tiempo fuera y que veo un cambio en ella, una pequeña parte de ella me rechaza. Lo siento. No sé si está enojada todavía por lo que pasó aquel día. —¿Qué día? ¿Qué pasó? —C-Cuando completé el vínculo, puede que me pusiera algo agresivo, porque ella me rechazaba, la interrupción de Apolo y otros factores que me hicieron perder el control. Me dijo que no, perdí un poco la cabeza, arruiné ese momento, le hice daño y ella quedó muy resentida conmigo. Mi lobo la reclamó a pesar de que ella se negó. Fue algo que… se salió de mi control. —¿Hasta ahora mencionas eso? —Era algo privado.—dije avergonzado. —Debes de pensar en ella como una humana, se va a resistir, aunque no sé cómo lo logra. ¿No se siente atraída a ti? —Si, pero llega un momento en el que se resiste. Pelea contra mi deseo y ya está. —No sé si pueda ayudarte con eso, los casos que conozco, siempre cede uno con el otro, como si fuera inevitable. —Pensé que eso pasaría. Creí que caería rendida a mis pies, no puedes imaginarte la sorpresa que me llevé al ver que se resistía. —Pensemos en ella como una clase aparte. Enfoquémonos en su lado humano, muy humano. Tu sabes de esas cosas, ¿qué les gustan a las chicas? A lo mejor debes intentar conquistarla de otra manera. Brais, tienen que complementarse. Compenetrar y ya presentarla a la manada. Su alfa tiene a su compañera y solo la han visto los Silvery. Ten una cita con ella, saca tu encanto y conquístala. —¿Una cita? ¿Sabes cuánto tengo que no voy a una cita? Menos con humanas, lo mío es mas de follar. ¡No ir a citas! ¡Que mierda! Ya ni sé qué se hace en una cita. —Envíale flores y llámala para invitarla a salir, hazte el interesante o algo así. Se mas humano con ella, eso debe de ser lo que hace falta. —Mas humano.—me fui a mi escritorio, levanté el teléfono y le hablé a Carla.—Envía un enorme ramo de flores a mi casa, que en la tarjeta diga que son para Lucero, no tardes.—y colgué.—Si lo que quiere son citas, que nos conozcamos y esas cosas, como una humana normal y corriente, eso haré. Tendremos una cita. Arti se marchó, aunque su expresión seguía siendo de preocupación. Se había ido unos días con Apolo y ahora regresaba directo a mi oficina con un mal sueño. ¿Yo matar a todos? ¿Cómo se le ocurría eso? Cuando llegué a casa, luego del almuerzo, Lucero me esperaba en la entrada. Aparqué mi coche y salí. Ser mas humano con ella, eso era lo que debía de hacer. Podía intentarlo, era una humana. Mis costumbres ni las conocía y no eran importantes para ella. Si esto no funcionaba, no sé qué lo haría. —Brais.—caminó con lentitud hacia mi, solo habían pasado unas horas desde que nos vimos, pero me había extrañado. Le gustaron las flores y estaba a la espera de mi llegaba, todo eso lo sabía sin que ella dijera nada mas.—Has llegado. —Ya estoy aquí.—la comunicación cada vez era mejor, a pesar de que para ella seguía siendo muy extraño, pero se acostumbraba rápido.—Me alegro que te hayan gustado las flores. Esta noche cenemos fuera, quiero tener una cita contigo, charlar, conocer mas cosas de ti y que te sientas cómoda. Sigo siendo un desconocido para ti, debe de ser sumamente extraño todo. —Lo es. ¿Un hombre como tú sabría sorprenderme? Me acerqué a ella y sujeté sus caderas, cuando estuvo pegada a mi, podía sentir sus latidos, levanté su rostro y besé sus labios, sin invadirla, solo un beso suave, corto y sin mas. La estaba atrayendo y esta vez no notaba mucha resistencia de parte de ella, tomé sus manos y las puse en mi cuello, ella se empinó y volvió a besarme. —Supongo que puedo intentarlo, lograr impresionarte en nuestra primera cita. —Hueles bien.—dijo en un susurro junto a mi oído.—Siempre hueles delicioso. ¿Qué es? —Algo que solo puedes oler tú, Lucero. —¿Pero qué es? —Si te lo digo, perderá la magia. —A lo mejor sea magia. Vives con una bruja. ¿Intentas embrujarme con tu olor? —Pero aún no lo consigo. —Estás cerca, Brais.—tocó los botones de mi camisa debajo de mi chaqueta.—Te ves sexi en traje, pero también luces atractivo en jeans viejos con chaquetas de cuero. ¿Sabes como vas viéndote mejor? «Desnudo» Aquella palabra retumbó en mi cabeza, sacándome una sonrisa. Miró detrás de mi, hacia el bosque, quería ir allí. —¿Quieres dar un paseo? —Vi a Arti montarse en Apolo, ¿crees…—desvió su mirada, era tierno sentirla avergonzada—que podría dar un paseo sobre ti? —Lucero, eso para mi sería un placer. Tomé su mano y caminamos hacia el bosque, me quité la ropa dejándola junto a un árbol y luego cambié. Era muy grande para ella, me agaché todo lo que pude para que ella subiera. —¿No te haré daño si tiro de tus pelos? “No, no me harás daño. Además, tendrás que sujetarte bien.” Logró subir después de varios intentos. Se acomodó sobre mi. He de decir que sentía su emoción de estar sobre mi, una parte de ella se sentía enorme y poderosa, mas que nunca, mientras que otra parte de ella pensaba en mi y en lo increíble que era ser yo. De un momento a otro pasó a estar maravillada. Y algo orgullosa de ser la compañera del alfa. —Quisiera poder correr junto a ti.—dijo en voz baja, pero aquello pasó por su mente y rápidamente bloqueó ese pensamiento. Comenzamos el paseo.
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