—BRAIS—
—Déjanos solos, Artemisa.—le pedí cuando sentí la tensión de Lucero al llegar y verla allí. Apenas se iba orientando cuando entró a su cuerpo. Esperaba que no fuera difícil descifrar cómo era que lo hacía o porqué. Artemisa estaba convencida de que podría ser peligroso para ella.
—Espera.—dijo Lucero.—Quiero saber qué rayos me hacía.
—¡Nada! Solo quería saber qué eras.—respondió a la defensiva Arti, cosa muy normal en ella. Odiaba que la cuestionaran y mas una desconocida recién llegada.
—¿Qué diablos voy a ser? ¡Humana!—dijo molesta, apuntando hacia su pecho.—¿No está mas que claro?
—¡Lo dudo! ¡¿Qué le hiciste a Apolo?
—¿Qué le hice? Nada, solo lo toqué en el bosque, mas nada. ¡¿De qué me acusas?!—por su manera de hablar, recién me daba cuenta de lo impulsiva que era Lucero, sacaba el carácter en tan solo un segundo.
—¡Pues al tocarlo algo le hiciste!
Ellas dos habían empezado una discusión y ya Lucero no se veía para nada asustada, se inclinó en la cama y miraba a Artemisa echando rabia.
Artemisa se acercó a ella.
—¡No te atrevas a tocarme!—Lucero levantó los brazos al notar su cercanía.
—¡No te tocaré!
—En el fondo sabes que no le hice nada a Apolo y lo que sea que tenga, no se deshace.—le restregaba a Lucero en la cara a Artemisa, ya dándose cuenta que Apolo era un tema sensible para nuestra bruja. Mucho tardó en comprenderlo.
—¡Pues yo lo desharé!
—¡Ah! ¡Ya entiendo! ¡Te gusta Apolo! ¡Soy su compañera! ¡Su pareja!
—¡¿Qué?!—intervine, separándolas, pues parecían que iban a pegarse en cualquier momento. Y a decir verdad sentía una fuerza extraña proveniente de Lucero y no parecía que la fuente fuera yo.
—Está loca.—dijo Artemisa y nos dio la espalda.—Está loca, Brais. Te he conseguido a una humana loca. Normal no es.
—Lucero, no eres la compañera de Apolo y deja de usar términos que no conoces tan a la ligera. Tú eres mía, ya está hecho.
—¿Tuya? Mírame y repítelo, ¿realmente crees que soy tuya? Me tomaste a la fuerza, no te conozco de nada y creo que cada vez acepto menos todo esto.
—Es todo muy nuevo para ti, es normal que lo rechaces, que no te acostumbres solo en unas horas, las cosas están pasando muy deprisa, hubiera sido más normal si sucediera en el tiempo que normalmente pasa, pero contigo está todo sucediendo muy rápido. Lo siento, créeme que intento ponerme en tu lugar, estás muy confundida, lo que pasó no te agradó y lo lamento.—ahora mas que nunca, sentía su confusión, pero…era cierto que una parte de ella me rechazaba con mucha intensidad y eso me hacía sentir muy vulnerable. Quería comprenderla y no dejar a mi bestia salir, quería hablarle como humana que era, sobre todo para que esto funcionara.
—Déjanos solos.—le dijo ella a Artemisa, se paró de la cama y le abrió la puerta, la miró hasta verla salir. Cerró la puerta y se acercó a mi.—Brais, solo tengo un día en esto, pero siento cosas.
—¿Por qué dices que eres su compañera, Lucero?—mi voz tembló al pensarlo.
—Sé que soy tu compañera, pero algo me dice que tengo algo mas con Apolo.
—Eso no puede ser posible.
—Escucha, recién los conozco a los dos, pero…hay algo. Pude hablar con él en el bosque, no moví mis labios y él entendió lo que dije, lo mismo me pasó con él.
De pronto, al escuchar aquello, mis emociones se desataron, estaba lleno de una tristeza incontrolable que se disfrazaba de rabia, pero era tristeza, solo tristeza. Debía de alejarme de esta humana, solo dejarla con el lío que ella misma había creado y la con fusión que ahora había.
¿Por qué compartía cosas tan íntimas y especiales con alguien mas?
¿Era mía o no? ¿Teníamos el vinculo o no? ¿Qué diablos pasaba y por qué me sentía tan afectado?
—Tengo que salir de aquí.—caminé hacia la puerta, la sangre me hervía, mentía si decía que estaba pensando con claridad. Su mano tocó mi brazo, yo me sacudí y solo abrí la puerta.
—Lo siento.—dijo entre sollozos.—No estés triste, lo siento.
Le di una última mirada antes de salir corriendo de casa.
Hacía mucho tiempo que transformarme no me dolía tanto.
Escuché mis huesos romperse y grité, dolía como si se tratara de la primera vez, mis piernas se alargaban y mi cuerpo sufría la transformación como nunca, solté un aullido y me eché a correr, estampándome con varios arboles, rodando por el bosque y siguiendo corriendo. Era como si me encontrara ajeno en mi propio cuerpo.
“Brais”
La escuchaba decir mi nombre, solo la ignoraba y me alejaba hasta perderme entre la maleza, dejé de correr al sentir mi pelaje húmedo, me detuve a la orilla de un río y tomé agua, para luego introducirme en ella.
El agua calmaría su voz en mi cabeza.
Mi lado salvaje me reclamaba salir y solo me dejé llevar.
Amaba el viento en mi cara, los olores del bosque, la brisa fresca que me helaba todo y cazar, sobre todo cazar.
Llegaba un punto en el que mis piernas no me hacían falta o mis brazos, mi parte humana solo se dormía y yo me unía al bosque, siendo parte de él. Admitía que esto se sentía mejor con la manada, pero ahora mismo yo solo era como un animal herido y quería estar solo, sanando y alejado de esa maldita humana.
¿Qué era ella?
Sacudí mi cabeza para no invocarla, alejándola de mi.
Había un árbol hermoso, precioso, con una enorme sombra. Allí decidí pasar esa noche y todas las siguientes.
Aquí se estaba bien, pero debía volver a mis responsabilidades, dejar que Artemisa hiciera su trabajo y convocar una reunión con el consejo. Pero sobre todo, debía saber cuál era mi vinculo con Lucero, el vinculo de ella con Apolo y qué diablos era esa mujer.
Corrí de regreso a mi casa, pero al llegar me detuve en la puerta que daba al bosque, no quería cambiar, estaba bien en esta forma, cuando mas cómodo me sentía.
Ella había sentido mi presencia y salió de casa.
—¡Brais!—corrió hacia mi y yo le gruñí.—Por favor…lo siento. Llevas casi un mes fuera, me dejaste aquí, no sabía qué hacer, nadie salía a buscarte, para todos era muy normal. Estaba preocupada.
“¡¿Preocupada por qué?! No me conoces de nada, no te importo, solo quieres irte y una parte de ti me odia y a todo lo que soy”
—Han pasado semanas, sentía que me volvía loca y tú no aparecías. No me respondías, solo me ignorabas, ¿cómo crees que me he sentido yo?
“No tengo la menor idea”
—¡Porque me ignorabas! ¡Eso dolía!
“¿No es eso lo que quieres? ¿Ser la compañera de Apolo? Quizás es lo que deseas.”
—Como ya te dije, Brais, han pasado muchas semanas, hace casi un mes que te fuiste y Arti rompió el vínculo con Apolo. Mi miedo hacia este mundo desconocido creó una fuerte conexión con Apolo, quien fue al primero a quien encontré en el bosque. No soy su compañera. Solo creé y forcé un vínculo que lo ataba a mi, pero ya no está. No existe. No tienes la menor idea de cómo he sufrido con tu partida, literalmente me estaba volviendo loca, sobre todo porque no te sentía. Lo siento, por todo lo que dije, por herirte. Arti me ha explicado muchas cosas y aunque aúno no sabe lo que soy, ya que le dijste que no me tocara, al menos logró romper el vínculo a través de Apolo. Necesito abrazarte, vuelve a tu forma humana.
Mi cuerpo comenzó a cambiar aún sin pedírselo, solo con el deseo sincero de Lucero, sentía mis piernas muy débiles, mi cabello había crecido mas y mi barba también estaba mas larga, ella corrió a mis brazos y casi logra tirarme con su fuerte abrazo.
Mi pecho golpeaba el suyo de la alegría, me sentía feliz, plenamente feliz.