Mi corazón late a una velocidad inhumana, mis manos se sienten temblorosas y frías, y mi respiración es irregular. Estoy sentada sobre una de las piernas de Adam, con los brazos alrededor de sus hombros y las manos enterradas en su espesa mata de cabello, mientras trato de mantener una postura calmada y serena. Soy totalmente consciente de la forma en la que su respiración golpea mi cuello y de la sensación extraña que causa la punta de su nariz junto a la piel caliente que hay entre mi hombro y mi mandíbula. Sus brazos fuertes me rodean por la cintura, pero sus manos han relajado su agarre desesperado en mi ropa. Ahora solo es un tacto sobre el material y nada más. Los puños cerrados sobre mi blusa se han relajado hasta ser suaves palmas presionando sobre mi piel cubierta. No puedo —qui