Su pulgar frota suavemente la protuberancia en la parte superior y un suspiro escapa de mis labios. Su atención se desplaza hacia el otro seno y repite suavemente la acción.
De repente, su mano se desliza detrás de mi espalda y desabrocha el broche de mi sostén con un movimiento rápido y seguro. Aprieto la mandíbula mientras el me quita la prenda lenta y cuidadosamente.
Mi corazón no ha dejado de latir intensamente, pero no tengo miedo. No esta vez…
Estoy aquí, medio desnuda en su habitación. Medio desnuda en sus brazos y no hay nada más que resolución, seguridad y ansiedad corriendo por mis venas.
Siente como si pudiera derretirse en sus brazos. Como si pudiera detener el tiempo ahora mismo y quedarse así para siempre, porque nunca me había sentido tan bien. Nunca había estado tan seg
