CAPÍTULO V Cuando Sheena salía de las habitaciones de María Estuardo, un caballero se acercó a ella. —¿Me permite presentarme con usted, mademoiselle— le preguntó con una elaborada reverencia—, soy el Marqués de Maupré y Su Majestad, la Reina Catalina, expresó deseos de que nos conociéramos. Sheena hizo una reverencia también, pensando que aquel era uno de los hombres mejor parecidos que había visto en su vida. Sin embargo, corrigió esta impresión, cuando comprendió que era un hombre mayor de lo que pensó en un principio y que había algo un poco repulsivo, aunque no hubiera podido explicar qué, en su sonrisa. —Su Majestad ha hablado con tanto entusiasmo de usted, que no pude resistir la tentación de conocerla. En realidad— continuó el hombre—, me dijo que buscara a una de las jóvenes m