Narra Edward
Observe como Charlotte sale corriendo, no me atrevería a seguirla, por lo que observe está muy enojada.
Miro a marta, quien descansa muy a gusto en mi cama.
-levantate-la muevo y trato de despertarla-marta, es tarde, vete a tu cama.
Ella se remueve y empieza abrir los ojos.
-que pasa primito? -dice mientras se sienta en mi cama.
-es hora de que te vayas a tu recamara, mis tíos te recogerán mañana temprano-le aviso mientras tomo mi teléfono.
-pero quiero pasar más tiempo contigo, deja que me quede más tiempo, por favor-suplica mientras se sostiene mi brazo.
-está bien, hablare con mis tíos-dejo un beso en su frente y salgo de la habitación.
Busco el nombre de mi hermana entre mis contactos y decido llamarla.
-que quieres Edward?
-hace un rato Charlotte estaba aquí en la mansión.
-y que paso?
-creo que pensó mal, vio a marta dormir en mi cama.
-y no le dijiste que es tu prima?
-no me dejo explicarle, salió corriendo.
-eres un idiota, debiste seguirla.
-lo sé, pero no quería que marte se preocupara al no verme en la cama, me puedes ayudar a explicarle?
-está bien, te ayudare.
-eres la mejor.
Cuelgo y me dirijo hasta la habitación.
-con quien hablabas primito?
-con mi hermana-le respondo
-oh, está bien, ven vamos a dormir-me tira en la cama y se acurruca entre mis brazos.
Solo espero que Charlotte no piense mal.
Narra Charlotte
Me levanto de mi cama y me dirijo al baño.
Anoche no pude dormir bien, en cuanto llegué ya Ignacio dormía y fue lo mejor que hizo ya que no quería que me hiciera preguntas.
¿El bastardo de Edward me cree idiota o qué?
Se veía que la mujer que estaba en su cama era su novia.
Por un momento pensé colocarme encima de ella y dañarle su rostro, pero no podía hacer eso.
Edward y yo rompimos hace varios años y merece ser feliz, yo estoy haciendo una nueva vida junto a Ignacio, así que él tiene todo el derecho a enamorarse de quien quiera.
Me doy un baño y me coloco una falda tubo junto con una camisa gris, con mis adorados zapatos de tacón.
Observo la cocina y al parecer Ignacio se fue a trabajar temprano, tomo una manzana de la mesa y camino hasta mi coche para poder ir hasta mi trabajo.
(…)
Mi paciente sale con una sonrisa de mi consultorio y justo ahí una alarma suena, avisándome que es hora de comer.
-Charlotte, te estaba buscando-miro a Isabel quien parece algo nerviosa.
-qué pasa? -pregunto acercándome a ella.
-vamos a comer juntas, quiero contarte algo-me giro y tomo mi bolso para salir junto a ella.
Ambas caminamos hasta una cafetería que se encuentra frente del trabajo.
-ahora sí, que pasa? -pregunto mientras tomo asiento frente a ella.
-fuiste a la casa de mi hermano anoche? -asiento.
-quería hablar con él, pero vi a una mujer en su cama-bajo la cabeza y finjo mira el menú.
-pues, esa mujer es nuestra prima-la miro a los ojos-pero no de sangre.
-explícate.
-mis tíos no pudieron tener hijos y adoptaron a marta, fue hace unos tres años, marta tenía 17 años cuando mis tíos decidieron terminar de criarla, así que deberías preocuparte-la miro algo confundida.
-por qué?
-esta locamente enamorada de mi primo, aprovecha cada oportunidad para seducirlo y si sabe de tu existencia, hará hasta lo imposible por quitarte de su camino-abro mis ojos como platos y trato de entender.
Es su prima.
Está enamorada de él.
De su primo.
-pienso pasar una tarde de piscina en la casa de Edward, ya que el no encuentra aprovechare esta oportunidad.
-que bien-trato de entender, pero, aun no le encuentro sentido.
-quieres acompañarme? me entere que tienes la tarde libre.
-claro-no supe cuando acepté, aun me encontraba en el aire.
Un camarero se acercó a nosotras y pidió nuestra orden, Isabel hablaba de lo feliz que estaba por recuperar el tiempo perdido conmigo.
Cuando terminamos de comer, ambas fuimos a la oficina donde buscamos nuestros autos, decidimos ir cada una en su auto ya que después salía más fácil para marcharnos a casa.
(…)
Me estacione frente a la casa de Edward y abrí la puerta con la llave que Isabel me había entregado, solo faltaba que Isabel llegara.
-señorita Charlotte? -miro a mi lado y observo a la mujer que vi ayer por la noche-vino a ver al señor?
-no, espero a Isabel-le explico.
-la señorita Isabel no nos avisó que venía, el señor Edward se encuentra en su despacho, iré avisarle sobre su llegada.
Edward estaba aquí.
Pero Isabel me dijo que él no estaba aquí.
-él está aquí? -pregunto.
-si.
Tomo mi teléfono y llamo a Isabel, pero es inútil ella no contesta.
-me tengo que ir-le aviso mientras me giro para abrir la puerta.
-a dónde vas? ¿Te iras tan pronto? -me volteo y visualizo a Edward quien baja por la escaleras con una estúpida sonrisa en el rostro.
-Ignacio me anda buscando-le contesté y vi cómo me miraba con odio.
-antes quiero hablar contigo-negué con la cabeza.
-no quiero hablar contigo.
Una trampa construida por Isabel
-pero yo si-termino de bajar las escaleras para cargarme entre su hombro y llevarme a lo que parece ser su estudio.
-que quieres Edward? -pregunté en cuanto sentí mis pies chocar con el piso.
-sobre lo de anoche, ella es mi prima-confeso.
-no me importa-le deje claro.
-pero yo no quiero que te confundas, eres mi mujer, mi mundo, mi flor de durazno y jamás te engañaría-dejo un beso en mi frente-jamás.
Al terminar de decir esa oración se acerco a mis labios y dejo un profundo beso, donde me transmitió lo mucho que me quería en ese momento.
-te amo Charlotte.
Volvió a capturar mis labios, pero esta vez de una manera ruda, como marcando territorio, le seguí el beso, nos movimos hasta el sillón de su oficina y lo empujé para que cayera encima de él.
Me senté en su regazo, besando su cuello y quitando su camisa para poder admirar los increíbles abdominales que se traía consigo.
Las ropas fueron eliminadas de nuestros cuerpo y en menos de lo que imagine, ambos ya estábamos desnudos.
Sentí cada embestida hasta el punto de hacerme temblar debajo de él, nuestro orgasmo llego rápidamente saciándonos a cada uno de nosotros.
Sus caricias y sus besos fueron delicados por toda mi piel, y me cuido como si hubiese sido nuestra primera vez.
-jamás olvides que eres la dueña de mi corazón-coloco mi mano en su pecho y pude notar lo agitado que estaba.
Nos acostamos en la alfombra y empezamos a conversar y besarnos como si el mañana no existiera, éramos solo el y yo contra el mundo.
-creo que tengo que irme-le dije saliendo de su agarre.
-no te vayas, quédate aquí conmigo-se levanto junto a mi y dejo un beso en mis labios.
-tengo una reunión con tu hermana y luego tengo que ir a casa a resolver algunos asuntos-le comente mientras me colocaba mi ropa nuevamente.
-vas a dejar al idiota de tu novio? -pregunto.
-lo pensare, el no merece ser engañado de la forma en la que yo lo hago, hablare con el esta noche-le respondí mientras salía de su despacho-te espero afuera, empieza a cambiarte-le tire un beso en el aire y seguí caminado.
-que haces aquí? -mire la dueña de esta voz.
-no te tengo que dar explicaciones, quítate de mi camino.
-la que debe quitarse de mi camino eres tú, zorra barata-la mire con rabia y me acerque a ella.
-esta es la primera y ultima vez que me ofendes, si me vuelves a decir algo parecido te juro que te romperé la cara-dije mientras la sostenía de la cara.
-Edward es mío, solo mío, y si no quieres morir te recomiendo que te quites de mi camino, estorbas-me grito.
-Edward solo te ve como su prima, el me acaba de confesar que soy la dueña de su corazón y que nadie mas ocupara mi lugar, mucho menos una niñita como tu-respondí de la misma forma en la que ella me grito.
-el jamás te diría eso.
-me lo acaba de confesar-observe como se ponía nerviosa y empezaba a jugar con sus manos.
-el es mi hombre, y te lo demostrare-en ese momento escuche como la puerta de la oficina de Edward se abría.
Marta se tiro al piso y coloco su mano en su mejilla, si no supiera lo que paso ahora mismo creería que la golpee.
-ahh, no me pegues, me iré y jamás volveré-sus lágrimas empezaron a fluir.
-que te paso marta? -Edward salió corriendo y se tiro al piso para abrazarla.
-es ella-me señalo con el dedo-me dijo que era la dueña y señora de la casa y que no me quería ver jamás aquí, dijo que no me quería aquí ya que era un estorbo, me negué ya que esta es tu casa, pero ella me golpeo y me amenazó con matarme-Edward coloco su mirada en mí.
¿De verdad le va a creer?
-como pudiste hacer tal cosa Charlotte? Eres mi mujer, pero eso no te da derecho a echar ni mucho menos golpear a mi prima-me reclamo.
Por un momento me sentí ofendida.
-yo jamás dije eso, ella está mintiendo-le reproché.
-ella jamás me mentiría, en cambio tu-su mirada se puso fría-discúlpate con ella-negué.
-no me voy a disculpar por algo que no dije ni mucho menos hice-arregle mi cabello y lo mire.
-discúlpate con ella en este instante-volví a negar.
-sabes por que te deje ir esa vez? Porque tu abuela me obligo hacerlo y por hacerle caso perdí lo más importante en mi vida, y desde ese instante decidí que nadie me iba a intimidar nuevamente ni mucho menos obligarme hacer algo que no quiero, decide Edward, ¿ella o yo?
Sus ojos se posaron en marta y luego en mí, él ya había tomado una decisión.
-veo que dudas-lo mire con furia-jamás, oíste, jamás me vuelvas a buscar, no te quiero ver nunca, quédate con tu prima y cuando te enteres de la verdad siento que ya será demasiado tarde-rápidamente baje las escaleras, y me monte en mi auto.
Esta es nuestra despedida, no te quiero volver a ver.
Adiós, mi amor de la infancia.