amor de la infancia

Estacione mi auto y observe el gran edificio, hoy estaba ahí presente para conseguir un empleo en el área de psicología. Me había graduado hace dos meses y a pesar de tener muchos libros en venta de ser escritora, quería seguir mi carrera como psicóloga. Mire la tarjeta de presentación del lugar que me había dado una de mis amigas y luego mire el edificio, hace unos meses mande mi curriculum y según la secretaria del lugar habían aceptado hacerme una entrevista el día de hoy, solo espero no fracasar o ponerme nerviosa. Camine por el pasillo y al entrar al departamento del área de psicología me senté en la sala de espera, mire a mi alrededor y observe a las demás personas. Las mujeres estaban muy cambiadas y su vestimentas eran muy cortas y a pesar de que no me importaba la vestimenta de las demás, me sentía nerviosa al sentir que estaba en el lugar equivocado. Era como asistir a una entrevista de modelaje de bikini, quien más muestre gana. Escuche mi nombre y enseguida me gire para observar a la persona que me había llamado. -señorita William, puede pasar-la señora me señalo una puerta y automáticamente me levante del lugar y bajo la mirada de muchas mujeres, que por cierto me miraban con odio. Camine hasta el lugar señalado -gracias-abrí la puerta y entre a una oficina muy amplia, donde observé a tres personas más. Un chico y dos chicas. -estas aquí por la entrevista? -me pregunto una de las mujeres colocándose lápiz labial en los labios. -Asentí-ustedes también? -ellos asintieron. -de seguro sabes sobre lo guapo que es el jefe? -negué-con razón viniste así vestida-me dijo la chica que estaban colocándose el lápiz labial. -que tiene mi atuendo? -mire mi ropa que contaba de una falda tubo y una camisa blanca. -es demasiado común-aclaro. -no le hagas caso, aunque sea un atuendo común te vez muy bien en él, quisiera yo que una falda me quedara así-dijo la otra chica-solo te tiene envidia-le sonreí a la chica-por cierto, mi nombre es Carmen-estreche mi mano con la de ella. -   Charlotte, un gusto-mire al chico que se había mantenido lejos de la conversación. -oh, mi nombre, Ricardo-estrecho su mano conmigo. -es un gusto Ricardo-me senté en mi asiento correspondiente cruzando mi piernas y observando al frente como toda una profesional. Me quede esperando la entrada del jefe o el encargado de hacer la entrevista, mientras ensayaba todo, trataba de calmarme. -buenos días-mire a mi lado encontrándome con una señora de medina edad observándonos, al parecer era que nos iba hacer la entrevista. -buenos días-dijimos al unísono todos. -el día de hoy la jefa se encuentra ocupada para hacer esto, así que mando a su hermano. El director del lugar, todos de pie-enseguida moví mi piernas para poder levantarme. Me levanté de la silla planchando la falda con mis propias manos, en cuanto me vi segura de mi atuendo me puse derecha esperando la entrada del director. Mi vista se movió a mi derecha cuando hoy suspirar a una de las chicas, observe la puerta y no me lo creía. Enseguida me gire y mire hacia el frente para ignorarlo, de todos los sitios. ¿Porque él? Hace cinco años -amor debo irme-lo abrace con todas mis fuerzas -hubiese querido ir contigo, pero mi madre está enferma-el asintió y me dio un beso en la frente -no te preocupes, esperaría una vida por ti-se giró y empezó a caminar por el aeropuerto, alejándose de mí. Mi amor, mi alma gemela se marchaba el día de hoy a Boston y me dejaba sola, en cuanto lo vi caminar alejarse de mí, grité su nombre con todas mis fuerzas. -          Edward -él se giró para mirarme-deje una carta en tu abrigo, en cuanto estés dentro del avión, debes leerla-el asintió y me lanzo un beso. Lo había dejado ir y a pesar de que él creía que yo le había dado una carta de amor, estaba muy equivocado. Decidí romper con él. Cinco años después(actualidad) Había cambiado mi número incluso trate de olvidarlo y lo logre en tan solo cuatro años y me sentía lista para dejar todo mi pasado atrás y empezar de nuevo, pero ahora que él está aquí en frente mío, me hace temblar, pero él no debía notarlo, así que me puse derecha y mire al frente para mostrar seguridad. El paso por en frente de nosotros y estrechando su mano con nosotros, mi respiración se detuvo, el se detuvo en frente mío, no lo mire a los ojos no me arriesgaría de tal manera. Estrecho su mano con la mía y en enseguida se sentó en su escritorio frente a nosotros. -sara, tráeme los currículos-hablo por un teléfono y enseguida una mujer rubia apareció frente a nosotros. Su voz, tan existente como siempre. -cada uno se presentará con su nombre y dirá su edad, y por último dirá la razón de querer trabajar aquí-hablo seriamente viéndonos-pueden empezar. -mi nombre es Rosa-dijo la chica que hace un momento arreglaba su cabello-tengo 23 años y la razón de mi asistencia en este trabajo es que me gradué y quiero trabajo-se mordió el labio observándolo. -mi nombre es Ricardo y tengo 27 años, vine aquí para conseguir trabajo ya que tuve que renunciar al mío, cuando me mude de la ciudad en la que vivía-explico Ricardo con una gruesa voz que hacia eco en el lugar. -mi nombre es Carmen, tengo 22 años y vine aquí tras gradúame y observar lo buena que es esta empresa y quisiera trabajar aquí ya que muchos me la recomiendan, y por las cosas que me otorga la empresa-todos la miramos y ella sonrió-y porque queda cerca de mi casa-soltó un suspiro y movió su mirada hacia mí. -mi nombre es Charlotte, tengo 24 años y vine aquí a trabajar luego de graduarme hace dos meses en esta especialidad, me recomendaron este lugar por la suma de pacientes que tiene, más lo excelentes servicios que se le bridan al personal laboral como a los pacientes. -deje de hablar y esta vez mire al frente encontrándome con unos ojos azul marino. -ya que terminaron, me gustaría hacerles unas preguntas personales para acordar el horario sin son contratado-todos asentimos. El nos hizo varias preguntas tales como, ¿dónde vivíamos? ¿Si nos gustaba trabajar horas extras? Y cual era nuestro verdadero propósito al trabajar aquí. -le hare una pregunta sumamente personal, les molesta? -yo negué con la cabeza y los demás me imitaron-sara me dará el curriculum de cada uno, preguntare algo y luego se marcharán, está bien? -esta vez asentí. -Carmen? -carme se acercó a su escritorio-vive usted con sus padres aun? -carme negó y el miro el curriculum-puedes marcharte-Carmen alegremente camino hacia la puerta. -Ricardo-Ricardo hizo lo mismo que carme y se acerco a él, desde lejos podía notar el miedo que sentía-tiene usted hijos? -Ricardo asintió-está bien, puede marcharse-Ricardo salió disparado por esa puerta.       -Rosa? -ella se movió como su de una pasarela se tratase hasta estar los suficientemente cerca de el-mantiene alguna relación con alguien? -ella negó -aun no-lo miro detenidamente mordiéndose el labio -puede retirarse-ella camino hasta la puerta no sin antes guiñarle un ojo. -y, por último, Charlotte-me acerque a él sin apartar la mirada de sus hermosos ojos-sara puedes marcharte-me quede sorprendida al escuchar eso. -Sara lo miro y luego me miro a mi-está bien señor. -sara se movió hasta salir del lugar y dejarnos solos. -Charlotte Williams Thomson, como estas? -lo mire más sorprendida. -estoy muy bien, y usted? -trataba de mantenerme seria y profesional, no hare que el note lo que causa en mi cuerpo. -sorprendido al encontrarte aquí-suspire-quiero que me respondas con toda la sinceridad posible, estas casada-negué-comprometida? - volví a negar-tienes algún novio? -me quede pensativa al escucharlo y el único nombre que llego a mi cabeza fue el de Ignacio-responde-insistió. -tengo a alguien-en eso sonrió como todo un psicópata. -es tu novio-negué. -estamos en planes de ser novio, el gusta de mi yo gusto de el-le explique y él se giró, susurrando algo. -puedes retirarte-caminé hasta la puerta casi corriendo y cuando estuve afuera solté un largo suspiro. -cómo te fue? -me asuste al escuchar la voz de Carmen. -me fue bien, creo-ella peino su cabello y miro a todos a su alrededor. -quieres salir a comer, ya son las once de la mañana-dijo viendo su reloj-así nos conocemos mejor. -cuando darán los resultados de la entrevista-dije caminando hasta la salida -a las seis de la tarde-Asentí, aún quedaba tiempo. -vamos entonces-caminamos hasta la salida y nos adentramos a mi coche. Narra Edward Hace cinco años Le lance un beso a mi amada novia, pronto la volvería a ver y le propondría matrimonio. Hoy viajaba por oportunidades de trabajo y por supuesto graduarme en la universidad de mis sueños, ya me había graduado de administración de empresas, pero decidí estudiar marketing y todo aquello que se necesita para elaborar una empresa de aplicaciones. Se que es aun ella tiene 19 años y yo 21 pero no me imagino una vida lejos de esa mujer, me adentre en el avión y cuando estuve en mi asiento busque la carta que tanto deseaba leer, ella casi nunca solía escribirme. Mi querido Edward Me encuentro aquí escribiendo esta carta para desearte toda la suerte que pueda existir en el mundo en tu futuro, mi todo, mi corazón, mi vida. Te dejo ir el día de hoy del país, pero también te dejo ir de mi vida, luego de seis años de relación quisiera terminar contigo, te amo, no lo dudes, pero debes concentrarte en tu futuro y dejarme a un lado, pienso que estoy estorbando así que pido disculpas por eso. Un beso                                                                                                                                        Charlotte   Cinco años después(actualidad) Enseguida rompí el papel y trate de salir del avión, pero ya habíamos despegado, en cuento llegue a Boston la llame tantas veces, deje tantos mensajes, llame a su mama y lo único que me dijo fue que ella se había ido del país y que no la buscara más, me resigne por tanto tiempo, no la podía olvidar y hasta el día de hoy su nombre resuena en mi cabeza. Cuando ella tenia 18 años decidimos perder nuestra virginidad juntos, y cada noche jugamos con una posición nueva, cada uno inexperto, pero tan solo paso un año y ya éramos adictos al cuerpo del otro.  Cada noche que no podíamos hacerlo hacíamos videollamada, y con tan solo escuchar su voz y verla desnuda me prendía, con los meses alquilamos un departamento donde hacíamos el amor en cada rincón de la casa, cuando despertábamos nos dábamos un baño juntos y ahí hacíamos el amor, mientras ella cocinaba lo hacíamos, incluso cuando conducía. Nos volvimos unos adictos al sexo. En cuanto la vi el día de hoy me sentí tan feliz al verla, pero al escuchar que le gustaba alguien que no era yo, mi sangre hirvió. Y para colmo me lo decía tan calmada. Sus curvas tan definidas, una cintura tan diminuta, con unos pechos tan grandes y por supuesto unas caderas que hacían babear a cualquiera me volvían loco el solo saber que próximamente la tendré cerca, regrese por ella, regrese por mi mujer.