Capítulo 3. Ivanka la ladrona

2878 Words
Ese mismo día a las 7:30 pm en la mansión de Alexander… «Voz del periodista en la televisión» —Y hay otra víctima más de este asesino serial llamado: el hombre sin rostro porque nunca se le puede ver el rostro en las cámaras de seguridad. Su víctima esta vez fue una joven modelo de tan solo veintidós años llamada Annika Saas. «Mostraron la foto de la modelo en la televisión» Magda, quien era la sirvienta de Alexander, se encontraba haciendo la cena por si, venía el joven. Y mientras llevaba un plato con verduras picadas al refrigerador, al ver la foto de la joven que pusieron en el noticiero, se dio cuenta que era la misma, que había estado con Alexander en horas de la mañana. Por lo tanto, de la gran impresión que tuvo al ver a la joven, la señora tiró el plato al suelo y este se rompió en mil pedazos. —¡Oh, Dios mío! ¡No puede ser! ¡Es la muchacha! «Voz del periodista en la televisión» —¡Según las cámaras, la joven fue hasta su apartamento, y un hombre vestido de negr0, diciendo que era su pareja entró y salió unas dos horas despues. Luego en horas de la tarde, el personal de limpieza miró que un gran charco de sangre salía debajo de la puerta del domicilio de esta joven. Al entrar, el ambiente fue muy espeluznante, ya que la modelo estaba cortada en partes! » ¡Este asesino al parecer, les hace cacería a sus víctimas para después cortar todo su cuerpo. Ya lleva un total de diez víctimas y todas son mujeres jóvenes. Se dice que este asesino es un hombre entre treinta y treinta y cinco años. Pero es muy difícil dar con su paradero ya que, cambia totalmente su imagen. Asi que, tengan cuidado ciudadanas, porque este asesino anda suelto! Magda, la sirvienta de Alexander, mirando las noticias se persignaba horrorizada por todo lo sucedido. —¡Ay, Dios santo! ¡Pobre muchacha, no se merecía morir así, era tan hermosa y joven! Se que este asesino como que solo mata mujeres jóvenes pero… de todas maneras debo estar precavida! Mientras tanto en la fiesta de Alexander… El aristócrata se encontraba en un balcón conversando y bebiendo whiskey con varios apostadores muy importantes del mundo hípico. Ellos estaban sentados en unos sillones de cuero de lujo mirando desde ahí arriba a todos los invitados de la fiesta. Sin embargo, ve que unos de los guardias de seguridad lo interrumpe porque se ve que tiene algo muy importante que decirle. Asi que, el hombre no le quedó más remedio que levantarse e ir a conversar con aquel sirviente. —¿Qué sucede? Más te vale que sea importante. —Señor, me comentaron que hay dos personas de más aquí en la fiesta—comentó el guardia de seguridad muy preocupado—.Parece que se colaron. —¿Cómo que se colaron? —preguntó Alexander con su ceño fruncido y algo molesto —¡Pagué miles de libras en seguridad como para que dejen entrar a individuos que no forman parte de mis invitados! ¡Búsquenlos por favor y sáquenlos! Además, no sé porque me vienes a decir eso si tu eres el jefe de los guardias. —Lo sé señor, pero le estoy avisando por si se llega a formar una algarabía, con esos sujetos y usted no esté al tanto. Alexander odiaba los escándalos, asi que, puso sus ojos en blanco y luego de hacer un suspiro le respondió al guardia. —Pues que no haya ninguna algarabía. Encuentra a esos infiltrados y tráelos hacia a mí de manera callada. Dile que…el dueño de la fiesta quiere conversar con ellos. Búscalos por medio del brazalete que les puse en la invitación, el que no lo tenga, ese será el infiltrado. —¡Si señor! —exclamó en un tono muy obediente aquel guardia de seguridad. —Llévalos al salón de apuestas, allí me reuniré con ellos y los llevaremos a la policía por entrar a una fiesta privada sin invitación. Y… no me interrumpas más que estoy ocupado ¿Entendido? Si veo que hay otro inconveniente, les pondré una muy mala calificación a su empresa. El guardia de seguridad muy apenado, le hizo una pequeña reverencia con su cabeza y le exclamó —¡Si, señor, no… se preocupe! Alexander le hizo una sonrisa muy hipócrita, y segundos despues se puso serio. El hombre trazaba una buena línea entre la servidumbre y él. —¡Ah, son tan incompetentes!—Miraba hacia los invitados de la fiesta —, no entiendo porque tuvo que venir a fastidiarme. Enseguida su mejor amigo y socio, Jesse se levantó del asiento en donde también estaba conversando con los grandes apostadores. Se disculpó con ellos y fue hasta donde alexander con un vaso de whiskey escoces en una de sus manos. —¿Qué pasó? ¿Sucedió algo malo? —Si, según y que hay dos infiltrados en la fiesta. ¿Te imaginas que sean espías de los hermanos Grant? —Ay, por Dios Ricky, esos tipos están arruinados. Recuerda que tu padre movió cielo y tierra para quitarlos de tu camino y que te dejaran en paz. Ya no pienses más en ellos. Alexander en ese momento, le dio un sorbo a su vaso de whiskey. —Cierto, no me debo preocupar por esos idiotas. —Seguro los que están aquí adentro son un par de tontos que quieren comer gratis y beber—comentó Jesse mirando a los invitados—, ya pronto los atraparan, no te preocupes. Si llegan a decirme algo que me lo digan a mí y tu quédate tranquilo. Yo me encargaré de todo. Sigue conversando con este par de idiotas, necesitamos que gasten todo su dinero aquí. —Si, tienes razón. Me dijeron que iban a hacer unas grandes apuestas el día de hoy—respondió luego haciendo un suspiro —,odio cuando las cosas no salen como yo quiero, detesto que todo se salga del orden de las cosas. No quiero un escándalo tampoco y que molesten a los demás. —Puso su mirada en el moreno Jesse —,mejor yo mismo me encargo. Pondré en su sitio a ese par de idiotas y los llevaré a la cárcel—miró hacia la multitud de invitados—nadie se burla de mí. Mientras tanto, Ivanka en la fiesta junto con Georgie buscaba con la mirada a aquel jinete de renombre, hasta que lo consiguió. —¡Mira Georgie, ese es Kent! —¿Cuál? —preguntó él viendo a la multitud. —¡El alto, que tiene el traje de equitación, el que está en aquel grupo de personas! —¡Ah, ya lo vi hermana, guao, parece todo un sugar daddy! —¡Ven, vamos a hablar con él, acompáñame!. No quiero actuar tú sabes… inmadura para mi edad. ¡Tú sabes que mentalmente tengo diecinueve años y no veintinueve! Georgie, quien sabía el secreto mejor guardado de Ivanka, puso sus dos manos sobre sus hombros para alentarla un poco. —¡Pero Vanka, ya hemos practicado! ¡Solo no digas cosas de hace diez años y ya. Habla muy seria como lo haría una mujer de veintinueve años. No todo el tiempo voy a estar contigo. Recuerda que esta es tu oportunidad porque tienes una segunda vida! —Es verdad, esta es mi segunda oportunidad de vida y debo aprovecharla. Actuaré… como una mujer muy sería, como la doctora veterinaria que soy. —¡Exacto hermana, anda, ve y conquista a ese sugar daddy, que digo a ese gran jinete! —Ok…¡Deséame suerte! «Sonido de gruñido en el estómago» —¡Auch! —exclamó Ivanka tocándose el vientre. —¿Ese fue tu estomago? —preguntó Georgie con preocupación. —Si—respondió ella con una expresión de incomodidad en su rostro —…creo que esa piña colada no me cayó muy bien. Georgie, la tomó del brazo y juntos se fueron a buscar un baño. —¡Bueno, vamos al baño, pronto y… luego vamos a donde el viejo sabroso! —¿Viejo sabroso? —Si, asi se le dicen a los señores mayores que son bien parecidos. —Ah… Luego, los dos se fueron hasta el baño y como era de esperarse, la pobre Ivanka tuvo un pequeño problema estomacal. Luego, minutos despues salió del baño y otra chica con su misma cartera estaba mirándose en el lavamanos hablando por el celular. Ivanka como no se sentía muy bien, se lavó las manos se confundió con las carteras y se llevó la de la chica en vez de la de ella. Su amigo Georgie, la esperaba a fuera, le preguntó cómo se sentía y ella le dijo que ya estaba un poco mejor. Asi que, como ya todo estaba bajo control, juntos se fueron a conversar con aquel jinete famoso de unos sesenta años. El señor puso su atención en Ivanka, la cual se veía que estaba interesada en hablar con él y como era una rubia muy hermosa y elegante, decidió prestarle atención. —Hola… señorita. ¿Es usted una fan? —¡Si! —respondió Ivanka muy alegre—, la verdad vine a esta reunión, solo por usted señor. Quise...conocerlo—Le entregó una tarjeta de presentación porque no quería perder el tiempo—.¡Me llamo Ivanka Fisher, soy veterinaria de granja, mi especialidad son los caballos y las vacas! —Excelente —dijo el hombre interesado en la rubia de manera romántica tomando aquella tarjeta de presentación —¿Es usted americana? Lo digo por su acento. —sonrió de manera pícara. —¡Nací aquí en Londres pero… me crie en Los Estados Unidos, pero soy inglesa de nacimiento señor! El hombre con una sonrisa picara le extendió la mano e Ivanka apretó manos con él. Pero aquel jinete la veía de una manera un tanto pervertida. —Encantado de conocerla señorita Fisher. ¿Quiere ir conmigo a un lugar más privado? —¡Claro! —respondió ella. El hombre no le soltaba la mano y Georgie, estando un poco alejado de Ivanka alzó una de sus cejas viendo la mirada de aquel hombre. «Eh… ¿el viejo sabroso creerá que Vanka es una dama de compañía? ¿Por qué la mira así?» Sin embargo, antes de que Ivanka y el señor Kent se marcharan, los dos fueron interrumpidos por Alexander el anfitrión de la fiesta. —Hola, buenas noches, Kent, ¿Cómo estás? Georgie en ese mismo instante, le hizo señales a Ivanka para que viera su celular. La mujer enseguida miró el teléfono y vio que su mejor amigo le mandó un mensaje de texto. “¡Hermana, aléjate un poco. El alto, guapo de ojos verdes es el dueño del lugar. Si te ve quizá se extrañe porque no te conoce!” —Era lo que decía el mensaje de texto. Así que, la rubia, caminó con disimulo hacia atrás y se alejó un poco de Kent y de Alexander. Por otro lado, Alexander solo tenía su mirada puesta en Kent y ni siquiera le prestó atención a Ivanka. —¡Alexander, tiempo sin verte muchacho! —dijo el gran jinete Kent estrechando manos con él. —¡Igual, tiempo sin verte!—sonrió con amabilidad estrechando manos—. Y qué vergüenza que no te saludé primero, lo que pasa es que estaba en una pequeña reunión de negocios. —Tranquilo no te preocupes te entiendo. ¿Y tus padres? No los he visto. —Están de viaje para el país de mi madre, vienen dentro de poco. —Claro, entiendo. Oye, te voy a presentar a una chica, ella se llama… El jinete buscó a la rubia con la mirada por todos lados, pero, no pudo encontrarla. Ivanka junto con su mejor amigo se habían escondido en la multitud alejándose del anfitrión de la fiesta para que, no les hiciera preguntas. —¿A quien ibas a presentarme? —preguntó Alexander con curiosidad. —Era una linda rubia veterinaria —La buscaba con la mirada —, pero… se fue. A lo mejor, fue al tocador. Mientras que, Ivanka junto con su mejor amigo, se fueron para un rincón fuera de la vista de Alexander. —Ese es el anfitrión, esperemos aquí hasta que Kent deje de hablar con él. Georgie, también sintió un pequeño dolor de estomago y enseguida le dijo a Ivanka que debía ir al baño. —¡Te acompañaré! —¡No, no me acompañes, mejor espérame aquí, no pierdas al viejo de vista. Y… no te alejes mucho con él si llegas a ver que el anfitrión del evento dejó de hablar con él, pues ve con él! —¡Ok… está bien! Georgie se fue, pero, Ivanka fue interceptada por uno de los guardias de seguridad del evento. Desde hace un rato le estaban haciendo seguimiento sin que ellos se enteraran y como la fiesta estaba animada porque los invitados estaban haciendo apuestas con los caballos, la gente estaba distraída. Por lo tanto, aquel guardia aprovechó para atrapar a Ivanka porque no le vieron el brazalete. —Señorita, ¿Por qué no tiene el brazalete verde? Ivanka enseguida le temblaron las piernas, al escuchar lo que le dijo aquel guardia de seguridad. —Eh… es que, se me quedó en mi auto. Pero si quiere voy a buscarlo. El guardia de seguridad la miró con mucha desconfianza y entrecerrando sus ojos le respondió: —Ese brazalete venia dentro de la invitación. Hablamos con el caballero con quien entró y nos dijo que no la conocía. Acompáñeme por favor. —¡Pero señor, créame yo…tengo mi invitación en el auto! El hombre la miró con intensidad, y le respondió: —Señorita, no se resista. O si no será peor. Sígame. Ivanka se puso algo temerosa, y no le quedó mas remedio que seguir a ese caballero. —¿Y que me harán? —preguntó ella con voz preocupada. —Pues, solo conversaremos con usted. Sin embargo, mientras caminaban, todos los que estaban en la fiesta fueron interrumpidos por los gritos despavoridos de una mujer. Alexander quien se reía amenamente con aquel famoso jinete del mundo ecuestre se asustó al escuchar aquellos gritos. «¡AHHHHH! ¡MI CARTERA, ME ROBARON MI CARTERA!» —Gritaba a viva voz una mujer en medio del público. —¡Que sucede! ¿Qué pasa? —Decían todos los invitados. De inmediato, los guardias de seguridad se dirigieron hacia donde estaba la mujer, para que no continuara gritando y dañara la fiesta. —¡Señorita, acompáñenos por favor! —¡Me robaron mi cartera, al parecer alguien la cambió y allí tenia un collar de cien mil libras en diamantes! El otro guardia de seguridad caminando con la mujer, para tratar de calmarla le respondió: —Ok, señorita, no se preocupe. Cerraremos todo el lugar y revisaremos a todas las mujeres que están aquí. —¡Pero ¿y si el ladrón se fue? Allí está todo, desde ese collar, mi identificación y las llaves de mi Lamborghini! —No, señorita, hasta ahora nadie se ha ido. Todos… están aquí adentro. Venga, vamos por aquí. A la mujer da la casualidad de que la iban a llevar al mismo lugar en donde se encontraba Ivanka. La cartera de ella tenia un pequeño accesorio el cual era un osito de oro. La rubia no se dio cuenta de ese accesorio en la manija de su cartera porque su atención estaba puesta en Kent, el famoso jinete y a su vez, se sentía un poco mal del estomago gracias a esas piñas coladas que Georgie le brindó cuando entró. Entonces, la rubia junto con aquel guardia de seguridad había entrado a ese pequeño salón de apuestas en donde había una gran mesa lujosa de madera, y se sentó poniendo la cartera encima de la mesa. —Espéreme un momento señorita —dijo el guardia de seguridad —, parece que hay un pequeño asunto. Sin embargo, antes del hombre salir, entró su otro compañero junto con la mujer que gritaba. —Hey, Carl. A esta señorita al parecer alguien le robó su cartera. Anunciaré que nadie puede salir del lugar hasta que aparezca. —¡Si señor—contestó la mujer muy enojada —, nadie tiene que salir de aquí, parece que hay un ladrón o una ladrona en este lugar! El guardia de seguridad llamado Carl la miró con amabilidad y con una sonrisa le respondió: —No se preocupe señorita, su cartera aparecerá. Si quiere siéntese junto con la otra dama. Pero cuando la mujer entró al lugar, miró a Ivanka quien estaba muy nerviosa, y después sus ojos se fueron hacia la cartera que la rubia había puesto encima de la mesa. —¡Hey, no se vayan! —exclamó la mujer con sus ojos abiertos de par en par mirando la cartera —, ¡este es mi bolso! Nota de la autora Lily. Ay, Ivanka pobresita te creen una ladrona. Pero... ¿cual será el secreto que esconde? muy pronto lo sabremos. Comenta si te gustó el episodio.
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