CAPÍTULO 19

1442 Words
ANA Mientras íbamos de regreso, Joe llamó a Mark, lo miré mientras sonreía al hablar con su amigo, y parecía que sólo eso necesitaba para que se me esfumara el mal humor. Me abrazó por el hombro y seguimos caminando. Al llegar a la cabaña, Joe no alcanzó ni acerrar la puerta cuando me acorraló contra la pared, y me dio muchos besos repartidos por mi cuello y hombro. -Joe, van a llegar tus amigos -Aún tenemos una hora…oh, lo que podría hacer contigo durante una hora completa- susurró en mi oído, aquello hizo que me olvidará del mundo, Joe encendía cada uno de mis circuitos, entonces lo abracé y comencé a besarlo también. Nos agitamos a tal punto que no alcanzamos a llegar al sofá, Joe me llenó ahí mismo en la pared, y al cabo de unos minutos, ya estaba alcanzando mi clímax, y el también se dejó llevar por el acalorado momento y se deshizo dentro de mí. Me besó en los labios y me tomó de la muñeca para llevarme al baño, llenó la tina y tiró sales relajantes, yo aún un poco exaltada y con las mejillas rojas, sólo me dediqué a mirarlo. -Ven, te bañaré- me adentró a la bañera y se recostó detrás de mí, me jaló suavemente hacia su pecho y por instinto recosté la cabeza en su hombro, tomó la esponja, puso gel de baño, y comenzó a lavarme poco a poco, cuidando de no hacerme daño. -Creo que por aquí estas muy sucia- dijo y pasó su lengua por uno de mis pezones, aquello hizo que largara un gemido. Continúo exfoliando mi cuerpo, hasta que estuve reluciente, me giró sobre mi eje y me sentó a horcajadas encima de él, sentí enseguida la dureza de su m.iembro y su vista nublada. Juntó sus labios con los míos y me dio un beso profundo con lengua. -Podría hacer esto todo la noche- dijo sin quitar su boca de la mía. -Entonces, hazlo. Cancela a los chicos- dije con un intento desesperado para no ver a Adam. -No puedo cariño, ya vienen. Pero prometo que será breve, solo una cerveza y sigo contigo- pasó su mano por mi cabello mojado. -Esta bien…-susurré cuando Joe se volvió a introducir dentro de mí, no podía negarme si me lo pedía de esa forma. Terminamos el baño los dos muy satisfechos, Joe se fue a vestir y yo me quedé secándome el pelo, totalmente desnuda, el ruido del secador no permitió sentir lo que pasaba en la sala, entonces creyendo que aún estábamos solos, salí despreocupada del baño en busca de un vestido. -Veo que el matrimonio te sienta bien Ana- volteé a ver y descubrí a Adam mirándome de forma lasciva mientras tomaba de una lata de cerveza -¡Que haces aquí?, ¿Dónde está Joe?- grité mientras me tapaba con mis manos las zonas íntimas de mi cuerpo. -Fue a encontrar a Mark, que venía cargado con cervezas. -¡Date la vuelta! -No te avergüences no hay nada que no haya visto antes- dijo y se giró, de un saltó tomé el vestido que estaba sobre la cama y corrí de vuelta al baño -¡No le digas nada a Joe!- volví a gritar y cerré con un portazo. Cuando sentí las risas de Joe y Mark, recién tuve el valor de salir. Adam me miraba con una sonrisa, y Joe se acercó para tomarme la mano, Mark desde lejos, dejó un pack de cervezas sobre la isla de la cocina. -¡Hola Ana!- dijo sonriendo Mark, le devolví la sonrisa -Hola Ana- saludó también Adam, lo miré e hice una mueca no muy amistosa -Hola- respondí para no levantar más sospechas. Esto se estaba convirtiendo en una molesta piedra en el zapato, tenía que evitar que aquellos tres se volvieran más cercanos, quizás debí contarle todo a Joe, pero no quería arruinar nuestra luna de miel, sabía que aquello iba significar una pelea segura, y un abrupto término de nuestras vacaciones. -Ven cariño, siéntate junto a nosotros ¿quieres una cerveza? -No gracias, entreténgase ustedes, iré a caminar por la costanera -¿Estas segura?, si quieres vamos luego juntos -No te preocupes, no quiero ser un mal tercio. Además, necesito tomar algo de aire, la noche es preciosa aquí- sonreí. -Te cuidas por favor, y lleva tu celular -No te preocupes, estamos llenos de guardias, recuerda que estamos en un complejo privado Joe sonrió y me lanzó un beso. Adam, se me quedó viendo fijo mientras yo me despedía y cerraba la puerta tras de mí. Sabía que había arruinado sus planes de mirarme descaradamente y eso me hizo sentir una vencedora, ahora solo debía hacer tiempo hasta que se fuera. Y ya convencería a Joe de que no lo volviera a ver. Caminé lentamente por la costa, admirando la majestuosidad del mar bailar al ritmo de la luna, me detuve y me senté en una de las bancas con vista a la playa. De pronto tuve unas ganas incontrolables de sentir la arena bajo mis pies, sin pensarlo dos veces, me quité las sandalias y bajé hacia la playa. Cuando hundí mis dedos en la tibia suelo, una sonrisa genuina se dibujó en mi rostro, aspiré profundo la brisa marina y caminé hacia el agua. Seguí caminando en dirección apuesta a la cabaña, mientras las olas rozaban mis pies. -El agua del caribe se caracteriza por ser una de las más cálidas del mundo ¿Qué maravilloso no?- Me volteé y encontré parado detrás de mí a Adam. -¿Qué haces aquí? -No pude evitar seguirte -¿Y los muchachos? -Se quedaron charlando, me despedí con la excusa de no molestarlos más en su luna de miel -Joe no tardará en venir a buscarme- dije como una barrera, siempre me imaginé que en un momento así tendría miedo, al igual que lo tuve con Fidel, pero esta vez no, esta vez me sentía tranquila. -Seré breve Ana, no quiero incomodarte. Pero no puedo quitarte de mis pensamientos. Se que no eres para mí, pero no podía despedirme sin decírtelo. Te deseo la mejor vida junto a Joe, él es un gran tipo- quedé con la boca abierta con la confesión de Adam, él realmente no era un mal hombre, era sincero. Y yo, menos que nadie quería romperle el corazón aun buen hombre. -Lo siento Adam- Adam sonrió cabizbajo. -No tienes que decirme nada, lo sé todo- se acercó y tomó mi mano y la besó- fue una hermosa coincidencia conocerte- Lo miré y le sonreí. -Estoy segura que encontrarás a una buena y hermosa mujer, que amarás con locura. Sólo ten paciencia Adam me sonrió. -Te lo agradezco, nos vemos- me apretó la mano y se alejó por donde mismo vino. Me quedé un momento mirando como se alejaba, y por alguna extraña razón me quedó una leve sensación de vació, que se llenó rápidamente al pensar en Joe, y en lo afortunada que era al haberlo encontrado, él llenaba todos mis espacios. Sonreí y me alegré por haber terminado aquel episodio, y por no haber juzgado a Adam antes de tiempo. Volví caminado hacia la cabaña, con una sensación de alivio, que hizo que mi semblante mejorara rápidamente. Al ingresar lo primero que vi fue la hermosa sonrisa de mi esposo, que me caló hasta los huesos. -Ahí estabas pequeña, estaba a punto de ir por ti- se levantó y me atrajo a él con un abrazo, lo miré encantada y me colgué de sus labios. -Bueno, es hora de que me marche si quiero tener sobrinos pronto- dijo Mark y se levantó con las manos en los bolsillos. -Así es, estamos a punto de encargar- dijo Joe divertido, me quedé mirándolo y ladeé mi cabeza, esperaba que estuviese bromeando o que la cerveza se le haya subido a los sesos. Nos despedimos rápidamente de Mark, y antes que pudiera voltearme Joe me tomó en brazos y me recargó sobre su hombro, comencé a reír como una niña pequeña, y él me respondió con un suave pero intenso nalgazo. -¡Joe!- grité entre risas. -¡Quédese quieta señora Baker!, si no quiere que le de otra vez -Me da risa- confesé -Ah, lo que viene ahora si que le va dejar con una sonrisa en su rostro por meses- dijo y me mordió el trasero, me sonrojé y lancé otra risa nerviosa. Volvimos a hacer el amor durante toda la noche, y nos quedamos dormidos casi al amanecer, aquel era nuestro último día en Xcaret y lo íbamos a aprovechar al máximo.
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