CAPÍTULO 5

1311 Words
JOE Sentí como mi piel picaba tras su golpe, jamás me lo esperé. Nunca ninguna mujer había sido capaz de frenarme de esa manera, todas absolutamente todas se iban conmigo a la cama. Pero ella no. La miré con detención y sonreír para mis adentros. Ella era muy hermosa, tenía los cabellos oscuros y ondulados y unos ojos marrones cautivantes, su piel estaba tostada por el sol y podía apostar que era latina. Ella era como un oasis en medio del desierto. -¿Qué sucede aquí?- dijo con prisa un joven delgado. -Fidel- lo reconoció la morena -¿Te está molestando?- preguntó Ana se sobaba la mano contra su pantalón, y luego de eso me miró fijo. Asentí. -Es mi culpa, me retiro- dije sin provocar ningún otro altercado. Sabía que no llegaría hacia ella de la forma convencional, ella no era como las demás. Tomé mi abrigo y salí de aquel bar, me senté al frente sobre la arena a esperar. Pasé dos horas con la vista pegada hacia el bar, cuando de pronto la volví a ver. Ella había salido a despedirse de un cliente. Me levanté de golpe y miré para todos lados, me acerqué con prisa y antes que ella volviera a ingresar al bar la tomé de la muñeca. -¿Qué haces?- dijo cuando fijó su vista en mí. -Creo que comenzamos mal. Soy Joe- dije y estiré mi mano Ella me miró con el entrecejo fruncido, tomó mi mano y la apretó. -Soy Ana. Le sonreí. -No deberías ir por la vida acosando a las muchachas. Eso no habla bien de ti- no tardó en reparar. Sus labios eran hermosos y no podía dejar de perderme en ellos. -Estoy de vacaciones…sólo es un juego, ya sabes- me encogí de hombros -No, no lo sé y no me gusta tu actitud. Buenas noches Joe- me dijo de forma cortante. Me apresuré a tomarle la mano otra vez. -¿Te puedo ver mañana? Ella no se volteó. -No, estoy ocupada -¿Y Pasado mañana? -No lo sé Ahí estaba la duda, y no pensaba dejarla pasar. -Bien, vendré por ti. La solté y ella se perdió en el interior del bar. … ANA Volví adentro del bar, y me miré con detención la mano. Aquel hombre había sido muy osado. -¡Ana!- me llamó Fidel mientras se acercaba con una gran sonrisa -¡Ha sido todo un éxito!- dijo y me abrazó. Lo miré fijo a los ojos y sonreí. -Hicimos un gran trabajo, los clientes están felices- acoté con orgullo. -Mañana estaremos en todos los periódicos Asentí con la cabeza y mis ojos brillaron -¿Te parece si bebemos algo ahora que acabamos de cerrar? Lo seguí hacia la barrar, Fidel ingresó a preparar un trago y yo me acomodé en uno de los taburetes. -¿Ana?, ya me voy- miré hacia un lado y allí estaba Alice cambiada y lista con su bolso para marcharse. -Alice, te acompaño- dije recordando mi promesa -No hace falta, mi novio me espera afuera- sonrió -Muy bien, estoy segura de que ese cliente no te volverá a molestar. Ella asintió con la cabeza y se despidió. -Hasta mañana, que descanses- le dije mientras Alice salía. -¿Qué fue lo que pasó?- me preguntó Fidel y acercó una copa a mis manos. Suspiré profundo y le respondí. -Un tipo que se creyó galán estuvo molestando a Alice- rodé los ojos -¿Fue al muchacho que le pegaste una bofetada?- preguntó Fidel con una sonrisa en el rostro. -Ajá -Pues bien hecho, seguro él no se lo esperaba. ¿Sabes que esa cachetada de seguro le dolió más que una patada en las bolas? Lo observé curioso -¿Por qué dices eso?- ladeé mi cara cuando pregunté. -Porque le diste justo en el orgullo- contestó y chocó su vaso contra mi copa. Sonreí, pero al mismo tiempo me quedé pensando. “¿Quizás había sido muy dura con aquel hombre?” -Bebe- me interrumpió Fidel- este cóctel esta delicioso, ese muchacho tiene talento -¿Josh? -Claro, Josh el nuevo bar tender. ¿Aprendió en Nueva York? -Así me dijo, el chico es talentoso además tiene una banda. Vinieron todos aquí a probar suerte. Espero que les vaya bien. -No me digas, podríamos decirles que toquen en el bar alguna noche. -Buena idea lo tendré en mente- respondí y bebí el delicioso brebaje. Mientras terminábamos de arreglar y limpiar el bar recibimos un mensaje del Señor Ross. A pensar de era de madrugada el señor Ross estaba pendiente de nuestro primer día, asi que aceptamos su video llamada -Hola muchachos, ¿Cómo salió todo?- dijo apurado Ambos nos miramos y guardamos silencio. -¿Pasó algo?- dijo con nerviosismo- ¿hubo algún problema?, vamos chicos no me asusten. Fidel me miró y me chocó contra el hombro, los dos rompimos en una gran carcajada. -¡Fue un éxito!- gritamos al unísono. El señor Ross, nos observó y botó todo el aire por la boca. Luego de eso levantó una ceja y dijo. -No me vuelvan hacer nunca más esto, soy operado del corazón. Ambos nos quedamos congelados en nuestros puestos, y llenos de vergüenza nos pusimos nerviosos. -Lo siento señor Ross no sabíamos- dijo Fidel mirando hacia abajo Mi cara se puso completamente roja, y tuve miedo de decir algo más. -¡Es una broma!- expulsó Ross con su cara llena de risa, se carcajeó tanto que tuvo que agarrarse de la silla para no caerse. -Para que vean que no sólo ustedes pueden ser graciosos Nuestras miradas coincidieron con Fidel y no pudimos más que reírnos y celebrar la gran noche de inauguración. … Temprano por la mañana nuestro sueño fue interrumpido por el timbre. Me levanté alertada por el sonido y en la sala nos encontramos cuerpo a cuerpo con Fidel. Yo iba en camisola corta y él en bóxer Ambos nos sonrojamos y nos cubrimos un poco con nuestras manos. -Yo iré- dijo Fidel con sus ojos puestos en mi cuerpo. Asentí y me escabullí rápidamente a mi habitación, allí me puse una bata y luego volví a la sala. Miré a Fidel que bajaba las escaleras, ya vestido. Aguardé al inicio de los escalones y presté atención. Oí hablar a Fidel con una mujer, él asentía y ella daba información. Luego de un par de minutos, Fidel regresó subiendo las escaleras, retrocedí unos pasos y esperé. Venía cargando una tarjeta de presentación en sus manos. Me la entregó y dijo. -Era una periodista del periódico local. Volteé la tarjeta y la examiné con cuidado. “Ester Méndez- Periodista de espectáculos” -Tu predicción se cumplió Ana- dijo con una gran sonrisa. -¿Nos quiere entrevistar? -No solo eso, quieren organizar una fiesta en nuestro bar. -¿Una fiesta? -Si, mañana es 4 de julio. Dia de la independencia de los Estados Unidos Levanté una ceja, siempre había sentido aversión por los americanos. -¿Y eso que tiene que ver con nosotros?- respondí dejando la tarjeta sobre la mesa -Cancún está repleto de gringos Ana, imagínate cuánta gente podría llegar a nuestro bar a celebrar- dijo frotándose sus dedos para darme a entender que ganaríamos mucho dinero. -No lo sé Fidel, recién abrimos, creo que no estamos aún preparados para recibir a tantas personas- dije caminando hacia la cocina. -¡Claro que estamos preparados!, tenemos a un personal magnífico y a una administradora destacada- se paró a un lado mío y me abrazó Miré en seguida su brazo envolviendo mi cintura, y me corrí de inmediato. -Solo, déjame pensarlo ¿de acuerdo?- tomé un vaso de agua y me devolví a mi habitación. -Creo que el señor Ross estaría encantado. Lo miré a los ojos y entré a mi cuarto.
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