Unos días mas tarde por fin Trina dejo que respirara un poco de aire en soledad. Despues de escribirle a la señora Hobs suspiró mirando el hermoso día que hacía afuera y decidió recorrer Hyde Park, aunque el chofer del los Bennet insistió en acompañarla de lejos ella se negó y prometió volver a el punto en donde la dejaba en una hora aproximadamente.
Caminó lentamente observando como una madre junto a sus dos hijas le daban de comer a pequeñas palomitas junto al lago absortas de las demas personas que la rodeaban. Algunos jinetes pasaban mas allá practicando con sus monturas un paso elegante. Arriba el cielo se teñía de un azul más grisáceo que de costumbre en los cielos Londinences, los árboles se movían con el viento, las parejas paseaban muy juntas sin percatarse de nada más a su alrededor y deseó por un momento ser invisible. Aunque era imposible, su foto habia circulado por los diarios y era la novedad del momento a menos esta vez una novedad afortunada. Las personas que la reconocían la saludaban con respeto y pensó que ese respeto solo pudo ser comprado con dinero, nunca con la verdad.
Así ataviada con ropa cara los que no la conocían pensarían que era una dama importante, muchos se extrañarían de que paseara sola por un sitio como aquel quizá habia sido mala idea. Por un momento comenzó a cuestionarse el haber rechazado la compañía del chofer, pero quería estar sola y si estuviera en el campo fuera distinto, se sentirpía segura.
No valía la pena pensar en ello ya que su vida era aquella, debia ser valiente y enfrentar su destino. Un par de caballeros la reverenciaron al pasar y ella les devolvió el gesto con seriedad y cierta distancia. Seguramente con su vestido de flores favorito desteñido por el uso no voltearían ni a mirarla.
La tarde estaba cayendo, se ajusto su sombrero y camino hacia un banco de madera en un rincón bastante alejado de la ruta junto al lago. Cerro los ojos por un instante y respiro el aire de la naturaleza, era mucho mejor estar en ese espacio a la mesa de té de cualquier casa. Se dio cuenta de lo habituada al campo que se había vuelto, a lo mucho que extrañaba su pacifica soledad, aun así con el sol dándole en la cara y sus ojos cerrados pudo imaginarse en ese lugar y sonrió.
- A donde quiera que la lleven sus pensamientos debe ser maravilloso...
Abrió los ojos con sobresalto al escuchar una voz dirigiendo la mirada hacia su dueño. Para su sorpresa estaba muy cerca apoyado sobre el respaldar del banco con ambas manos reclinado hacia ella y con una sonrisa.
- Se levantó de golpe llevándose una mano al pecho por la intromisión repentina – Usted.. es...
- Discúlpeme señorita no quería asustarla. ¿No me recuerda?. Le aseguro que no fui un espejismo la otra noche
- Aquellos ojos a pesar de haber tratado no podía olvidarlos – si, es solo que estaba distraída no esperaba que nadie se me acercara tanto - lo miró de reojo
- Mis disculpas nuevamente. ¿Es muy común para usted estar perdida en sus pensamientos? – sonrió de forma cálida
- Sintió arder su rostro y estaba segura que no era por la exposición al sol casi ausente – ¡por supuesto que no!. Creí estar sola
- Lamento informarle que está en Hyde Park, nunca estará sola – señalo a su alrededor
- Debo irme, me.... me agradó volver a verlo señor - rodeo el banco por el otro lado tratando de no acercarse y se disponía a tomar la ruta cuando él se interpuso en su camino
- ¿Le doy miedo señorita?. Siempre quiere abandonarme lo mas rápido posible
- No le estoy abandonando, en realidad no lo conozco – él le sonrió con aquella mirada clara y profunda
- Bueno, comencemos de nuevo – le extendió la mano – mi nombre es Lucas
- Frunció el ceño tras esa presentación básica y le siguió la corriente tomando su mano – El mío es Julia
- Bien ya nos conocemos, ahora... ¿me dejaría acompañarla en el paseo?. No me mal interprete, pero no es usual pasear en soledad en este parque y menos alguien tan distinguida como lo es usted.
- Tampoco debería ser usual en compañia de extraños, puede mal interpretarse un simple paseo
-Nadie sospechará que lo somos si usted me considera ya un conocido y deja de mirarme como si fuera a atacarla
- Usted se cree muy hábil. ¿Lucas que? ¿Cuál es su apellido, Valmont? por supuesto que debo pensar que quiera atacarme
- ¿No se conforma con solo mi nombre?. ¿O necesito de un apellido sustancioso para acompañarlo?. Ademas sea cual sea no pienso atacar a una dama y tampoco creo que sea de esas personas a las que sólo le importa el apellido.
- En realidad no lo necesita para estar en este lugar que es libre, debo cuidarme de las personas que me rodean y no me parece confiable – lo miro de reojo nuevamente habia algo inquietante en él, pero tambien en todos con los que se cruzaba. Estaba demasiado predispuesta – puede acompañarme, pero tome distancia.
Comenzaron un paseo lento, él tenia las manos atadas en la espalda y ella se estaba poniendo nerviosa con su silencio. Algo realmente extraño tenia aquel hombre que para responder a la pregunta que Trina le hiciera mirándolo bien y a la luz del día era muy guapo, castaño, alto, con un porte de caballero, una sonrisa preciosa y sus ojos claros. No debia pasar de los 35 años, vestía ropa costosa lo que le confirmaba que su familia debía de ser importante o el muy presuntuoso
- ¿Entonces su estancia en Londres ha sido satisfactoria? - habló finalmente ajeno a su analisis
- Si, he recuperado muchas amistades de antes de marcharme
- Si me permite preguntar por que se marcho...
- No es algo que quiera responder - alzo la barbilla y su expresión se endureció, algo le decia que no debia confiar en ese hombre
- Entiendo - menconó cordialmente
- Debe de entenderlo señor Lucas usted debe saberlo igual que lo saben todos, pero fingen no acordarse. Quizá teman a mi reacción que viene acompañada de tanto poder que me otorga el dinero
- No quisiera incomodarla Julia, no estaba en la ciudad cuando se supone que se marchó y he escuchado versiones distintas desde que los medios anunciaran su llegada. Sólo quería entender la original de su boca, desde que la conocí me causa curiosidad. Es comprensible que se sienta constantemente amenazada, pero su abuelo la dejó protegida ya no debe temer. Supe que falleció hace algun tiempo, aunque usted aparentemente aun le guarde luto.
- Se detuvo y lo miró con frialdad – Lo único que debe entender es que no tolero a los insolentes. Es uno de esos reporteros ¿no es cierto?. Ya me parecía un mentiroso de esos. No le temo a nadie y volví para tomar mi lugar en la sociedad, mi abuelo así lo dispuso y pienso quedarme. Habrá a quienes mi presencia les incomode, pero no me importa en lo mas mínimo. Llevo el luto aun porque siento que debo guardarlo por un hombre al que adoré, jure duelo y no quiero dejarlo. - Lo miró de arriba a bajo con pedantería - tal vez quiera escribir sobre mi, escriba eso... Lucas – le dio la espalda y retomo un paso rápido
- Soltó una risita irónica mientras la observaba alejarse y la siguió, con esos zapatos no llegaría muy lejos así que era sencillo caminar casi junto a ella que se había cruzado de brazos y trataba de ignorarlo – no soy reportero, ni mentiroso. Lo que le he dicho es cierto. Soy Lucas y trabajo para los Valmont, los negocios se me dan bastante bien así que estoy frente a muchos de ellos. Por cierto, eso de poner en mano de las arcas Valmont gran parte de su herencia fue una jugada social magistral, evitaría rumores de viejas rencillas entre familias y alejaría la posibilidad de seguir hablando del pasado. Es usted una mujer astuta y lamento que crea que este encuentro no fue casual, vengo a dar un paseo todas las tardes el edificio del banco esta cerca.
- Trina dice que no le conoce – seguía sin mirarlo
- Nadie me conoce bien, ¿acaso hay alguien que la conozca bien a usted Julia?. Lamento lo de su abuelo no se habla de otra cosa que de su regreso y yo no pretendo conocerla bien, me conformo con saber quien es realmente... por mi propia versión
- ¿A que conclusión ha llegado hasta ahora señor Lucas? – y con esa pregunta se detuvo nuevamente a mirarlo
- Es una mujer con un carácter fuerte, esta a la defensiva y... es indudablemente muy bella
- Tomo nuevamente el camino a paso lento y agradeció el sombrero que le cubría el rostro de su visión no quería que la viera sonrojarse por la forma tan dulce como la miró - es una conclusión bastante vaga y exageradamente aduladora.
- Me parece interesante descubrir mas sobre usted. Puede hacer nuevos amigos y tener un nuevo comienzo. Puede que mucha gente no sepa como acercarse si es evidente que coloca un muro tan alto. Si nos ven hablando lo mas probable es que con su reciente inversion al banco piensen que esto es parte de algun acuerdo comercial. ¿Que le parecería un helado? – señaló con la mirada la pequeña heladería del otro lado de la calle
- Era la misma a la que fuera de niña y en su adolescencia. Mentalmente compuso una sonrisa – de acuerdo, dejare que enmiende su falta de delicadeza.
- Es un honor que acepte después de mi reprochable comportamiento, aunque para serle franco no sé qué hice tan mal – le sonrió - supongo que eso debo pagarlo...
- Y no le quedo mas que devolverle la sonrisa apenas visible – siento mucho haberme precipitado a juzgarlo, no lo conozco
- Tenemos un tiempo que tal si lo aprovechamos para que me cuente sobre usted, así nos liberamos de los prejuicios
- Creo haberle dicho que dudaba que nos volviéramos a ver para conversar, ¿siempre gana?
- Siempre, siempre gano... Cuando la vi caminando sola por el parque me decidí a seguirla, he pensado desde que la conocí en el baile de gala que seguramente si sonriera en lugar de tener esa mirada tan dura se veria aun mas hermosa – lo miro con los ojos entrecerrados, pero al fin cedió a acompañarlo
Los minutos pasaron en aquella popular y concurrida heladería, el dulce siempre fue aliciente a su buen humor y el lugar le traía recuerdos alegres. Dejando temas personales hablaron por un rato del parque, los animales y la granja. Un tema que encontraron en común. Él por fin pudo ver su sonrisa, aunque fuera un momento lo que ciertamente la hacia mas encantadora, a toda costa se propuso entretenerla.
Se dio cuenta de que no miraba el tiempo cuando hablaba de las personas del pueblo y se convertia facilmente en otra mujer, una tan distinta de la que aparentaba. Algunos conocidos fingieron no mirarlos poco podrian concluir, aunque si debía de parecerles muy extraño. Su intencion no era levantar murmuraciones, pero no podia dejar escapar esa oportunidad y para ser franco estaba disfrutándo de su pequeño triunfo. Siempre creyó que era una de esas típicas niñas ricas consentidas y se encuentra con una mujer sencilla de corazón, en apariencia todo lo que creyó y se decían tantas cosas de ella que tenía que confirmar. Sin embargo no encontraba como. No decía palabras sin sentido ni trataba de agradarle con alguna conversación corriente y fría, o siquiera hacia un esfuerzo por coquetearle. No se parecía en nada a lo que exteriorizaba y con extyrema pasión le relató sobre la escuela de un pueblo que sonaba inexistente, también sin darse cuenta perdió el sentido del tiempo mientras la escuchaba. Se había decidido a buscar el punto exacto por donde colarse, debía buscar la forma de conquistarla y hacerla confiar en él lo suficiente para dejar de generalizar y fuera un poco mas personal.
- ¡Hay Dios! – dijo levantándose de pronto de la pequeña silla metálica de la heladería – tengo que irme, le dije a el chofer de los Benett que lo vería en una hora y ha pasado mas tiempo de eso estoy segura, es mi culpa
- Se levanto con ella y mientras se dirigía a la salida dispuesto a acompañarla – ¿no irá a escapase de mi?. Fue culpa mía que se demorara, así que debo entregarla sana y salva con su chofer
Era la primera vez que se sentia tan comoda con alguien que no fuera Trina, comenzó a hablarle y no pudo parar "charlatana" así la llamaba ella cuando trataba de corregir sus modales siendo aun una niña y ni con el tiempo pudo cambiar. El chofer se veía realmente preocupado así que se disculpó sinceramente
- Lo siento mucho Freed sé que dije una hora, pero me distraje y deje que pasara el tiempo no volverá a suceder
- Quizá ella no era consciente de lo extraño que resultaba que una dama se disculpara con su chofer, pero se unió a la disculpa por simple empatía – la verdad fue culpa mía Freed
- No se disculpen – dijo avergonzado - señorita realmente me estaba empezando a preocupar, ¿que le diría a los Benett si usted desaparece?
- Lo siento – tomo sus manos con afecto y le sonrió a lo que el hombre compuso una sonrisa cariñosa a la joven
- Abrió la puerta del auto y el chofer se dirigió al volante – nos volveremos a ver Julia
- Sonó a una afirmación, no fue una pregunta - No siempre se gana señor Lucas.
- No si me rindo
- Le deseo suerte
- Lentamente beso su mano y antes de entrar al auto le susurró bastante cerca – entonces la tendré.
Al día siguiente un hermoso ramo de tulipanes llego a la antesala de su habitación. Cuando entró con Trina a medio día luego de una pequeña reunión con unos vecinos de los Benett se encontró con el olor impregnado por todas partes, eran preciosos. Se acercó para tocarlos y admirar sus tonalidades respirando de cerca su aroma, había un sobre. Trina que estaba evidentemente más emocionada que ella le insistió que lo abriera rápido para saber qué osado había enviado las flores.
Además es usted tan dulce y divertida que merece la pena el descubrir que es tan distinta a como la imaginé, ya quiero volver a perder la noción de tiempo escuchándola. Lucas
- ¡Ahhhh que emoción! – suspiro Trina y se sentó junto a las flores – ¡Espera! ¿Volver?... ¿Es que acaso lo viste otra vez y no me contaste?
- Dejó la nota en el sobre y puso los ojos en blanco sentándose frente a su amiga – lo encontré en Hyde Park y dimos un paseo. Luego fuimos por un helado y conversamos un rato largo de la granja, es una nota clásica ¿no lo ves?. Se ha propuesto ganarme me lo dijo, así que no lo tomo en serio. Quizá quiera ganar popularidad.
- Mmm cuidadito con los juegos. ¿Pero descubriste quién es?
- Sé prácticamente lo mismo, es todo un misterio. Dice que podemos conocernos sin apellidos como tarjeta de presentación – movió la mano apartando la conversación como si cualquier cosa – no le creo ni una sola palabra aduladora y allá él si quiere jugar al seductor. No funcionará.
- Le preguntaré a Peter hasta sacarle el nombre completo y los antecedentes de ese tal Lucas
- Como quieras Trina, no caeré en juegos con ese apuesto adonis.
- Abrió los ojos como platos y sonrío hasta sus ojos – ¡No! ¿De verdad es tan guapo? Un adonis...Lucas un Adonis – rió - Bueno sabemos más... Es un guapo castaño de ojos azules...
- Con una sonrisa de esas que te obligan a devolverles el gesto y una voz sutíl y cálida
- ¿¡Ah si!? – la miro con diversión – averiguaré en un hola y adiós, eso déjamelo a mí
Cuando Trina salió de la habitación volvió a ver las flores, volvió a leer la nota y volvió a pensar en el muy misterioso Lucas. ¿Que quería conseguir?. ¿Que quería ganar realmente?. Eran preguntas que se repetían en su mente una y otra vez, pero se estaba equivocado si creía que ella era una tonta fácil que se dejaría embaucar con flores y notitas. En el fondo la verdad era que la intrigaba, había hablado con él como si nada, lo sentía tan familiar como si lo conociera. No lo conocía y no podía simplemente descifrar sus verdaderas intenciones, únicamente sentía que no eran del todo sinceras. Conocerla o conquistarla ¿pero para que? ¿O por que?.
Apartó los pensamientos y dejó que Trina lo investigara tarde o temprano sabría la verdad, por el momento esperaría. No confiaba en nadie y mucho menos en un m*****o de los Valmont.
Se fijó en cada hombre mientras caminaba elegante y bella como siempre por el edificio en donde trabajaba el dueño de su corazón en el enorme edificio bancario de los Valmont, pero ninguno era como lo describió ella o simplemente muchos lo eran cualquiera cubría con esa descripción. Con tan pocos datos no lo conseguiría, estaba decidida a descubrir quien era ese hombre a como diera lugar.
La secretaria la dejo pasar sonriente y frente a ella estaba él, el amor de su vida. Sí, una vida llevaba esperando a que se decidiera formalizar su relación, pero siempre estaba ocupado y ponía excusas. Hacia un tiempo atrás que se resigno a ellas y simplemente dejaba que su relación fuera cuando tuviera lugar, lo amaba y esperaría siempre que él siguiera a su lado con la firme esperanza que muy pronto se haría su prometida. Se acerco a ella con una sonrisa y besó su boca apaciondamente para luego dedicarle esa mirada que hacia que le temblaran las rodillas. Pensó inmediatamente que ese día no, ese día no era para suspirar por él como tonta tenia una misión.
- Lamento molestarte, pero tenia que hablar contigo de algo importante – se sentó en el sillón n***o de su oficina cruzando sus largs y estilizadas piernas mientras él se sentaba frente a ella
- Sabes que puedes venir cuando quieras Trina. No me molestas, siempre y cuando pueda atenderte lo haré
- Siempre y cuando tengas tiempo para mi querrás decir - dijo de tal forma que sonara gracioso, pero escondía un reproche
- Trina, sabes que siempre tenemos un domingo. Nuestros domingos son especiales - la miro con ternura y picardía
- Si ya lo se Peter, pero no es de eso que he venido a hablar se trata de Julia
- Su ceño se frunció y se acomodo en el asiento – ¿paso algo?
- Pasó Alguien. Hay un hombre que le envía flores distintas todos los días junto con notas para mi bastante coquetas, pero ella no les hace el menor caso. Dice que quiere conocerla, sus actos parecen mas a una conquista. De todos los hombres que se le han acercado estas tres semanas que ha estado aquí este es un total misterio, lo que sabemos de él es que se llama Lucas y trabaja aquí
- ¿¡Lucas!?...- su ceño pareció fruncirse aun mas pensando quien podría ser ese hombre – No conozco ningún... Lucas
- Pues has memoria. Alto, castaño claro, ojos azules y encantador. A menos así lo describe ella y han dado hasta un paseo juntos por el parque
- ¿¡Que!?..- sus cejas se arquearon – No se de quien.... – de pronto lo supo, paso su mano por su rostro y palideció – ¡Por todos los demonios! – exclamo levantándose del asiento y caminando de un lado a otro pensativo
- ¿Que? ¿Quien es? – al ver su reacción lo siguió por la habitación – ¿Peter quien es ese hombre?
- No... no se explicarte – la miro de reojo - ... pero ya me doy una idea, no deberías dejar que se le acerque cualquier extraño Trina – le reprendió nervioso
- ¿Pero que quieres que haga...?. No se quien es ese, no lo he visto en mi vida
- Prometo averiguar cuales son sus intenciones, sé quién es y no quiero que la alarmes. En cuanto lo averigüe hablaremos es lo único que puedo hacer - dijo alterado
- ¡Bien! Ya que no quieres decirme... me voy. Tengo una comida con Alicia, de todas formas no es para alarmarnos a ella lo único que le atrae de él son las flores que le envía. No tiene intención de responder sus notas, o eso dice..- Lo miró con los ojos entrecerrados - Que sea rápido Peter, no quiero que sea un problema a futuro - Besó sus labios fugazmente y salió dejándolo aun conmocionado.
No lo pensó mucho, minutos después de procesar un poco la información que Trina le diera salió de su oficina dispuesto a subir un piso y encararlo. Tenia muchas preguntas que hacerle y solo una advertencia, Julianna era su amiga y por nada dejaría que algo o alguien la lastimara. Sus pasos eran decididos y llegó con un sentimiento enorme de indignación ante las enormes puertas dobles de caoba de su oficina, preguntó si estaba en reunión a lo que la amable secretaria contesto que se encontraba con Johnson. Sin mas dio dos toques rápidos, pero no esperó a que le dieran paso, al abrir la puerta se encontró con ambos inclinados sobre el escritorio revisando unos papeles. Fijó la mirada solo en uno de ellos y cerro la puerta.
- ¿Podrías explicarme a que se debe que envíes flores a Julianna Stanton?
- ¡Vaya! Ahora debo dar explicaciones personales – sonrió y se reclino del asiento
- ¿Podemos hablar a solas... tío?
- No tengo secretos con Johnson – dejo un papel sobre la mesa y se llevo la mano a los labios tratando de ocultar sin mucho éxito la gracia que le causaba
- ¡Bien! Solo vengo a pedirte que la dejes en paz, puedes enviar flores a cualquier otra mujer. No tengo intenciones de inmiscuirme en tu vida privada, pero sea lo que sea que pretendes con Julia no es bueno.
- ¿Por que? ¿Acaso pretendes dejar de cortejar eternamente a Trina Benett para hacerlo con su Amiga?. Quizá ahora que ha regresado tengas tu oportunidad
- Resoplo con impaciencia, no tenía la certeza de si hablaba en serio o estaba bromeando – ¿cuales son tus intenciones con ella?
- Conocerla – se encogió de hombros – voy a forjarme mi propia opinión de ella, nos hemos cruzado un par de veces. ¿Le dijiste a Trina quien es el misterioso Lucas que le envía flores?
- No. No se lo dije, pero la conozco y lo averiguará. ¿Por que no se lo dijiste tú a Julia?
- No me dirigiría la palabra, entonces no tendría ninguna oportunidad
- Se quedo pensando en la posibilidad de sus palabras si solo era conocerla se daría cuanta de la verdad de todo y cesaría la hostilidad – ¿Si solo es eso por que le envías flores y notas románticas?. ¿De verdad quieres conocerla?
- Sonrió ampliamente – Tal vez más que eso y no son románticas... son cordiales. ¿Tu novia te dijo que le parecían románticas?
- No se exactamente lo que dijo, me pareció una locura el simple hecho de que fueras precisamente tú. NO creo en esta historia de que quieres forjarte una opinión. ¿Te interesa?
- Pensó por unos segundos en la respuesta – Es una mujer interesante y hermosa puedo sacar partido de ello ahora que decidió por cuenta propia tener relaciones comerciales con el banco.
- ¡Damien! – exclamo Johnson mirándolo con reprobación – No creo que Hilda apruebe esa cercanía, esto es aberrante.
- Lo que Hilda tenga que decir sobre mis decisiones es asunto nuestro y es mi asunto la forma en que me acerque a Julianna Stanton. Despues de todo pertenecemos al mismo círculo social.
- No puedo creer que quieras simplemente acercarte a ella con "cordialidad". Tío por favor no hagas cosas de las que puedas arrepentirte sé que no la tienes en muy buena estima
- Es algo que necesito hacer y no admito que se cuestione. ¿O acaso Peter no te parece bastante razonable que quiera acercarme a ella después de todo?
- Visto de ese modo tenia razón. Podría ser de ayuda para ambos, para todos, no tenia por un inconsciente a el patriarca de la familia – entonces serás tu quien le diga quien eres cuando creas conveniente, pero que sea pronto
- Gracias por concederme el honor no tengo ni idea de cómo hacerlo, de hecho no creí que ya no lo supiera. No ha respondido ninguna de mis notas es muy difícil llegar a ella. ¿Puedo pedirte que pienses en algo para explicarle?. Algo que me permita hablarle sin tanta gente no se que reacción tome y no queremos un escándalo.
- Espero que sea solo hablarle – lo miro asentir y suspiró no muy convencido - Déjame pensar en algo, pero... Solo será una vez, por favor tío... no la lastimes más indagando en el pasado.
- Lo miro profundamente en silencio y con seriedad – ¿Mas de lo que ella nos lastimo? - susurró con los dientes apretados.