Misterioso

3269 Words
El día del baile en la casa se respiraba el aire festivo. Julia se levantó con mejor ánimo y con una sonrisa recibió a Trina -Los salones y modistos más reconocidos hoy tendrían clientes hasta el tope, tratando de que las señoronas entren en las finas telas y que las ondas de sus cabellos sean perfectas, pero nosotras tenemos un arma secreta no necesitamos nada de eso, ¡para ello está Silvia! - ¿Silvia la muchacha tímida? - Si esa Silvia, tu doncella personal es la mejor haciendo peinados y retocando maquillaje. Será tímida, pero muy hábil - Yo no necesito ningún modisto, pensé en peinarme sola - ¿Sola? ¡Ah no! Tú más que nadie esta noche debes resplandecer, aunque sea de n***o – alzo las cejas frunciendo los labios evidentemente en desacuerdo – serás la más elegante dama - Tom vino a verme – dijo de pronto en voz baja, pero Trina escucho perfectamente - ¿Como? ¿Tomas Stanton estuvo aquí? – la miro perpleja – ¿y que te dijo, te reprocho que estuvieses en Londres haciendo visitas? - No, dijo que quería verme y que lo correcto era que fuera a casa - ¡Qué descaro! – exclamó moviéndose de un lado al otro de la habitación – ¡estás en casa, menuda tontería!, tú ni caso – se le acercó tomando sus manos – no les debes nada, ni explicaciones, despues de todo fueron ellos quienes lo decidieron así... ¡Vamos! Tenemos una mañana social con Patricia y regresaremos para prepararnos La vida social agitada que recordaba le estaba pasando factura. Ya no le quedaban ánimos de asistir a ese baile, pero debía aparecer ya que socialmente estaba obligada y no podria de ninguna manera excusarse. Resultó que Silvia en una hora la dejó hecha una muñeca y para darle las gracias le regaló la peineta de mariposa que tanto le gustó, con la cabeza gacha agradeció casi hasta el llanto y salió dejándola sola frente al espejo, llevaba un vestido n***o de encajes y cintas doradas hasta la rodilla, medias negras y zapatos negros de tacón dorado; sus joyas eran todas de oro, pocas pero llamativas que hacían juego con sus collares colgantes en su pecho el vestido le dejaba la espalda descubierta así que tenía un chal de piel n***o para cubrirla hasta llegar al baile, su reflejo le devolvía ciertamente a una extraña Tom en cierta forma tenía razón, los últimos cinco años no tenía tanto dinero encima y ni una gota de maquillaje. Su boca de un rojo vivo se curvo al ver que podía ser hermosa, sus ojos tenían una sombra oscura que resaltaban el color verdozo de los mismos y su cabello estaba peinado cuidadosamente acentuando sus rizos debajo de un cintillo dorado con una enorme pluma negra además de pepitas doradas brillantes que caían sobre su sien izquierda verse así la llenaba de una confianza y seguridad que la animaban. Trina entró en un vestido azul ceñido con flecos que se movían al caminar estaba bella y esperaba que Peter lo notara. Peter, volvería a verlo después de tanto tiempo, Henry y él eran muy cercanos más que primos, él sabía como ocurrieron las cosas pero en aquel tiempo hizo que jurara no insistir en mencionar por el bien de todos y para no enemistarlo con su familia. Cuando bajó del auto a simple vista, altiva y orgullosa nadie podía ni imaginar lo nerviosa que estaba por dentro temblaba de pánico, caminaba pensando en las miradas y las habladurías, reviviendo un poco el horror de años atrás, a su paso las personas la veían con intensidad esperando algún indicio de la niña caída en desgracia de antaño, pero eso la obligó a erguirse demostrando que de aquella no quedaba nada, claro que la verían y hablarían era la única heredera de la cuantiosa e incalculable fortuna de los Callahan. Su abuelo había tenido solo tres hijos dos varones y una hembra, su tío Héctor Callahan, el mayor de los tres murió en servicio militar durante la guerra, el menor había muerto más pequeño de una gripe que se agravó y su madre se había casado con un hombre de posición elevada y fortuna propia, Gastón Callahan habría delegado sus bienes entre sus dos nietos y su hija pero cambió de opinión luego de... todo lo que pasó, intentó persuadirlo de que no necesitaba tanto dinero pero no logro convencerlo, ahora ella era una tentadora atracción joven inmensamente rica y soltera, no faltarán canallas que intenten agradar, estaba alerta aunque creía que no era necesario porque se había prometido no casarse nunca, aunque su abuelo quisiera lo contrario. Esa noche como predijo no faltaron los aprovechados, aduladores y curiosos, todo iba bien una hora después, la banda tocaba música animada y ella tomaba una copa de champagne mientras conversaba con otros invitados, a primera impresión de la dama en cuestion parecia que nadie recordara aquel bochorno social, en cambio aquella atractiva joven se habia vuelto deseable y sus aires inalcansables le daban un poder inigualable, no sonreía mientras muchos le rendian cierta peitecía. De un lado del salón vio de reojo a Tom estaba con ellos, la veían, sentía su mirada quemándola y traspasándola, otros la miraban con desprecio, sabia de quienes se trataba pero sabía fingir perfectamente bien que no existían aunque se sintiera mas que incómoda debia resistir. Después de un par de bailes para distraerse con algún amigo de Trina la mencionada llego con su acompañante feliz y sonriente, alto, apuesto, rubio y elegante - Julianna Stanton Callahan en persona – le dio un beso en la mano galante y otro en la mejilla, luego sin aviso solo la abrazo – hace rato que te observo pensando lo increíblemente distinta que te ves - Peter Adams – respondió en el mismo tono – en cambio tú pareces el mismo, el tiempo no pasa por tu apuesto rostro de Ángel – le sonrió - Si me disculpan – se dirigió a los tres caballeros y cuatro damas a su alrededor que conformaban el grupo – les robare a esta dama – se engancho su brazo al otro lado del de Trina y camino hacia un rincón más despejado – ¡Por Dios gatita! A ti los años te mejoraron un 300% y no es que no fueras bella es que ahora te robas por qué si las miradas, siento mucho no haber asistido al funeral de Callahan pero estaba en América con algunos negocios - No te preocupes Peter, lo sé, recibí tu carta y si estoy mejorada ha sido gracias a Trina – sonrío con diversión – ahora trabajas en el muy sofisticado banco de los Valmont eso debe de ser más estricto que el ejército, en cuanto pueda iré a verte con Newman, quiero que manejes tu una buena parte de lo que me dejó mi abuelo - ¡Vaya! Para mi es un honor y un placer te estaré esperando, el trabajo es... Es bastante demandante – miro de reojo a Trina y besó su mano como una pequeña disculpa – pero me las apaño - ¿Como ahora cierto? No creo que los Valmont aprueben que estés dirigiéndome palabra alguna y precisamente por demostrar que por mi parte no hay rencores pondré en sus manos las propiedades que heredé - ¡Julia! – exclamó con una sonrisa Trina – eso sí que es demostrar que estás aquí - Que piensen lo que quieran, solo espero no darle problemas a Peter con su familia - ¡Bah! El tío Damien no puede prohibirme con quien tengo amistad y dudo que se niegue a un negocio como el que propones - ¡El tío Damien! ¿Él... Está aquí? – preguntó llevando su copa a sus labios mirando a su alrededor - ¡Si claro! Ah pero es que tú... Pues te fuiste antes de conocerlo - Dudo que quiera conocerme - El no es como lo imaginamos Julia, ¿Trina no te lo dijo? - No creí que quisiera saber nada de la familia Peter – le dijo entre dientes - Es cierto, no me interesa ¿o es que acaso es más anciano y cascarrabias? – mencionó con ironía y desdén - Ríó con ganas – ¡ah tu humor sigue ahí! ¿no es verdad? Bien escondido... Yo puedo asegurarte que no es anciano ni cascarrabias aunque es muy difícil hacer que ceda, cuando se le mete una idea en la cabeza... – frunció el ceño y negó pensativo - Pues me da igual, no lo soportaría y sé que me odia – dijo sin sonreír - Peter también perdió su sonrisa – es complicado gatita, lo sabes El silencio se hizo sin saber qué decirse por el rumbo que había tomado la conversación, comenzó una pieza y Trina insistió en bailar, Julia los animó y fueron directamente a la pista dejándola sola aunque no fue por mucho tiempo, una mujer elegantísima se le acercó, al notar su presencia le recorrió un escalofrío por la espalda y su corazón comenzó a latirle desbocado, sus ojos la miraban condenándola como antes, con odio, pero sin perder la compostura en voz baja le hablo con hostilidad - No entiendo cómo tienes el descaro de venir aquí luego de todo lo que provocaste - No sé porque no debería estar señora - Regresa por donde viniste, ten un poco de decencia - dijo en tono gélido - vienes a divertirte en mi presencia, a beber el mejor champagne y a bailar, cuando mi hijo no puede hacerlo - Su hijo... – cerró los ojos con una punzada de dolor y suspiró – no está, no volverá - Por ti, por tu culpa - Giró dejando la copa sobre la mesa y le atravesó con la mirada – lo siento mucho, pero no soy Dios señora, y créame que me duele tanto como a usted que él no esté aquí – se disculpó y camino rápidamente a algún lugar. El pecho le subía y bajaba, las lágrimas amenazaban con agobiarla y avergonzarla en público, necesitaba aire, se dirigió lo más rápido que pudo hacia la terraza que quedaba luego de las enormes puertas dobles abiertas, el aire fresco la golpeó sacándola de su turbación. Se tocó el pecho tratando inútilmente de detener sus rápidos latidos, se acercó al borde de las balaustras inhalo con fuerza y exhalo despacio cerrando los ojos como tratando de alejar ese momento, se repetía que tenia que resistir, que el pasado habia quedado atras y que todo habia sucedido hace mucho tiempo. Cuando fue consciente de su alrededor se dio cuenta de que no estaba sola, había un hombre. Vestido con un elegante esmoquin oscuro sostenía un vaso con una mano y la otra dentro de su bolsillo, la veía atentamente con una sonrisa irónica, aún no podía coordinar bien, esas palabras taladraban su corazón nublando su mente, "por ti, por tu culpa". El extraño al que no reconocía de nada le pregunto con una voz suave un tanto dulce pero aun asi varonil si se sentía bien a lo que ella contestó con un movimiento casi afirmativo de cabeza mirando hacia el horizonte. - No veo que se encuentre usted bien parece a punto de desmayarse y no soy bueno con las damas a punto del colapso – dijo con tinte humorístico - ¡Estoy bien! - lo miro de reojo aún turbada - No está llorando así que no puedo ofrecerle mi pañuelo – le extendió el brazo con el vaso en la mano – ¿whisky? - Lo miro nuevamente y sin pensar con los ojos nublados de lágrimas contenidas, tomo el vaso de su mano y lo bebió todo de un trago mientras él la miraba con las cejas enarcadas – Gracias – dijo devolviéndole el vacíoc con una exhalacion de alivio - ¡Vaya! Ahora sí que me deja sin argumentos señora - No soy señora... – cerró los ojos y al abrirlos lo detalló mejor, era un hombre joven, alto, cabello castaño claro, sonreía.. - ... Esos ojos...- pensó - ¿nos conocemos? - No lo creo, disculpe señorita – entrecerró los ojos y sonrío ampliamente – Julianna Stanton, le vi hace un rato con Peter - Pues soy yo la que debe disculparse por beberme su trago como una campesina, perdí mi educación pero era eso o el desmayo usted mismo lo dijo, mi agradecimiento sincero señor... - Lucas – ella le extendió la mano y antes de besarla se detuvo para mirarla a los ojos con una intensidad incomoda - Retiró la mano de golpe – es un agrado conocerle pero me tengo que ir – se giró con la intención de irse. Estaba un poco tambaleante, entonces la detuvo - ¡Espere! Si se va ahora con el trago que acaba de consumir caminara en diagonal y eso lo notarán muchos, también aún corre el riesgo de desmayarse mejor quédese hasta que pase el efecto Él tenía razón estaba empezando a marearse, se apoyó del pasamanos de las balaustras y miro al horizonte nuevamente, el aire frío de la noche le despejaba el rostro y podía calmar todos sus sentidos, sentía su mirada pero no le prestaba atención, no quería pensar por un momento, esas palabras eran más filosas que un cuchillo, punzaban en su vieja herida, un par de minutos en silencio se rompieron con su voz, dulce y cálida - He escuchado que está de paso por la ciudad - ¡No!, voy a quedarme así no me quieran aquí - ¿¡Ah si!?... ¿Y quien no la quiere aquí? - Ellos y seguramente los Valmont más que nadie, ¡a excepción de Peter claro! - ¿Los Valmont? ¿Le han hecho sentir que no la quieren en la ciudad? – preguntó con sorpresa - No hace falta que emitan un comunicado de prensa, solo lo sé - repusó con hostilidad - Es una pena, el señor Damien no es tan desagradable - ¡Por supuesto que lo es! – resopló para sus adentros por su imprudencia y lo miro con una disculpa en sus ojos - El whisky es un relajante muscular, disculpe señor Lucas, ¿usted conoce a los Valmont cierto? - La miro con la diversión surcándole los ojos y con una sonrisa que no perdía - Desde luego, trabajo para ellos - ¿Desde hace mucho tiempo? - Desde que puedo recordar... - ¿Es familiar cercano? - lo miro con curiosidad - De unos años para acá, parece que si - Entiendo... ¿Está casado con una Valmont? - No, no lo creo, no recuerdo haberme casado hasta ahora - Entonces... ¿Es uno de ellos? - Si – se miraron por unos instantes que parecieron eternos tratando de descifrarse tal vez - Siento mucho haberlo incomodado – le tendió la mano y él volvió a besarla – adiós - ¿¡Adiós!? Señorita usted y yo lo más probable es que nos volvamos a ver y podamos conversar más tiempo, quiero decir hay más eventos por venir - Dudo mucho que así sea, que pase buena noche Se giró regresando al salón para buscar a trina mientras que él perdía su sonrisa y la veía alejarse, se mordió el labio inferior conteniendo la rabia que parecía salir de sus ojos y soltó todo el aire de sus pulmones. El baile terminó en paz, se mantuvo alejada de ellos y varias personas entablaron conversación con ella, no hubo ningún comentario sobre el pasado, ahora era inmensamente rica y querían congraciarse con la heredera, risas falsas, comentarios vacíos, mas de lo que podía soportar pero se deleitaba pensando en sus días en la granja y la sonrisa de los niños de su clase, eran un aliciente para sonreír de verdad, a solas. Un par de veces volvió a cruzar la mirada con aquel hombre de la terraza pero se sentía lo suficientemente avergonzada por la pequeña escena con el whisky y el comentario mordaz que no volvió a mirarlo en toda la noche. Al día siguiente Trina le leyó la nota sobre la maravillosa reaparición de la heredera de Callahan y lo hermosa que era, por supuesto un aviso enorme a los canallas aprovechados, puso los ojos en blanco y con un ademan le resto importancia - ¿Vas a negarme que en el baile habían hombres muy guapos y tenían toda la atención puesta en ti? - ¿En mi o en mi fortuna? - Pues en ambas supongo – cruzó las piernas debajo de la mesita redonda del jardín en donde desayunaban y la miró con una mueca – ¿es decir que no hubo nada destacable para ti anoche? - ¡Claro que sí! Las galletas con crema y queso estaban deliciosas, si no hubiese tenido que guardar las apariencias, me hubiese apoderado de la bandeja – sonrió apenas no le mencionaria el breve encuentro con la señora - ¡Ya sabes a que me refiero! - ¿Trina estas buscándome un hombre? Porque el diario hace un mejor trabajo – sorbió un poco de su jugo - ¡No! – se acomodo en el asiento – no te estoy buscando a nadie, es solo que... pienso que debes distraerte, ¿no te quedaras solterona verdad? Tu abuelo quería que tu formaras un hogar - No pienso en eso Trina quizá... algún día... - desvió la mirada - ¿Aun piensas en él verdad? En Henry - pregunto en voz baja y cautelosa, no le gustaba mencionar el pasado que la hizo sufrir - Siempre pensare en él, toda mi vida... pero soy consciente que no volveré a verlo... - de pronto se quedo pensativa, frunció el ceño recordando unos ojos azules bastante claros y miro a Trina – Conocí a un hombre lo suficientemente extraño... Me dijo que trabajaba para los Valmont.... Su nombre o su apellido era... Lucas... ¿Lo conoces? - ¿¡Quién!? – sus cejas se arquearon y pareció pensar buscando rostros en la lejanía – No.. No conozco a nadie con ese nombre ni ese apellido y créeme cuando te digo que conozco a todos en ese edificio, debe haberte tomado el pelo.... A menos que... sea un ejecutivo de esos de bajo rango, pero en una fiesta como esa..... ¿Lucas a secas? - Solo se presento así, era bastante misterioso, lo único que logro recordar son sus ojos - miro hacia el cielo y sonrió - la farola le daba justo en su cara y eran azules muy claros casi blancos se me hicieron familiares pero me miraba... como si quisiera descubrir mis pensamientos, fue extraño - ¡Así que si hubo alguien que logro captar tu atención! – dijo canturreando cada palabra - Debo averiguar quien es, le preguntare a Peter – dio palmaditas - ¡Ni se te ocurra Trina!, nada mas pensar en el breve momento que nos dirigimos la palabra me da una vergüenza enorme. No quiero saber nada de él ni volver a verlo, me bebí su trago completo y luego permanecí semi-embriagada a su lado mientras le respondía y preguntaba tonterías imprudentes – compuso una mueca - ¡es mas!, esta borrado ese episodio desde ahora - Que fantástica manera de conocer a un hombre Julia – rió – ¿era guapo? - Esta borrado Trina dejalo ya y no lo se, no estaba pensando con claridad..... – resoplo – Si... parecía que si lo era – se dijo en sus pensamientos
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