Capítulo cuatro

2063 Words
—Mi mamá no quería que Martha gozara de absolutamente nada de lo que fuera de ella, cuando tu papá se casó e hizo una familia, aunque no lo frecuentaba ni tenía mucha relación con él y el sabia porque nunca se le oculto nada, él tenía que saber qué clase de personas son Martha y mis hijos, si es que son míos, que a estas fechas lo dudo porque tienen el mismo corazón de ella, duro y corrompido, así que si tu papá era feliz yo también lo era, ahora que una nueva desgracia llega a mi vida y la muerte de tus padres me dolió tanto que creí que moría de un paro cardiaco, pero me repuse de ella al escuchar los planes de estas gentes, tu estas en peligro, pero aún estoy yo que sobre mi c*****r antes de que te hagan algún daño, mientras veo como le puedo hacer para que salgas de aquí tu ten mucho cuidado. Cuando el termino de contarme toda esta tragedia que ha sido su vida por culpa de una mujer sin escrúpulos y sentimientos, me dio mucha pena y entonces comprendí porque mi papá nunca quiso tener nada que ver con esta familia. Aun no terminábamos de platicar cuando llego la tal Marta y dijo: —Ya Rafael es hora de que esta mocosa se vaya a su habitación, Adriana llévatela y tu Rafael no vayas a intentar nada porque soy capaz de deshacerme de ti y de esta mocosa, así que no te vayas hacer el valiente, ya estas demasiado viejo para intentar ser el héroe, si lo entendiste pobre vejete, este no es ningún peligro. Rafael se veía más viejo de lo que era, el trato que recibía por parte de Marta y sus hijos era muy cruel y agregando las pérdidas de sus seres más queridos, como lo es de su amada de su madre y de su hijo, por otro lado, Adriana al intentar tomar de la mano a Reneé para llevarla a su habitación ella se zafo y corrió hacia su abuelo y grito: —No, no, no me alejen de él. Adriana intento calmarme, pero yo no quería separarme de mi abuelo, cuando me quiso agarrar yo manotee y patalee hasta donde pude,  porque después llego Laura y entre las dos me dominaron y cargando, me subieron las escalera y me llevaron a una habitación en la cual ya estando ahí me botaron y salieron corriendo, y yo me aventaron tan fuerte que me pegue en la cabeza, asiéndome un chipote enorme, yo empecé a llorar y sobándome el chipote, me levante y empecé a ver la habitación. Era una habitación muy pequeña y solo había una cama individual con un buro y encima una lámpara, después a un lado estaba una mesa pequeña con una silla y nada más, después a un lado estaba una ventana, corrí hacia ella pensando que por ahí podía escapar, pero cuando llegué a ella corrí las cortinas y había una reja de metal, era imposible escapar por ahí, me senté en el suelo y me di cuenta que ellos ya tenían todo planeado, pero ¿Por qué? Porque tanta saña ¿Porque? Después llego Adriana y Laura llevaba una charola de comida, que al entrar la dejaron en la pequeña mesa que había en la habitación, yo estaba sentada en el suelo me vieron y riéndose dijeron: —Ja, ja, ja si te portas bien no pasara nada, pero si empiezas con tus berrinches te va a ir muy mal. Yo me quede viendo a Laura que era la que me lo decía y le pregunte: —Y mi abuelo lo ¿Puedo ver? —A no mamacita, que crees que somos tontas y olvídate de él porque ya no lo volverás a ver. Sin decir más se dieron la vuelta y salieron, no sin antes cerrar la puerta con llave, yo me quede sentada, no sabía que pensar ni que hacer, me preguntaba cómo le vas a ser para escapar de aquí yo estaba segura que mi tío Manolo y Juanita me estarían buscando, pero dudo que me encontraran, simplemente era imposible que fueran ahí. En eso estaba cuando se oyó un gran escándalo dentro de la casa, yo me levanté y fui asomarme a la ventana, cuando vi un auto de donde bajo mi tío Manolo y dos patrullas de las cuales bajaron varios policías, entraron después corrí hacia la puerta y puse mi oído en ella para ver si podía oír algo, pero no podía, pues parecía que la puerta era a prueba de ruido. Entonces me quedé en la ventana observando y esperando que vinieran por mí, pero los minutos pasaban y nadie venia por mí, no sabía lo que estaba pasando cuando de pronto vi que mi tío Manolo y los policías salían de la casa y yo pensé que pasa porque se van y yo, yo estoy aquí no me dejen y empecé a gritar y golpear la ventana. —¡Tío Manolo tío acá estoy tío, no me dejes estoy aquí! Con desesperación y tristeza vi cómo se iban alejando de la casa, empecé a llorar, me senté en el suelo y empecé a llorar cuando en eso se oyó la puerta que la abrían con la llave, yo no hice nada pensé que eran la Adriana y Laura, pero cuando alce la cara para ver quién era y con sorpresa vi que era Martha con Adriana yo la vi, pero no hice nada, me quede sentada en el suelo, pero Martha se paró cerca de mí y me dijo: —Párate. Yo no hice caso y me quede como estaba, en eso me tomo del brazo con fuerza que sentí como me lastimaba y me dijo: —Párate a mi si me vas a obedecer mocosa. Y con la otra mano medio una bofetada, yo me enoje mucho pues en mi vida me habían golpeado, me le quede viendo furiosa y le di una patada en el pie que hizo que de inmediato me soltara, después se abalanzo hacia mí para golpearme, pero en eso se oyó una vos que dijo con gran fuerza. —Martha eso no lo voy a permitir a mi nieta, no la tocas o veras de lo que soy capaz, ya no me importa nada lo oyes nada. En eso ella me soltó y salió de la habitación, yo corrí a abrazar a mi abuelo, él también me abrazo y me dijo: —No te preocupes hija yo te voy a sacar de aquí y no voy a permitir que nadie te haga daño. Él salió y yo me quede con Laura que salió y me dejo sola, volvió a cerrar con llave la puerta, entonces me quede sola y no supe ni que pensar, vi la comida en la mesita y me senté a comer solo eran un par de sándwiches y un vaso de agua de limón, pero me los comí de mala gana, pero me los comí. Después de eso empecé a sentirme como muy cansada y con mucho sueño, me fui a la cama y me dormí. No desperté hasta el día siguiente como a medio día, cuando lo hice oí voces en la habitación y me hice la dormida, eran las voces de Laura y Adriana se notaba que eran cómplices y amigas, Adriana dijo: —Aún sigue dormida la mocosa que hacemos. —Nada solo deja la comida ahí para que cuando despierte se la coma y vuelva a dormir, solo así la podemos controlar y dime que paso con Gerardo después de la golpiza que le puso Manolo, fue a dar al hospital y aun no sale. Y así se salieron platicando, fue cuando me pare, me dolía la cabeza fui al baño y me bañe después me senté a comer y a tomar agua, tenía mucha sed, me sentía mal, nunca me había sentido así y no me gustaba. Después de comer me fui a la cama y me volví a quedar dormida, nuevamente hasta el siguiente día desperté casi a la misma hora de un día anterior, esta vez estaba sola, pero ya me habían llevado la comida que estaba en la mesita,  me bañe, mis pensamientos no estaban muy claros y este dolor de cabeza que no se me quitaba, me quede en la ventana viendo hacia fuera, pero más que ver solo estaba parada, no coordinaba bien, no quise comer nada, el dolor de cabeza no me dejaba y empecé a sentir una gran sed, entonces tire el agua que me llevaron, enjuague el vaso y empecé a tomar solo agua, tuve el presentimiento que a mi comida le estaban poniendo somníferos, entre mi tontera y lo mal que me sentía logre razonar, la comida la tire en la tasa del baño para que no se dieran cuenta que no había comido, después al poco tiempo de que me desperté oí que metían la llave en la cerradura, corrí acostarme y me hice la dormida y entro Adriana con otra mujer que no conocía la voz, porque no la vi, pero era cómplice de ellas y dijeron: —Mira ya ves como si se está comiendo, todo es por eso que siempre está dormida. —dijo la Adriana. Y la otra le contesto: —Pero esto es muy peligroso, ella puede morir, un día ya no va a despertar. —Sara eso es lo que queremos. —No, no, no Adriana a mí no me involucren en esto. Y salió quedándose sola Adriana, se acercó a Reneé la vio con desprecio se dio la vuelta y salió no sin antes cerrar con llave la puerta entonces, Reneé empezó a pensar como saldría de ahí, entonces solo me dije “Tengo que esperar la oportunidad, pero tenía que ser pronto porque no aguantaría mucho sin comer.” ya conforme pasaba el tiempo me empecé a sentir mejor, el dolor de cabeza se me fue quitando y me la pasaba pensando cómo le iba hacer para escapar, si no lo hacía sabía que si no moría de hambre ellos me iban a matar, así que tengo que escapar, pues solo comía el pan que me daban, cuando me daban. Así que me decidía, en el siguiente día escaparía o moriría, así que espere a que llegaran a darme de comer llegaron Adriana y Laura a darme de comer, esta vez me acosté al revés, mis pies en la cabecera y mi cabeza en los pies, así podía ver todo lo que hacían, del baño quite el toallero era mediano no era muy grande, así que lo podía ocultar entre mis ropas y mi chamarra, así pues cuando Adriana dejo la charola  Laura se acercó a mí me vio y se dio la vuelta para asomarse a la ventana, cuando hizo esto yo me pare y le di un golpe con todas mis fuerzas por lo cual ella callo, pero de inmediato sentí Adriana que me agarro y me quito el palo, como pude me voltio y la tome del pelo hasta tirarla, ya que estaba en el suelo y que yo también lo estaba no sé cómo me zafe, agarre el palo y le di uno en la cabeza, al verlas a las dos tiradas me salí, cuando lo hice lo hice con calma, pues ellas estaban desmayadas, eso esperaba yo cuando salí y cerré la puerta me di cuenta que la llave estaba ensartada en la puerta, entonces cerré la puerta con llave, cuando la cerré y di unos pasos para atrás me di cuenta que la puerta estaba camuflada con el tapis de las paredes, solo si la veías muy detenidamente podías ver el orificio de la cerradura, pero está casi era invisible, las saque me las lleve. Empecé a caminar muy lentamente con precaución, era un corredor muy grande y a los lados había puertas, entonces me acorde del abuelo y con toda precaución empecé abrir las puertas una por una buscando a mi abuelo, al fin llegué a una habitación donde estaba él, entre él estaba en la cama tapado totalmente, de pronto se movió, yo me escondí de inmediato en el closet, desde ahí podía ver todo, después vi cómo se sentaba en la orilla de la cama, quiso pararse, pero no podía.
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