Capítulo uno
En un pueblo cerca de la ciudad se están casando Luisa y Carlos, es una boda a todo lujo, casi todo el pueblo está invitado y muchos de ellos vienen de lejos, familiares y amigos de ambos, todo es felicidad, ellos se aman de verdad y las familias de ambos estuvieron de acuerdo con que ellos se casaran.
Son los años setentas, la iglesia está llena de flores, bancas, el vestido es hermoso con talle princesa y un largo velo, la novia se ve hermosa y radiante, ella está un poco nerviosa, está a punto de entrar del brazo de su hermano Manolo por el largo pasillo que va a dar hasta el altar y a los reclinatorios, donde Carlos se veía guapísimo en ese frak n***o, esperando con ansiedad que la novia entre, Luisa va recorriendo el largo corredor y va paso a paso, ve cómo se va acerca a Carlos que se ve radiante, tan varonil y guapo que desea ya estar entre sus brazos, mientras tanto el al ver como ella paso a paso se acerca espera ansioso de que llegue hasta él, para recibirla y al fin sean marido y mujer para toda la vida.
La ceremonia fue hermosa y conmovedor, el sacerdote les habla de una manera responsable y cariñosa, cuando se dieron el sí, se besaron y los dos sonrieron, al término de la ceremonia salieron de la iglesia, el arroz cayo a raudales, la boda fue por la mañana, los fotógrafos estaban al tanto y se veía flechazo tras flechazo para tomar una gran cantidad de fotos y dejar plasmado el evento tan importante, así que todos los invitados y novios se fueron al gran desayuno y almuerzo, que se serviría con gran abundancia a la hora de la comida, lo mismo y la cena, por lo cual todo el tiempo fue amenizado por diferente tríos, mariachis y grupos de música romántica. Los invitados iban y venían entre brindis, felicitaciones y buenos deseos, se fue pasando el tiempo hasta que llegó la hora del baile por la noche y la partida del pastel, todo era algarabía y glamur, tanto los invitados como las personas del pueblo decían:
—Ahora si como dicen por ahí, echaron la casa por la ventana y se lo merecen, hacen tan bonita pareja.
Ya después de la fiesta lo clásico, la luna de miel, se fueron un mes a París, Luisa estaba feliz conociendo y disfrutando en compañía de quien ella más amaba, Carlos, ambos disfrutando, pero Carlos aun no creía como era posible estar con su amada, pero al final todo se termina, y bueno la luna de miel se les hizo tan corta, pero llego el momento de regresar con la familia, ya de regreso llegaron a su casa que con anterioridad habían comprado y amueblado. Cuando llegaron Carlos cargo a Luisa y entraron a su casa, con sorpresa vieron que la mesa y los sillones de la sala estaban llenos de regalos, cuando vieron la cantidad de regalos por toda la casa ambos se rieron, se fueron a su habitación, Luisa le dijo a Carlos riendo.
—Por donde empezamos.
—Por abrir maletas.
—Si verdad.
Y eso hicieron, cuando empezaron abrir maletas tocaron la puerta y eran la familia de Carlos, sus hermanos y cuñadas, su hermana y cuñado los recibieron con todo gusto, aunque no era el momento de visitas ellas querían saber cómo les fue, y que Luisa les contara todo lo que vio y conoció, con mucha curiosidad le preguntaban a Luisa, los por menores del viaje. Mientras tanto los hermanos y cuñado de Carlos hacían lo mismo con Carlos, pero no tenían para cuando irse y la verdad la pareja quería estar solos, Luisa se paró, fue a la recamara y regreso con unos recuerdos para cada uno de ellos, después de esto se despidieron y al fin se fueron, en lo que respecta a la vida de Carlos tenía dos hermanos mayores y una hermana, ya ellos casados Carlos era el menor de todos, él no se crio con ellos ni con sus papás, pero tenían una buena relación con ellos. Su abuela se lo llevo cuando vio que su mamá no lo quería y lo maltrataba mucho, ella era su abuela paterna, ella le dio toda la atención y el cariño que el necesitaba, después cuando ya tenía una edad suficiente y con toda la pena la abuela lo envió a estudiar al extranjero, cuando termino regreso a visitar a su abuela María, así se llamaba ella, y así conoció a Luisa, al conocerse y mirarse ambos, se enamoraron de inmediato, sabían que eran el uno para el otro, Carlos se acercó a ella con su mejor sonrisa y actitud, salieron unos meses sin ningún compromiso de por medio, después se hicieron novios que también duraron como tres meses y decidieron casarse, Carlos siempre muy romántico y detallista con ella, ella encantada con Carlos, así fue como decidieron casarse, así pues después de que regresaron pasaron los meses, la abuela los visitaba dos o tres veces por semana, ella se sentía orgullosa de ver el matrimonio de su nieto y la felicidad que se respiraba, cada vez que iba a verlos. Y un día, como decía la abuela de Carlos, Dios los bendijo, porque Luisa estaba embarazada, todo fue alegría para con las personas familiares y amigos que los querían, o por lo menos los estimaban, Carlos no cabía de felicidad y su abuela que es como su madre y quería mucho a Luisa estaba encantada, ella a veces siempre estaba con ellos apoyándolos, sobre todo a Carlos, pero tanta felicidad fue interrumpida cuando el medico les dijo a los tres que el embarazo de Luisa era de alto riesgo, así que iba a tener mucho cuidado y atenciones, por lo menos hasta que cumpliera por lo menos siete meses, Luisa era huérfana, solo eran ella y su hermano Manolo, así que no tenía algún familiar más cercano para contar con él y la ayudara a cuidarse, por parte de Carlos tenía a su mamá, pero la que lo había criado era su abuela María, con su mamá no tenía mucho contacto, por no decir ninguno, así que la abuela María se apuntó de inmediato para atender a Luisa, la abuela María tenía como sesenta años, pero su jovialidad era de una de veinte, muy simpática la señora, así que ella se encargó de atender a Luisa junto con una chica que siempre la acompañaba y la apoyaba en lo que ella necesitara, ella se llamaba Juana.
Así pasaron los meses entre la casa, el hospital y los cuidados de la abuela preparando todo para la llegada del bebe, su recamara, la cuna, la ropita, y así paso el tiempo, cuando llego el momento de que Luisa diera a luz la llevan al hospital, Carlos y la abuela María esperan con ansia afuera en la sala de espera, Carlos está sumamente nervioso, se sienta, se para, se pasea por la sala, camina despacio, camina rápido, como que quiere salir pero se arrepiente y la abuela María preocupada rezando para que todo salga bien, cuando salió la enfermera les dijo que ya había nacido y que era una hermosa y sana niña, y que en lo que respecta a Luisa esta estaba un poco delicada y que aun la estaba atendiendo el médico, a la bebe la estaba atendiendo el pediatra, la enfermera volvió a entrar al quirófano, Carlos y la abuela no supieron que decir. Cuando la enfermera entro todo fue tan rápido, que no les dio tiempo de preguntar nada, pero en lugar de tranquilizarse se pusieron más nerviosos, la abuela empezó a llorar y continúo rezando, Carlos se sentó y se tomó la cabeza llorando y pidiendo a Dios que ambas salieran bien, después de un rato salió el medico con la bebé la abuela María la recibió con mucho amor, la vio y le dijo:
—Tú te vas a llamar Reneé, porque vas hacer una mujer muy fuerte mija, tienes un futuro incierto, pero tienes que superar todo con fuerza y dignidad.
Carlos la tomo con mucho cuidado, la vio, le dio un beso y la regreso a su abuela, mientras el medico les hablo para su consultorio la enfermera tomo al bebé de los brazos de la abuela y ellos se fueron con el medico a su consultorio, ya ahí el medico les dijo:
—El parto fue muy complicado, en un momento dado era la bebe o Luisa, pero al final todo salió bien, Luisa aún está muy delicada, va a continuar con las atenciones que se le proporcionen aquí y en su casa, va a tardar un poco en recuperarse y por los medicamentos que le estamos dando no va hacer posible que amamante a la bebe, y otra cosa que es muy lamentable, decirles que Luisa ya no va a poder tener bebes porque estaría en peligro su vida y la del bebe, lo más probable es que uno de los dos muera.
Carlos no dijo nada y empezó a llorar, la abuela lo vio y le dijo:
—Carlos hijo, no debes llorar ni ponerte triste, al contrario, debes de ser fuerte porque tienes a tu beba, a tu esposa que más quieres, las dos están bien que más quieres, dale gracias a Dios que Luisa supero esto y la bebé, también ellas te necesitan.
Carlos contesto lloroso y pensando de inmediato en su amada Luisa.
—Si abuela, solo te pido un favor, no le digas nada a Luisa, por el momento no le vamos a decir nada.
—Si claro hijo. —contesto la abuela.
Salieron del consultorio del médico no sin antes agradecer por sus atenciones, ya en el pasillo Carlos lloro desconsolado, la abuela trataba y hacia lo imposible por consolarlo y que tratara de controlarse, pero para el esto era algo muy doloroso, después de que Luisa soñaba con tener una gran familia con varios hijos y no tenía por el momento las palabras para decirle a Luisa, lo que no esperaba es que les entregaran a la bebe, no sabía qué hacer, pero aun así se las entregaron, por lo cual la abuela se hizo cargo de ella, teniendo unas horas de nacida.
Después de unos días Luisa salió del hospital aún convaleciente, pero se la llevaron a la casa, Luisa aun tardo unos meses en reponerse, perdió mucha sangre y esto la debilito demasiado, pero en cambio la bebe tenía una vitalidad tremenda, cada día que pasaba crecía más y más, tan luego Luisa se repuso la bebe fue bautizada y tanto Carlos como Luisa estuvieron de acuerdo con el nombre que la abuela decidió ponerle a la bebe, resulta que los padres de la abuela eran de nacionalidad francesa y llegaron a México a establecerse, la abuela María nació aquí, cuando su mamá oyó ese nombre de María entre la población indígena, le gusto tanto que a su hija decidieron ponerle María y la mamá de la abuela María así se llamaba RENEÉ, por eso esa insistencia de la abuela de ponerle ese nombre, ella quedo huérfana desde niña, pero siempre recordó a su mamá con mucho amor. Carlos y Luisa amaban tanto a la abuela que no titubearon en aceptar con tal de complacerla, pues nunca les pedía nada y con mucho gusto aceptaron el bautizo de Reneé, fue festejado a todo lo que da, los padrinos fueron la abuela María y el hermano de Luisa Manolo, él era aún muy joven, pero fue uno de los padrinos, el bautizo se festejó igual que la boda, con gran opulencia y felicidad, tanto de los padres como de la familia y de las amistades de la pareja, total que así paso el tiempo, a Luisa le afecto mucho el embarazo de Reneé, pues vino mucho su salud, pero así la pasaron, entre que se sentía bien y a veces mal, pero siempre estaba la abuela María para atenderlas a la dos, a Luisa y a Reneé. Así paso el tiempo, Reneé era muy cercana a la abuela María y a Juana, ambas estaban siempre juntas, cuando Reneé tenía diez años la abuela se enfermó muy fuerte y ya no pudo salir de la cama, ya su edad no le ayudaba, un día la abuela llamo a Juana y a Reneé, ella se sentó junto a su cama, la abuela tomo sus manos y le dijo:
—Reneé tu eres una niña muy fuerte, hija yo te amo, eres la luz de mis ojos, eres la niña que alumbro mi camino, pero es hora de que yo me marche, yo siempre estaré contigo, no me verás, pero yo cuidare de ti siempre, sé que me extrañaras, pero tienes que continuar adelante con fortaleza, dignidad y honestidad, tu hija vales mucho, te amo.
Reneé la abrazo así conforme le iba hablando, su voz se iba apagando poco a poco hasta que se quedó en los en los brazos de Reneé, Reneé solo dijo:
—Si abuelita yo también te amo, pero no te vayas, no me hagas esto abuela, abuela, abuela.
Cuando Reneé se dio cuenta que su abuela había muerto se acostó con ella, se acurruco y le dijo:
—No abue, no te vayas no me dejes.
Y empezó a llorar Luisa, se dio cuenta cuanta falta le hacía a Reneé, nunca la había visto así tan vulnerable tan triste y tan dolida, no había palabras con que calmarla, fue cuando reparo la falta que le hacía pues nunca le había puesto la atención que ella necesitaba, abrazo a su hija, ambas empezaron a llorar, Luisa trataba de consolar a su hija, pero a ella también le dolía mucho la muerte de la abuela, pues ella había sido la madre que tanto añoro, el funeral fue demasiado triste para la familia, Carlos era el único que no se quebraba, el entierro fue demasiado doloroso para Reneé, estuvo a punto de desmayarse si no es porque estaba cerca de su papá que el la sostuvo. Cuando llegan a su casa, su papá Carlos se quiebra, se sienta y empieza a llorar por la partida de su abuela, de su madre, pues eso fue para Carlos, una madre que siempre estuvo ahí cuando el más la necesito, siempre tenía las palabras para consolarlo y ya en voz alta dijo:
—Ella fue como mi madre, todo lo que se y soy es porque ella me lo enseño abuela como te voy a extrañar María, María.
Por supuesto esto lo hizo a solas sin que Luisa y Reneé lo vieran o escucharan, la muerte de la abuela María fue una perdida muy, muy dolorosa para los tres, Carlos decidió ir de viaje, tener unas vacaciones para poder superar este episodio en su vida tan doloroso, sobre todo para la niña y en tan corta edad, pero la vida continua para Reneé, en esta etapa su mamá se acerca más a ella, conviven más las dos, las vacaciones en la playa fueron para superar el dolor tan grande que había sufrido la familia, además los unió más a los tres, Reneé se sintió más querida y arropada por sus padres, para Reneé fueron las mejores vacaciones de su vida buceo, esquió, voló, hizo de todo en compañía de sus papás. Luisa al dedicar más tiempo a su hija su salud mejoro muchísimo, las vacaciones fueron lo más bonito que Reneé recordaría en un futuro.
Cuando regresaron retomaron su vida normal, Reneé asistía al colegio del pueblo, en el iban solo niñas donde además de enseñarle todo lo que una escuela normal enseña, les daban cursos de buenos modales y superación personal, Reneé era muy sociable, desde luego que no a todas les caía bien, pero ella sabía cómo sobrellevar a todos, cuando salió de sexto año Luisa y Carlos se sentían muy orgullosos de ella y ella feliz, pero cuando estaba más feliz siempre recordaba a la abuela María, miraba al cielo y decía:
—Gracias abuelita por darme esta felicidad.
Después de la salida de sexto año Reneé ya tenía doce años, sus papás decidieron salir de vacaciones los tres para celebrar la salida de Reneé, empezaron a planear los tres, esta vez se irían al extranjero para conocer otros países, sobre todo para que Reneé conozca otros lugares, eso es lo que querían sus padres. En eso estaban cuando recibió Carlos una llamada al oír lo que le decían su semblante, cambio y era de mucha preocupación solo contesto:
—Si claro en seguida gracias.
Llamo a Luisa, se fueron al despacho, cerraron la puerta, Reneé sabía que algo muy malo había sucedido, pues ellos nunca se comportaban hacía, se quedó parada cerca de la puerta, cruzo los brazos y espero a que salieran. Pasaron unos minutos y los dos salieron, Luisa lloraba, se subió a su habitación y Carlos se quedó con Reneé y le dijo:
—Hija te vas a quedar sola por unas horas, prométeme que te vas a portar bien.
—Si papi, pero ¿Qué pasa? —pregunto Reneé.
—Tu mamá y yo vamos a salir de urgencia, vamos al hospital, pues tu tío Manolo sufrió un accidente y vamos a ver cómo está, pero no tardamos, te duermes y cuando lleguemos yo te hablo y te digo como está tu tío si, tú no puedes ir porque no te van a dejar entrar, si entiendes verdad hija.
Reneé contesto y abrazo a su papá.
—Si papi no te preocupes.
Reneé abrazo a su papá y le dijo cuanto lo quería, le dio varios besos, su papá le dijo sonriendo.
—Pero hija, si no me voy para siempre solo son unas horas.
—Si papi, pero es que te quiero mucho.
En eso bajo su mamá llorosa, vio a Reneé la abrazo y le dijo:
—No tardamos hija abrázame.
Las dos se abrazaron como si fuera el ultimo abrazo, salieron y se fueron. Reneé se fue a su recamara, se acostó, estaba muy inquieta no podía dormir, bajo a la cocina por un vaso de leche, se sentó, termino la leche se fue nuevamente a su habitación hasta que el sueño la venció. Al siguiente día unas voces la despertaron, se quedó oyendo las voces, pero no eran conocidas, se levantó y fue a la habitación de sus padres, cuando abrió la puerta vio que la habitación estaba intacta, sus padres no habían llegado, se dio la vuelta, se paró en la escalera y vio que eran sus tíos, los hermanos de su papá con sus parejas, cuando alzaron la cabeza y la vieron parada ahí se sorprendieron y una de ellas dijo:
—La mocosa se quedó.
Reneé les pregunto:
—¿Qué pasa, porque están aquí y mis papas dónde están?
Mientras tanto los hermanos de Carlos buscaban en toda la casa que cosa, quien sabe, pero ellos buscaban, después llegó la policía, entro en la casa y uno de ellos les pregunto:
—¿Que hacen aquí?
El tío Gerardo contesto:
—Nada solo venimos a ver a la niña.
Después entro el licenciado Arturo amigo de mi papi y dijo:
—Tienen que salir y no pueden llevarse nada.
Nuevamente el tío Gerardo dijo:
—Venimos por la niña, no se puede quedar sola y nosotros somos los familiares más cercanos.