Días después. Esa noche era la fiesta de compromiso. Todo estaba listo para asistir a la villa de campo de los Nolan, ubicada a las afueras de la ciudad a una hora de distancia. Cuando Azael llegó por Zahara y su hija, esperó paciente, observó a Zahara lista salir, se quedó sorprendido, lucía, hermosa, con un vestido oscuro que magnificaba su belleza. —Te ves hermosa… Ella se sintió cohibida. —Lo sé —dijo con desdén y sonrió—. ¿Tienes los resultados? Él asintió, tomó el sobre eran resultados de la prueba de ADN realizada. —Abre los resultados, comprueba si mi hija es tuya o no, quítate la duda que te atormenta, ya que te engañaron una vez, ¿Por qué no otra vez? Azael la miró con dolor, ella pudo notarlo. —¿Por qué dices eso? Me duele, Zahara. Ella sonrió. —¿Te duele? Y yo qu