David detuvo a esa joven que pasaba al lado, no fue solo para salvarse del ridículo, no, él sabía quién era ella. Ada Nolan se sorprendió al ser atrapada por esos brazos fuertes. —Baila conmigo. —No. —Bueno, tu hermano me ha robado a mi bailarina, es justo que yo robe a su hermana, entonces —dijo con una sonrisa casi sensual. Ada se quedó perpleja. —¿Cómo sabes quién soy? David no borró su gran sonrisa. —Ya ves, yo sé cosas, muchas cosas —dijo con suficiencia. Ada comenzó a bailar con él, no tuvo màs remedio, ya que la gente le miraba. —Eso no es justo, usted sabe cosas, pero yo no sé nada de usted. Él sonrió. —David Minnelli, puedes llamarme así, y tutéame, no creo ser tan viejo. Ada mirò por el hombro del hombre, parecìa ver a alguien màs. David quiso mirar atrás, cuando la