Pronto llego el día de la boda de Conrado Nolan. Zahara no tenìa ganas de ir, pero casi era una orden de David, se mirò al espejo, llevaba un vestido color azul marino. Se puso un labial, notó como sus manos temblaban, hoy volvería a ver a su ex. La última vez que se vieron las caras pudo ponerlo de rodillas, ¿podría esta vez salir tan bien librada? El recuerdo de las palabras de Conrado sobre la boda y la reafirmación de David Minnelli le dieron escalofríos otra vez. Llamaron a la puerta y la empleada le indicó que el señor Minnelli ya la esperaba. Zahara salió y observó al hombre en el salón, lucía impecable con un esmoquin oscuro elegante, cuando se giró a mirarla alzó las cejas y sonrió. —Perfecta y hermosa, señorita Reese. Ella hizo una tenue mueca. Rossilene se acercò a ell