Azael corrió a buscarla, no quería dejarla escapar. Bajó por las escaleras tan rápido como pudo. Zahara no quería verle, pero cuando las puertas del ascensor se abrieron, ahí estaba el hombre. Con los ojos màs brillantes que nunca le vio, Zahara solo pudo verle con desprecio, intentó pasar sin hablarle, pero èl la persiguió como un auténtico acosador. —Zahara, por favor, no me ignores. Ella pasó por la seguridad de la empresa y cruzó la puerta de cristal, cuando estuvo en la acera, él tomó su mano. Ella se deslindó, como si su toque le quemara. —¡¿Qué quieres, Azael?! Créeme, la persona a la que menos quiero ver en este mundo es a ti. Azael asintió despacio. —Lo sé. Pero, al menos, déjame hablar. Zahara lanzó un suspiro frustrado, el valet parking fue a traer su auto. —Bien, hab