Chiara no pudo hacer más, Germán la tomó entre sus brazos y la besó frente a Alessandro. Él estaría dispuesto a perdonarle la vida si se hubiera metido directamente con él, pero verlo tomar a su mujer a la fuerza fue el acto que marcó su oscuro destino. —¿Quieres pelear por el amor de mi mujer, aunque soy yo el ganador? —Gritó después de darle un puñetazo que por poco lo noquea—, ¡Bien! Hoy vienes conmigo a un lugar y nos vamos a divertir —Aprovechando el aturdimiento de Germán lo tomó por el suéter y lo sacó a rastras hasta llevarlo al auto. —Déjame —Germán se recompuso y quiso defenderse, pero Alessandro de un puñetazo en la mandíbula lo noqueó y lo echó a la cajuela. —No te voy a impedir nada —Aclaró Chiara al sentir su mirada—, cualquier cosa que le hagas se lo merece —No le gustó