Eros asiente con la cabeza. Pero al mismo tiempo vuelve a negar con la cabeza. —¡Erick, espera!— Lo llama entre dientes.
Aúnque, ya era tarde para que Erick volviera a su lado y siguiera las indicaciones de su hermano.
La pusiera a nombre de quién la pusiera la gente sabría que ellos dos estaban allí y peor aún su madre.
No obstante, lamentablemente, ahora no podía pensar en otra cosa que creer que había respondido la llamada finalmente.
—¡Hola! ¿Lola dónde demonios es qué estás?— Sisean del otro lado de la línea.
Abre sus ojos con sorpresa al haber podido atender la llamada a pesar de que no sabía que botón estaba tocando.
Carraspea incómodo, toma aire y valor para lo que tiene que decir a continuación.
—Hola, soy Eros. ¿Sos Aiden de casualidad?— Cierra los ojos y se maldice por sonar tan tarado.
Incluso, la contestación desde el otro lado le da la pauta de qué, claramente, quedó cómo un tarado.
—¡¡¿Que haces con el teléfono de mí hermana?!!— Demanda elevando el tono de voz.
No sabe porqué pero se alivia de que no sea su novio.
Muerde su labio inferior y niega con la cabeza, no podía ser que ahora mismo estuviera pensando en algo tan banal cómo eso.
Esperaba poder retribuirle todo aquello al alcohol y los consumos en exceso que había tenido esta noche, además de la adrenalina del momento del accidente y de cómo estaban sucediendo los hechos.
—Si Lola es la chica rubia dueña de este teléfono tengo que decirte que tuvo un accidente de tránsito por mí culpa, la trajimos a la clínica los Alves, en el centro de la ciudad.— Cierra de nuevo los ojos y pasa una mano por su cabello.
Era pésimo dando noticias y sabía que había sido muy brusco al hacerlo, y el silencio del otro lado de la línea se lo confirma.
Toma asiento en la sala de espera de la guardia y ve a lo lejos a Erick en el mostrador hablando con un personal de salud del establecimiento.
—¿Que?— ¿Ella está bien?— Aiden cierra los ojos.
No esperaba escuchar eso, de ninguna manera, tiene aún a Demian en los brazos, pero se lo tiene que pasar al sillón por miedo a descompensarse.
La noticia había sido un golpe de agua fría cayendo por su cabeza.
No puede entender cómo es que no escuchó el alboroto, ni cómo es que esto sucedió tan solyo debajo de su casa. Y él en ningún momento tuvo noción de lo que estaba sucediendo.
Es más que claro que su hermana mayor no iría a ningún otro lado sin siquiera avisárselo, más aún, teniendo en cuenta lo sobreprotectora que era ella para con cualquiera de los dos y la enorme culpa que tenía por haberle pedido que se quedara cuidando a Demian.
Su hermano pequeño lo mira arrugando el entrecejo al haberse despertado con todo el escándalo de la llamada telefónica, sin embargo, no hace más que mantenerse callado... Y en silencio en la misma posición en la que su hermano lo había dejado hace instantes.
—¡Lamento lo que voy a decir, pero golpeó duro con la camioneta y cayo al asfalto, pero la chica esta bien, se encuentra estable, es por protocolo qué tuvieron qué traerla a la clínica!— Asegura rápidamente para que la persona del otro lado no comience a encloquecer.
—¿Qué?— Jadea completamente congelado con lo que acaba de escuchar. —¿Dónde está ahora? ¿Estás con ella?— Titubea al preguntarlo.
Eros suspira pasando una mano por su cabello.
—Acaba de ingresar a la guardia, su teléfono se rompió y no podía llamar a nadie... Lamento no haberme podido comunicar antes, intente pero siquiera tengo idea de cómo logré responder a esta llamada.— Explica mordiendo su labio inferior.
—¡¡¿Cómo carajos es que sabes mí nombre?!!— Eros tuerce sus cejas.
—¿No sos Aiden?— Se queja cerrando los ojos.
—¡¡¿Cómo sabes mí nombre?!!— Insiste molesto.
—¡Ey, tranquilo, estoy ayudando!— Bufa perdiendo la paciencia. —Ella lo menciono antes de perder el conocimiento.— Explica sincero. —Es lo único que decía, que llamara a Aiden y que no lo dejara venir, es todo lo qué sé.— Agrega.
Aiden siente un desagradable escalofríos recorrer todo su cuerpo.
Claramente era Lola.
—¿Está consciente?— Cierra los ojos esperando que la respuesta sea afirmativa.
—Lo estaba hace un rato, ahora la están analizando y el medico dirá como se encuentra, acaba de entrar a la guardia, literal.— Muerde su labio inferior.
Se hace un silencio incómodo desde el otro lado de la línea, pero Eros continúa con el teléfono en su oreja.
Necesitando estar lo más calmado posible.
Algo que no estaba logrando de muy buena manera.
—Esta bien...— Intenta mantener la cordura y poner su mente fría para pensar con razón. —¿Están en el centro, no?— Traga saliva mirando a su hermano y suspira.
Es todo un tema para ellos transportarse estando lejos de la clínica, si bien, siguen estando dentro de la capital, al no tener medio de transporte es complicado y mucho más a estas horas de la noche.
—Anota este número y háblame al w******p con tu dirección por favor, voy a mandar un auto a buscarte, yo me haré cargo de los costos.— Demanda moviendo su pie de manera nerviosa.
El echo de que no le estuviera respondiendo lo ponía cada vez más ansioso, llevándolo a razonar rápidamente por los aires de qué no estaba cerca cómo para poder acudir hacia dónde ellos se encontraban ahora mismo.
—¿Te quedarás con ella? Estamos algo lejos.— Titubea.
Eros sonríe.
—No me iré, y si querés golpearme cuándo me veas estás en todo tu derecho, pero no me voy a ir hasta que llegues y puedas quedarte con la rubia.— Asegura con una sonrisa burlona.
Aiden suspira cerrando los ojos.
Ganas de golpearlo no le faltaban, menos que menos, sabiendo que había sido el responsable de chocar a su hermana, no obstante, ahora mismo no podía pensar en otra cosa que no fuera en poder ir junto a su hermano pequeño lo antes posible a la clínica y cerciorarse de que Lola estaba en perfectas condiciones a pesar del accidente.
—Eso lo veremos cuándo ella salga de emergencias y me diga qué carajos es lo qué paso.— Exclama aterrado.
Eros sonríe una vez más.—3478986534, háblame y te envío un auto inmediatamente.— Insiste.
No quiere seguir hablando con él, necesita saber cómo está aquella chica que se cruzó por delante de ellos sin siquiera darse cuenta que había un auto peligrando su vida.
—Gracias.— Responde Aiden desde el otro lado.
Eros corta la llamada y pasa ambas manos por su cabello. —¡Carajos! ¡Qué noche de mierda!— Bufa.
Ahora sólo restaba que él le enviará un mensaje y así poder enviar a alguien por su persona.
Creía que era lo menos que podía hacer. De tan solo haber escuchado la desesperación en la voz de aquel chico, comprendía lo desesperado que se encontraba por saber del paradero de su hermana.
Y no podía hacer más que ponerse en su lugar, creyendo qué algo así le podría llegar a pasar a Erick, siendo el primero qué pondría el grito en el cielo y reaccionaria de la peor manera posible.