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1498 Words
Eros se había quedado completamente inmóvil al instante en el que el personal de salud comenzó a realizar su trabajo de manera completamente ágil. Mira a su hermano y le guiña un ojo para llevarle un poco de calma hacia su persona. Sabía lo ansioso y angustiado que estaba, teniendo aún más en cuenta qué él iba manejando, no obstante quería dejarle en claro que todo estaría bien. No tenía de que preocuparse, que el auto estaba a su nombre y no había porque asustarse porque tampoco su madre se enteraría de lo que está ocurriendo al saber perfectamente el temor que su hermano menor le podía llegar a tener a su madre. —Necesitamos que se aleje de la paciente, señor, nosotros nos ocupamos.— Un camillero lo empuja con profesionalismo para poder atender a Lola, ya que ella era la prioridad. Eros asiente reiteradas veces con la cabeza. —Si... Yo... Ella parece que perdió el conocimiento pero estaba hablando, dijo algunas cosas y no parecía haber rastros de pérdida de memoria o colapso...— Explica algo confundido. El enfermero no hace más que sonreír de modo amable ante la explicación de lo que le estuvo ocurriendo a Lola hace minutos. Siempre era bien recibido cualquier tipo de información, además de que agradecía internamente el hecho de que las personas que habían provocado este accidente todavía siguieran junto a la víctima. Ya qué era algo que no solía ocurrir con frecuencia. —Bien, nosotros nos encargaremos, puede estar tranquilo.— Lo corre, nuevamente, para que lo dejen trabajar. Erick Inmediatamente observa cómo su hermano mayor habla con los paramédicos, se acerca al oficial para comentarle cómo se dieron las cosas. Dos enfermeros atienden a Lola y mientras tanto Eros aprovecha e intenta ver por la pantalla rota el teléfono de la persona que Lola estaba mencionando con tanta intensidad... Era algo que necesitaba hacer para poder quedarse tranquilo de que estaba colaborando en su totalidad con la situación que los estaba rodeando. —¿A dónde la llevarán?— Cuestiona intentando hacer qué aquel teléfono funcione. Era más fuerte que él, no estar al pendiente de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor y poder estabilizar todo con la mayor cantidad de información posible a su disposición. —¿Vendrá con nosotros, señor?— La enferma lo mira extrañado cuándo él se acerca a la camilla que están subiendo a la ambulancia. Erick mira a su hermano negando con la cabeza. Incluso, en ese preciso momento su rostro empalidece por completo al ver las intenciones que tiene el mayor de asistir junto con ellos en la ambulancia. —Eros...— Lo llama para que vea que es mala idea, pero su hermano niega con la cabeza. Erick maldice una y otra vez en silencio al saber perfectamente lo que está pasando ahora mismo por la mente de su hermano, siendo qué, efectivamente, no lo aprueba de ninguna manera. Aúnque, eso no sea algo que le vaya a importar mucho a Eros en estos momentos. —Yo... Tengo que hacerlo... Estaré bien, anda a casa.— Mueve su cabeza a un costado cuándo logra la recepción de la llamada. —Te seguiré.— Demanda mirando hacía los costados para que nadie haya reconocido que eran ellos. No por él, sino por su hermano, qué estaba más que claro le quería salvar el pellejo haciéndose responsable. —Solo vos.— Pide dándole entender que no llame a nadie. Erick asiente poco convencido y le presta atención al oficial que vuelve a preguntarle algo respecto al accidente. —Solo yo.— Asegura dándole confianza para que le crea. Eros infla su pecho y asiente. No quería generarle a su hermano más problemas de los que ya tenía en su casa, y es por eso mismo que esperaba que comprendiera lo que le estaba queriendo decir. Además de que con toda la conmoción del momento, pudiera llegar a entender la gravedad de la situación y de que si esto pasaba a mayores, él tendría qué mover muchos hilos para seguir manteniendo su pellejo a salvo. —¿Ustedes la conocen?— La enfermera cuestiona arqueando sus cejas. No estaba muy segura de lo que había sucedido en el lugar, ya que Eros había hablado para con su compañero y ella no había estado prestando atención. Pero había algo que le causaba muchísima intriga, y era el hecho de cómo ellos dos se miraban el uno al otro sin la necesidad de tener que utilizar demasiadas palabras de por medio. —¿Que? ¡Disculpe, no la escuché!— Eros sigue intentando hacer que su celular funcione. —¡Si conocen a la chica!— Señala a Lola arqueando sus cejas. Eros también la observa, dejando de lado el teléfono y se toma unos minutos para responder mientras que niega con la cabeza. —Nosotros la arrollamos, no tengo idea de quién es, pero no voy a dejarla sola en le medio de la calle, iremos con ella e intentaré contactar con algún familiar.— Suspira pasando ambas manos por su cabello. La frustración de no poder contactarse con ese tal Aiden que ella le está pidiendo lo pone nervioso, sumándole el hecho de que la está mirando con un cuello ortopédico y una máscara de oxígeno. Sabe que son utilitarios de precaución y de protocolo para la situación que había pasado, pero eso no quitaba el hecho de que fuera una imagen horripilante. —¡Estas haciendo lo correcto!— La enfermera le sonríe sin reconocerlo. Sólo lo hace porque parece ser una buena persona. Él niega con la cabeza mirando cómo trabajan rápidamente y coordinados, ignorando que él se encuentra allí dentro. —¿Para qué necesita todo eso?— Cuestiona tragando saliva. El echo de que ella no estuviera en reaccionando le daba la pauta de que algo malo estaba pasando, tampoco, creía que era tan grave cómo para que le estuvieran poniendo todos esos artefactos... Por más que fuera sólo por prevención. La enfermera le sonríe con cordialidad para calmarlo. —Es solo rutina, cuándo lleguemos a emergencias ellos la atenderán y se lo quitarán, pero son los lineamientos que tenemos que seguir en las ambulancias cuándo suceden accidentes automovilísticos con peatones.— Explica prestandole absolutamente atención a Lola. Eros asiente y luego suspira volviendo a prestar atención al teléfono. —¡No logro contactar con su familiar!— Frustrado cierra los ojos. Había sido un gesto involuntario, además de que las palabras habían salido por sus labios de forma espontánea, arrepintiéndose levemente de decirlo en voz alta frente a los enfermeros. —Tu amigo se quedo con su mochila... Probablemente allí hay una identificación y podamos rastrearla cuándo lleguemos a la clínica.— Explica dulcemente de nuevo. Eros vuelve a negar. —Es mí hermano.— responde frustrado. —Mi hermano menor.— Agrega. Ella solo sonríe. —Bien, entonces cuándo lleguemos podremos encontrar la formar de contactar con sus familiares, lo importante ahora es que podamos llevarla de inmediato a la primera clínica que nos den el okay en admisión.— Asegura moviendo sus manos. Eros asiente pasando una mano por la comisura de sus labios pensativo. —Yo me haré cargo de los costos.— Demanda tragando saliva. —De absolutamente todo.— deja en claro. —Bien, podrás decir eso en admisión, no creo qué tengan problema.— Explica con un gesto de cabeza para que suba a la ambulancia junto con aquella desconocida que acababan de arrollar. Siendo, aquellas palabras, lo último que ambos vuelven a tener cómo conversación. El camino a la clínica es mucho más corto de lo que Eros esperaba, es por eso que se sorprende cuando todos comienzan a bajar de la camioneta y lo obligan a él a hacer exactamente lo mismo. Aúnque, cuándo quiere darse cuenta se encuentran bastante alejados de dónde ocurrió el accidente. Debido a que había sido la primera clínica que había dado el okay para la admisión y ellos no perdieron el tiempo en dirigirse hacia la misma por más que quedara lejos. Pierde la noción del tiempo cuándo ve que todo vuelve a pasar en cámara lenta frente a sus ojos... El teléfono qué no reconoce cómo suyo comienza a vibrar y sonar en su bolsillo trasero, Eros bufa rindiendose de poder contestar sabiendo que la pantalla no funcionaría. —¡Tuve qué pasar varios semáforos en rojo para seguirles el paso!— Erick aparece a su lado sorprendiendo a su hermano mayor, quién intenta tocar el teclado sin poder ver para aceptar la llamada. —¿Qué podría ser peor que un par de multas a mi nombre?— Frustrado responde. Erick muerde su labio inferior. Eros no estaba de humor y ahora le quedaba más qué claro. —La voy a registrar a mi nombre para que nadie sepa que estás acá.— Palmea su hombro y se adentra detrás de la camilla que lleva a la rubia.
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