—¿Ey, todo bien?— Aiden saluda a Lola y al pequeño de Demian.
Quién, aparentemente se despertó y está comiendo lo qué le trajeron a su hermana.
—Aiidennn.— Canturrea a modo de saludo.
Y ambos mayores saben lo difícil qué va a ser qué se duerma luego de haber estado con el sueño partido, agradeciendo, los dos, qué mañana inician las festividades y no debe de ir a clases.
De todos modos, el hecho de qué Demian se hubiera dormido en la clínica, había sido más que suficiente para que ellos pudieran llevar la situación de una manera mucho más calmada y con la cabeza en la atención de Lola y todo lo que había sucedido a su alrededor para con un accidente, ya qué si tenían qué estar ocupándose de un aburrido Demian las cosas se hubieran puesto más pesadas para Aiden.
—¡¿Que haces comiendo, enano?!— Se burla negando con la cabeza. —¡Tenés un hipopótamo en el estómago!— Agrega revolviendo su cabello.
—¿Hipoto?— Murmura sin poder decirlo del todo bien. Luego niega con la cabeza. —Lola no lo estaba comiendo y aproveché.— Parpadea mirándolo con ternura.
Aiden sus suspira ante aquello, Demian siempre sería la debilidad de Lola, de la misma manera qué ella siempre sería la debilidad del hermano del medio, y nunca más justo el ejemplo de lo qué había ocurrido hoy y ella le había pedido cómo favor.
—¿No comiste?— Sisea enojado.
Lola sube sus hombros ante la mirada de reproche que Aiden le regala.
Tenía qué aprovechar a comer todo aquello, ya qué era ella la qué lo necesitaba, y hoy más qué nunca.
—Ya me llené.— Responde con una pequeña sonrisa en los labios.
Era mucha comida para ella de todos modos y no le molestaba que el pequeño comiera.
—Si, veo.— Responde con un movimiento de ojos burlón, no creyendo ni una sola de sus palabras.
Estando más qué seguro de que ella había sido la qué le había ofrecido de su comida a Demian al verlo despierto.
—¿Fuiste por café?— Frunce su entrecejo al ver el vaso de Starbucks en su mano.
Aprovechando aquella pequeña distracción para cambiar de tema y qué no se hable en base a si ella había comido o no.
Además de qué en este preciso instante no lo veía como algo de vida o muerte, ya qué todavía tenía la intravenosa conectada y por allí le estaban suministrando algunos medicamentos qué estaban ayudando, también, a mantenerse estable y con energía.
Aiden coloca sus ojos en blanco olvidando aquel detalle, aún tenía algo en su interior, y es por eso qué lo consume del todo para luego botar dicho vaso en el cesto de basura.
Tenía que admitir qué lo necesitaba, ya no podía más de la sensación de cansancio y de cómo sus ojos se cerraban cada vez qué intentaba contar los puntos en el suelo de la habitación.
—No. ¿Me ves a mí comprando acá?— Se carajea arqueando sus cejas.
Lola esboza una pequeña sonrisa y niega con la cabeza, claramente Aiden no compraría allí ni porqué tuviera dinero o no, simplemente porque no era su ámbito.
—¿Te lo dió Eros?— Cuestiona delicadamente.
Su hermano menor come y no presta atención a la conversación de los adultos, es por eso que Lola espera una respuesta por parte de Aiden con la mirada fija en cada una de sus reacciones.
—Si.— Demanda tosco.
Intentando mantenerse relajado, y qué su respiración agitada por el enojo que lleva en su cuerpo no se haga notorio al exterior, y peor aún a su hermana. Ni hablar de sus nudillos colorados por el golpe qué le había propinado con mucho gusto a Eros.
Lola arquea sus cejas esperando algo más cómo respuesta. Siendo qué no estaba del todo conforme con la misma.
Aiden suspira y alza sus manos, apoyándose en la puerta de dicha habitación. —Compro de más, pensando qué podía llegar a querer, y me lo ofreció cuándo fui al baño.— Agrega frustrado.
—¿Y lo aceptaste con amabilidad, verdad?— Muerde su labio inferior al preguntar.
No sabe porqué, pero siempre tiene la necesidad de cuestionar cómo es que él mismo hace las cosas, no porque no confíe en Aiden, sino porqué conoce lo explosivo que el mismo puede llegar a ser y no sabe con qué le puede deparar. Y luego de qué lo pregunta es qué se arrepiente de inmediato, creyendo qué puede llegar a sonar muy brusco, o incluso, cómo si fuera su madre.
Y no quiere qué Aiden se sienta cargado todo el tiempo por esa sensación de qué lo están controlando.
—¡Perdón! Yo...— Suelta cerrando los ojos.
Aiden sonríe de costado. —Esta bien qué lo preguntes, Lola, se qué me conoces, y qué no soy de muy buenos modos.— Sube sus hombros siendo sincero con el mismo.
A lo que ella no hace más qué sonreír negando con la cabeza, al poder estar un poco más relajada sobre el tema.
—Podes estar tranquila qué lo acepté, luego de varios intentos, no podés pretender qué me ponga a tomar café con ellos y charlemos de la vida, porqué eso no va a suceder.— Aclara siendo por demás sarcástico.
Lola alza su mano libre y asiente. —Me quedo tranquila con que no hiciste un escándalo.— Infla su pecho. —Eso es más qué suficiente.— Murmura al agregar.
Aiden bufa mojando sus labios, intentando ocultar a todo momento qué había pasado exactamente lo contrario y esperaba qué Eros fuera lo suficientemente inteligente cómo para no decir lo que había sucedido, de la misma manera qué él había declarado qué no diría nada sobre la demanda qué no se haría.
—¿Cómo te sentís?— Necesita cambiar de tema a cómo dé lugar.
A pesar de que aquello es algo qué le interesa, y preocupa.
—Me duele aún la cabeza, pero creo qué falta poco — Sonríe débilmente. —Quiero bañarme.— Admite con las mejillas ruborizadas.
Aiden también lo hace al observar qué ella está haciendo un gran esfuerzo para no ponerse fastidiosa, a pesar de que la situación lo amerita de todos modos.
—Creo qué tendrás el alta muy pronto, y podrás aprovechar ese momento para darte una ducha caliente acá.— Señala la habitación y la puerta qué tienen a un lado.
La habitación qué le habían otorgado contaba con todas las amenidades suficiente para qué la estadía de quién tuviera que estar allí fuera por demás placentera. y a pesar de qué Aiden había decidido utilizar el baño común de la clínica darse un baño relajante con agua caliente en aquel lugar.
Llevándolo a pensar qué su ducha, a veces, podía llegar a ser demasiado fría y Lola hoy necesitaba estar lo más atendida posible.
—¿Crees?— Ella muerde su labio inferior al observar dicha puerta.
Aiden le guiña un ojo y asiente. —Obvio, la habitación es para vos y para tus comodidades, y ya que no vamos a levantar una denuncia contra esos dos imbéciles, lo menos qué podés hacer es bañarte y relajar un poco tus músculos.— Propone con una mueca en sus labios.
Lola suspira y mueve su cabeza hacia un costado al escuchar cómo había llamado a los hermanos Massim, pero el golpe en la puerta, llamando para ingresar, los interrumpe de su respuesta.
A lo que ella abre sus labios y los vuelve a cerrar, mientras qué Aiden toma el pomo de dicha puerta lentamente y abre para corroborar qué no es uno de los hermanos, cómo el esperaba, sino que es el medido que vino a verla hace pocas horas, explicando qué había cambio de guardia y ahora él estaba al pendiente de su caso.