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1045 Words
—No es momento de empezar una conversación de este nivel creo. Estamos en una clínica y me parece qué lo más importante es la chica.— Sisea Erick mirando a su hermano mayor. Eros niega con la cabeza al saber que su hermano se estaba metiendo dónde no quería que se metiera. Y habiendo estado pocos minutos frente a Aiden era más qué suficiente para analizar lo fuerte qué era su personalidad. —¿Creen que no tengo idea de quiénes son?— Suelta una carcajada. Eros suspira, mientras que niega con la cabeza en dirección a Erick. —No tenés idea de lo que estás diciendo, puede que tengas una mala noche, pero nosotros no somos malos tipos y el hecho de qué hayamos tenido este accidente no es motivo para que nos juzgues.— Erick insiste en responder. Eros aprieta sus labios. Diga lo que le diga estaba claro que Erick no haría caso por su constante rebeldía de querer siempre defenderlo. Cuándo en realidad a Eros le importaba realmente una porquería lo qué otros pensarán de él. —No creo qué tu hermano mayor necesite un defensor, y en ese caso, te aseguro qué tu trabajo es patético.— Sonríe maldicioso. Olvidando por unos instantes que lleva a su hermano pequeño en sus brazos. Queriendo confrontar a todo dar. Pudiendo reconocer qué no era momento de hacer un escándalo, además de qué lo más importante era ver a Lola. —¡¿Vas a querer escuchar lo que dijo el médico, o no?!— Eros eleva levemente el tono de voz y al mismo tiempo, su barbilla. Evitando qué Erick responda algo qué pueda complicar todo más. —¿Podemos verla ya?— Sisea hablando al mismo tiempo. Aún tenía a Demian en sus brazos. Se conocía muy bien y también conocía el carácter de Lola, la cuál no iba a estar para nada contenta al saber que él había discutido con su hermano en brazos. Exponiendo al mismo en una situación de violencia con la cuál ella no estaba de acuerdo. —Los llevaré con el médico, la estaban transfiriendo a una habitación común, pero tendrá que pasar la noche acá y mantenerse despierta por una posibilidad de contusión, sacando eso se encuentra en perfecto estado.— Hace una mueca con sus labios. Aiden asiente. Demian apoya su cabeza en su pecho, tiene sueño pero quiere ver a su hermana, y se mantiene levemente despierto. —Quiero ver a Lola.— Suelta cerrando sus ojitos. Eros sonríe. —Esto es de ella.— Le da la mochila de Lola. Aiden toma la mochila y se la cruza en el hombro dónde no tiene a Demian, luego lo abraza y acomoda mejor en sus brazos observando lo qué ocurre a su alrededor. Erick se encuentra con Matías despidiéndose del mismo, ya que quiere saber paso a paso que es lo que sucedió, más que nada por la preocupación de poder irse tranquilo al saber que los dos hermanos estarán bien. Prometiendo qué no dirá nada a su madre antes de hablar con Eros. Es por eso que observa de reojo cómo Aiden tiene la mochila de su hermana cruzada en su hombro. —La vamos a ver pronto, enano, para eso estamos aca.— Acaricia su cabello y acomoda su campera. Hace mucho frío esta noche, pero no tenían más abrigo qué ese, además que había salido prácticamente cómo un loco del departamento. —¿Es su hijo?— Eros sólo lo suelta y cierra los ojos cuándo se escucha preguntar eso. Aiden sonríe cínico. —Somos sus hermanos.— Responde llegando hacia el médico. Eros vuelve a sorprenderse de la respuesta y no logra escuchar lo que Aiden y el médico charlan, tiene aún en su retina el color de sus ojos. Y no puede dejar de pensar en aquello, al mismo tiempo que se siente un tanto extraño y al mismo tiempo un imbécil, dada la situación. —Bienvenidos.— El profesional estrecha su mano libre para con Aiden. El mismo acepta el saludo con un movimiento de cabeza y estrecha la mano de la misma forma qué lo había echo el médico para con él. —Soy Aiden, su hermano.— Infla su pecho al mencionar aquello. —¿Y este pequeñín?— Sonríe dulcemente. Demian se esconde en el hombro de Aiden y el mayor sonríe acariciando su espalda. —Mi hermano.— Informa con una media sonrisa de costado. —¿Por qué tienen gorros navideños?— Demián pregunta bajito. Aiden y el médico sonríen. —Porque son ayudantes de Santa, enano.— Asegura su hermano mayor, al mismo tiempo que el médico le regala un chupetín. Aiden lo toma y se lo pasa a un tímido Demian, quién vuelve a abrazar a su hermano mayor con el chupetín en la mano. Eros se pierde en la conversación, no logra escuchar nada de lo qué el médico le está explicando, y puede qué no este prestando atención a la conversación, porque se quedó tranquilo con el primer informe qué le hicieron a él y a su hermano. —Pueden pasar.— Demanda el profesional. Y aquello es lo primero que Eros escucha cuándo sale de su ensoñación. Habiéndose tomado unos momentos para analizar a la familia qué tenía enfrente, teniendo más de una pregunta de por medio ante cómo es qué estaban solos, y que dos menores acudían a la clínica ante el aviso de qué Lola había tenido aquel accidente. —Gracias.— Responde ronco. Dándole una última mirada a Eros de fastidio, que se ve reflejada también hacia Erick, detrás de su hermano. Y por más que no fuera momento de continuar con aquella discusión, si se prometía a si mismo no dejar las cosas así nomás, primero se ocuparía de ver en qué condiciones se encontraba su hermana mayor, y luego se ocuparía de lo qué su personalidad no le dejaba de recordar. —Pasen, pasen, hablaremos luego de sus cuidados.— El médico insiste con una sonrisa amable en su rostro. Aiden avanza concentrado en ver a Lola e infla su pecho al encontrarse con ella en aquella camilla, con un suero en su brazo y un cuenta pulsaciones en su dedo.
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