Eros, esta completamente sorprendido por la habilidad que tenía el pequeño de interactuar con las personas, algo que en su infancia no había funcionado de esa manera, teniendo en cuenta que era incluso mucho más retraído que su hermanito menor.
Quizás se podía sentir hasta intimidado de qué a su edad fuera tan bueno sociabilizando para con los adultos, llevándolo a retraer a sus recuerdos más oscuros, en los que su madre los obligaba a estar siempre en diversos eventos, queriendo que fueran en el centro de atención.
De ahí su fobia a hablar en público o ese rechazo a las cámaras, y los medios de comunicación.
—Café.— Sonríe al responder mirando divertido a Aiden, que parecía hervir en sangre cuándo hablaba.
Y aquel juego de fastidiarlo le estaba empezando el a gustar al mayor.
Teniendo que ser sincero para con él mismo, y admitir que eso no estaba bien, en su defensa, Aiden no había sido amable para con ninguno de los hermanos Massim y esperaba darle un poco de su medicina, aúnque, no estaba muy seguro de cuánto podía llegar a tirar de la cuerda floja.
—¡Guacala!— Saca la lengua. —¡Eso toman mis hermanos, y mucho más Lola cuándo se queda dormida estudiando!— Hace otra mueca restándole importancia con sus manos.
Haciendo una divertida morisqueta que logra hacer sonreír a Eros, mientras que el hermano de Demian, no hace más que colocar sus ojos en blanco y pasar una mano por la comisura de sus labios mostrando su frustración.
No podía creer que una persona con el nivel adquisitivo que tenía Eros se estuviera comportando de ese modo, en el sentido de que para él estaba actuando de ese modo tan amable y sobre protector para con Lola, nada más y nada menos, que porque tenía terror a que los medios de comunicación se enteraran de lo sucedido esta noche.
Incluso, estaba completamente cegado por la ira al respecto de que tanto él, cómo su hermano menor, se estaban comportando verdaderamente de manera hipócrita a su parecer.
Y siendo completamente sincero esa era una de las características que más detestaba de las personas, al mismo tiempo, que no podía creer cómo su hermana estaba tan relajada e intentando que no se formará una discusión o que la situación llegara a un extremo mucho más invasivo con todo lo que estaba pasando su alrededor.
No obstante, Aiden, sabía perfectamente que a Lola no le importaba el dinero, por más que se encontrará en una situación en la que el mismo les servía por poca cantidad que fuera, estaba más que claro que no aceptaría, de ninguna manera, sacar provecho de esa situación.
Agregándole, el pequeño gran detalle de que ella seguía insistiendo en que había sido absolutamente todas su culpa el accidente tan sólo por no mirar al cruzar para tirar la basura.
Aiden carraspea, ligeramente incómodo al respecto de que hubiera dicho algo de su vida privada.
Más al ver el interés de Eros en aquella información.
—¿Comiste algo de lo que mí hermano te trajo?— Sonríe divertido, una vez más.
Parecía estaba encantado por completo con ese chico... Pero también con toda su familia, exceptuando a Aiden.
Era cómo sí Lola y su hermano pequeño lo estuvieran envolviendo en una especie de bucle, del qué necesitaba saber cada vez más de ellos para poder soltarlos.
Quizás, era su propio inconsciente, queriendo tener una relación así tan ligera y normal, acostumbrado a ser completamente lo contrario el hecho de cómo tenía que haber vivido su vida en su infancia.
Demian niega con la cabeza. —No.— Responde.
Eros tuerce su entrecejo. —¿Por qué?— Cuestiona, sin dejar de mirarlo de manera delicada.
Demian, observa a Aiden.
Eros achina sus ojos, reconociendo qué su hermano mayor tenía algo que ver con la actitud del pequeño.
—No debemos tocar lo que no es nuestro.— Demanda con calma.
Aquello sorprende al morocho.
Aiden sonríe y acaricia la cabeza de su hermanito con orgullo, porqué no tenía ni la más mínima intención de consumir algo que hubieran comprado ellos.
—Lo traje para vos y tus hermanos, podes comer lo que quieras de ahí y si querés algo más me lo pedís y sin problemas te lo traigo.— Señala la bolsa que está a su lado.
Los ojos de Demian brillan y se agrandan más.
—¡¡No malcríes a mi hermano queriéndole dar a entender qué puede tener todo lo que pida!!— Se queja apretando sus puños.
Demian traga saliva bajando la mirada, manteniendose en silencio.
Eros coloca sus ojos en blanco, haciéndole una pequeña mueca divertida a Demian, para luego alzar su vista hacia Aiden.
—¿Por qué no?— Sonríe divertido al ver a Demian curiosear la bolsa de starbucks.
Aiden maldice pero no hace más que negar con la cabeza, cerrando sus labios y queriendo matar a Eros, recordando que Demian está con ellos, y qué no sería en absoluto propio.
—Porque lo estás malcriando, y no tiene ni la menor idea de lo que es esa marca.— Sentencia enojado.
Sabiendo qué no hay posibilidades de que ellos consuman algo de allí.
Eros sonríe, pasando una mano por la comisura de sus labios. —Es sólo una atención, por tener que estar acá, y todas las molestias.— Afirma alzando sus manos. —Tenés una clara distorsión de lo que significa ser amable y querer malcriar a una persona.— Responde con educación pero nivel, al mismo tiempo.
Aiden suspira tomando la bolsa que su hermano menor no puede sostener con ambas manos, mientras que hace aquella acción a regañadientes.
Eros se agacha a la altura de Demian por unos instantes. —Podes comer todo, campeón.— Le guiña un ojo.
Demian observa a su hermano, y Aiden no hace más que asentir con la cabeza apretando sus labios con rabia.
—Gracias.— Le sonríe Demian y mira el interior de la bolsa sacando un panquecito de arándanos.
Aiden vuelve a negar mordiendo su labio inferior.
—¿Es alérgico a algo?— Cuestiona ahora hacía el adulto.
Aiden niega, nuevamente, y ayuda a su hermanito a quitarle el papel.
—Gracias, pero no era necesario, no necesitamos tu ayuda, y no creo que sea necesario que te lo repita, no necesitas darnos regalos o comida para qué mantengamos la boca cerrada.— Asegura seco.
Ya suficiente era tener que agradecerle.
Teniendo que admitir para sus adentros que se estaba conteniendo de querer hacer todo lo contrario.
—Te dije qué no es nada.— Se mantiene recto.
Inflando su pecho, y estando algo molesto con esta situación.
—Se que lo que haces, es por conveniencia, no creas qué soy hipócrita creyendo que haces todo de buena fe.— Se ríe.
—¿Que problema tenés conmigo?— Eros, bebé de su café y lo mira.
Ya cansado de sus idas y vueltas.
—¿No es obvio?— Se ríe señalando todo.
—¡Se que cometimos un maldito accidente pero intento que su estadía en esta época del año sea llevadera, no te estoy queriendo comprar ningún silencio, te dije qué yo mismo declaré en la policía y podés ver el informe!— Admite en voz baja para no asustar a Demian.
Aiden se da cuenta de aquello, pero no es algo qué agradece, no puede creer que su hermano se este comportando de aquel modo vergonzoso, aceptando todo de Eros, al mismo tiempo qué no puede creer que él, también, se está comportando de una manera poco amable y qué probablemente no sea el modo correcto de hacer las cosas.
Aunque su instinto de supervivencia es mucho más fuerte.
—¡No tenes idea de nosotros!— Escupe con recelo.
—¿Y eso que tiene que ver?— Eros se queja. —¡Eso debería de decir yo, que no tenes ningún derecho a juzgarme!— Agrega cínico.
—¡Ni de nuestra familia, y no nos vas a comprar con ropa nueva y cosas costosas!— Vuelve a señalar la habitación obviando las palabras de Eros.
—No voy a discutir con vos, menos que menos estando tu hermanito entre nosotros.—Le recuerda, mientras que el pequeño mira su panquecillos con ganas.
El mas grande niega con la cabeza enojado ante el reto que acaba de recibir.
—¿¡No te parece demasiada confianza!?— Cuestiona irónico.
—Solo quiero revertir mi error.— Explica cansado.
—¡Si claro!— Aiden suspira frustrado.
—No tengo ni idea de quiénes son, vos bien lo dijiste, pero no estoy haciendo las cosas de mala leche.— Admite sin ningún pudor, aún sabiendo que probablemente Erick los este escuchando desde el otro lado de la puerta.
Aiden asiente tomando el café y señalandoselo a Eros para que vea que lo toma, agregando una mueca cínica a su gesto.
Eros rueda los ojos, ante aquella actitud tan infantil y pasa una mano por su frente ante su comportamiento.
Algo pasa por su cabeza en aquel momento, tiene que salir de la habitación a como de lugar, pero quiere estar con Lola, y aquella absurda idea se cruza en su mente, sintiéndose algo sucio por involucrar a un menor en su pequeño malvado plan.
—¿Querés ver a Lola?— Propone mirando a Demian, luego de haber recibido la mirada penetrante de Aiden .
Aiden arquea sus cejas.
Y Eros ya reconoce qué no tiene vuelta atrás, fue demasiado obvio.
—¿Puedo verla?— Sonríe emocionado ignorando las miradas de los adultos.
—Claro, campeón.— Sonríe dejando su café vacío en el tacho para ayudar a Demian a bajar.
—¿Mi hermano puede ir también?— Sonríe mirando a Aiden.
—Claro que sí.— Responde amable, tomando su mano.
Aiden niega con la cabeza, estaba usando a su hermanito y eso lo tenía fuera de control, por lo qué suspira apretando sus labios para mantener la calma.
Recordando qué no tiene porqué tratar mal a Demian, ya qué él no tiene la culpa de lo qué ocurre a su alrededor, ni en su mente.
—Ire en un rato, Demian, tengo que hacer algo antes.— Se agacha a su altura y besa su frente luego de haber abrochado su campera.
Eros alza su barbilla, levemente sorprendido de que le permita llevárselo sin su compañía.
—Esta bien... Iré con Erooos a ver a Lola.— Sonríe apretando más su mano.
Aiden finge una sonrisa, que no sale más que una mueca extraña en sus labios, mientras que despeina el cabello del menor.
Alzando sus ojos, una vez más, hacia Eros, en una pequeña clara advertencia para qué se sienta amenazado si algo le pasa a su hermano.
Volviéndose a replantear qué no tiene qué dejarlo sólo, pero qué tampoco le puede llegar a ocurrir algo moviéndose de una habitación a la otra, teniendo en cuenta que están en el mismo piso qué Lola.
Además de qué su cabeza es una completa bomba de tiempo, a punto de estallar, de la única manera en la que lo sabe hacer.
A los golpes.
Queriendo evitar aquello, ya qué sólo se le cruza por su mente la cara qué podría llegar a poner Lola si se entera que golpeó a la persona qué la atropello.
—Lo cuidaré.— Eros susurra ronco.
Aiden lo ignora y le da un sorbo a su café, apretando el vaso por demás al ver cómo Demian toma su mano con demasiada confianza.