Eros infla su pecho coincidiendo en todo.
No obstante, tampoco se caracterizaba por querer hablar sobre su familia en estos momentos.
Y a diferencia de Lola, a él si le avergonzaba el hecho de cómo es que todo ese clan multimillonario que tenía como familia veía la vida, y se tomaba algunas situaciones en particular.
Teniendo que darle la razón al hermano del médico que acababa de conocer hace tan solo unas pocas horas, en qué si fuera por su familia no estarían allí mismo aguardando porqué Lola se recupere.
—¿Querés que te muestre?— Propone, algo tímido, cuándo el pequeño escoje una película de dibujos navideña para ver ajeno a ambos.
Habiéndose aburrido con la primera opción qué había escogido.
Claramente era un gran amante de la época navideña y Eros no necesitaba consultar absolutamente nada al respecto para confirmar aquello.
Lola abre sus ojos con sorpresa. —¿En serio?— Pregunta con una sonrisa.
El morocho sonríe y se levanta en busca de su PC.
Le encantaba cómo ella se asombraba de todo lo que le comentaba, le gustaba ser un desconocido en estos momentos, para al menos una sola persona, y que lo fuera descubriendo de apoco y que no supiera todo de su vida, cómo la mayoría sabía.
Ella era distinta. Y aquello llamaba poderosamente su atención.
Estaba más qué claro qué se había quedado allí por aquella atracción extraña qué había sentido respecto a Lola en el primer instante en el qué choco sus ojos para con los de ella.
—Soy propietario de dos clubes de hombres, un espacio conectado entre lo que es una barbería VIP, una casa de tatuajes, y debajo una zona de bar.— Murmura algo tímido.
Incluso, se quita algo de mérito haciendo una mueca con su rostro, estaba más que claro que Lola no era como el común de las mujeres que él conocía, por eso mismo tampoco quería hablar de sus negocios, ya qué eso era algo qué, aparentemente, a ella no le importaba en absoluto, o quizás era la primera impresión que le daba por el momento.
Quería intentar ser lo más discreto posible, teniendo en cuenta que el hermano menor de la misma aparentemente lo conocía y sabía perfectamente de qué familia más que multimillonaria provenían cualquiera de ellos dos.
Esperando, desde lo más profundo de su ser, y no sabiendo muy bien porque, qué Lola no se enterara de inmediato de la enorme fortuna con la que ellos contaban.
El dinero a veces, podía hacer algo completamente atractivo para algunas personas, pero el dinero mezclado con el poder de la manera en la que ellos conectaban, era algo que llegaba a asustar.
—¿Un club de caballeros o algo así?— Muerde su labio inferior.
Llevando la idea en su cabeza a una especie de casa de burlesque, algo qué no le parecía del todo increíble, pero admitida para sus adentros que Eros tenía ingenio al momento de hacer negocios, habiendo escuchado con antelación las diferentes actividades que se podían realizar en dichos lugares.
Eros mueve su cabeza ligeramente hacia un costado. —No, no es un prostíbulo.— Se carajea pasando una mano por la comisura de sus labios.
Lola tiñe sus mejillas de colorado, él la había descubierto. Y aquello no podía ser más vergonzoso en estos momentos.
De todos modos al hombre qué tenía sentado a su derecha le parecía por demás tierno su gesto.
—La idea surgió, en realidad, porque no encontraba ningún lugar en el que me sintiera que podía ser yo mismo, quería un lugar privado, y tranquilo, alejado de la prensa y de los paparazzis, un lugar en el que hubiera un momento de calma para cuándo alguien quisiera hacerse un tatuaje, entrenar o tomar un trago.— Agrega subiendo sus hombros.
Ella asiente y mira sus tatuajes, es la primera vez en lo que va de la madrugada que se da el tiempo para analizarlo.
—Eso es nuevo, creo que a Aiden le gustan esas cosas.— Admite ruborizada y en voz baja.
Eros arquea sus cejas. —¿Tu hermano?— Cuestiona sorprendido.
Y hace un pequeño escaneo con su memoria para recordar de manera visual si es que el hermano de la rubia llevaba algún tatuaje expuesto en su piel que se viera visto cuando se encontraron.
—Pero no entiendo mucho de ese mundo, osea se qué hay estilos de tatuajes y esas cosas pero no tengo idea verdaderamente de nada, se qué él si.— Muerde su labio inferior ocultando una risita.
Eros asiente burlón.
Ahora estaba un poco más claro que Aiden lo conocía, ahora le cerraba un poco más su comportamiento hacía él... Y probablemente sabía perfectamente de que esos lugares eran completamente costosos y de demasiado poder adquisitivo.
—Podría llevarlo a una de las inaguraciónes, para que vea si es lo que le gusta, estamos justo a días de abrir una en dónde pasó todo el accidente de hoy.— Propone abriendo la carpeta para buscar sus archivos.
Lola parpadea.
No creía que fuera posible que hubiera tanta coincidencia y justamente el lugar del que él estuviera hablando fuera el que se encontraba frente a su cafetería y bar.
Por eso mismo, quita esa idea de su cabeza, porque a pesar de que él parece una persona que tiene un gran poder adquisitivo, tampoco, parecería tanto como para tener y ser propietario de un lugar con tanto lujo, si bien estaba pre juzgando, no lo estaba haciendo en realidad con malas intenciones, sino que le parecía una persona más bien normal.
—Digo, si le gustan los tatuajes y ese mundo, quizás sería bueno que se pueda dar una vuelta.— Agrega ante la mirada qué había podido observar en los ojos de la rubia.
Lola vuelve a sonreír débilmente.
—Supongo que le gustaría.— Murmura. —Aunque Aiden es más de hacerlas cosas por él mismo, y no creo que se sienta muy a gusto si lo obligamos a algo, además de que insiste en trabajar para poder ayudarme y yo necesito que termine sus estudios secundarios.— Agrega mordiendo su labio inferior.
Incluso, sonríe levemente de costado estando un poco avergonzada por la actitud que había estado teniendo durante todo este tiempo su hermano menor.
—"¡¡Que deje de hacerlo por dios, se ve tan dulce!!"— Piensa.
Luego sonríe de costado, coqueto. —Eso es lindo de parte de ambos, se ve qué se cuidan mucho.— Susurra elevando sus comisuras.
Lola asiente mordiendo su labio inferior. —Se qué con su carácter es difícil de que me haga caso, pero no hay nada mejor que la educación y yo necesito que termine sus estudios.— Agrega subiendo sus hombros.
Eros coincide. —Si, por supuesto que es más que entendible y estoy de acuerdo.— Responde. —Aunque parece que tiene su propio carácter para poder decidir qué es lo que quiere hacer y lo que no quiere hacer.— Agrega risueño.
Logrando quitarle una pequeña sonrisa de los labios a Lola. —Es de armas tomar, y creo que a veces se preocupa demasiado por mí, solamente porque soy mujer y supongo que por eso reacciono de esta manera para con vos la noche de hoy.— Suspira levemente cansada.
—Creo que no le caigo bien a tu hermanito, justamente por mí fama, estoy seguro de qué sos una de las pocas personas qué no tiene idea de quién soy, y eso es agradable. Pero tú hermano es más qué claro qué sabe quién soy, y no lo juzgo por haberme tratado de esa manera.— Aprieta sus labios apenado.
Lola frunce los de ella y lo mira tímida.
—Lamento si dijo algo fuera de lugar, Aiden suele tener mal temperamento de los dos. Y es lo qué te decía antes, él es tan temperamental qué no se fija en lo que dice antes de decirlo.— Se disculpa bajando la mirada.
Eros asiente coincidiendo.
—Si tuviera una hermana a la que atropeyo un tarado creeme que haría lo mismo, no tenés nada de que disculparte por él, de la misma manera que tampoco aceptaría una disculpa por su parte, a pesar de que sabemos que él no la daría, y está bien porque yo haría lo mismo por mi hermano.— Asegura girando su pc para mostrarle uno de sus últimos proyectos.
Exactamente, el que estaban por inaugurar en frente a esa cafetería en la cuál sucedió todo este accidente, y él, todavía, no tiene ni la menor idea de que ella es la propietaria de ese lugar.
—Este es el último proyecto.— Señala la pantalla.
Lola, traga saliva en seco estando un poco sorprendida por aquellos bocetos y vectores que esta viendo en la plataforma que él le estaba mostrando, todo parecía realmente de lujo, moderno, pero sobre todas las cosas, con mucho estilo.
—¡Parece súper profesional, se ve que le pones mucho esmero a cada cosa que haces!— Suelta divertida.
Eros sonríe perdido en su sonrisa. —Me gusta diseñar, me gusta ocuparme de las cosas con mucha exactitud, soy bastante meticuloso, y si bien no soy ingeniero ni arquitecto, me gusta estar en cada uno de los detalles de quienes sí se dedican a este tipo de cosas.— Admite tímido.
—Se re nota, esto es verdaderamente increíble y con tan solo ver estos bocetos me lo puedo ver reflejado en la realidad.— Se ríe divertida siendo totalmente honesta.
—¿Te gustó de verdad?— Sonríe esperando su respuesta.
No sabe por qué, pero realmente le interesa saber su opinión.
Ella no parece ser de ese mundo, y encontrar a alguien distinto en todo esto es cómo oro en polvo.
Lola parece y es honesta, sencilla y sin pretensiones y eso es lo primero que Eros nota, luego de admitir que es hermosa, más cuándo sonríe o peor, aún, cuándo muerde su labio, gesto que lo esta volviendo loco en lo que va del tiempo que la tiene enfrente.
—Me gusta.— Admite sincera. —Estoy más que segura de que no es lo que tenía en mente cuando me imaginé la idea en la cabeza... Pero esto parece de otro nivel, algo completamente de lujo y qué tendrá gran impacto en el público al qué está demandado.— Agrega risueña.
Eros baja la mirada apretando sus labios, claramente era más que obvio que ella no iba a imaginarse tanto lujo, porqué si no se hubiera equivocado desde el inicio en base a lo que opinaba de la rubia.
—Es bueno escuchar eso, apunto a un criterio un poco exagerado, porque es la gente que más dinero deja y de eso es de lo que se trata en los negocios m— Sonríe negando con la cabeza.
Lola coincide, pensando que ella se alegra de cualquier persona que concurre a su bar y se toma un simple cafe o una cerveza.
Pudiendo detectar las grandes diferencias culturales y sociales qué hay entre los dos.
—¿Te ocupas de todo lo qué ocurre al rededor de tus negocios?— Cuestiona curiosa abrazándose a si misma.
—Absolutamente todo.— Responde. —Tengo un cuaderno y cuándo se me ocurre algo, lo pongo en notas de mi celular y luego lo plasmo en el mismo cuándo estoy en mi casa o en el estudio.— Suelta una carcajada avergonzado. —No soy de esas personas que suelen delegar las tareas que se pueden hacer por uno mismo, además soy un fiel creyente de que estando en el lugar en dónde uno invirtió, es en dónde más se va a notar la ganancia.— Agrega subiendo sus hombros.
Lola entre abre sus labios.
Pensaba de la misma manera.
—Eso es lindo.— Sonríe ella.
Eros la mira arqueando sus cejas. —¿Yo?— Muerde su labio inferior.
Lola carraspea completamente ruborizada. —Tu trabajo... Y tu personalidad o lo que veo ahora.— Corrige.
Él sonríe negando con la cabeza. —Me había ilusionado.— Bromea.
Lola aprieta sus labios y baja la mirada. —¿Tenés otro?— Quiere cambiar de tema a cómo dé lugar, y es por eso qué pregunta aquello moviendo su cabeza a un costado.
Eros asiente emocionado de que ella quiera ver más de su material. No pasando por alto la especie de coqueteo que había iniciado, poniendo levemente a prueba a Lola, para ver cuál era dicha reacción.