Celeste pensó en la primera pregunta que le iba a realizar a su consejero. —¿Es normal que tenga mis recuerdos y sentimientos intactos? —preguntó con temor. —Eso es normal; los buenos y los malos recuerdos sirven para aprender, reflexionar y purificar el alma, por eso no se borrar al momento de llegar al paraíso —respondió Gabriel acostumbrado a la misma pregunta. —Entiendo—dijo para luego respirar hondo para la siguiente pregunta—.¿Qué me pasaría si no cumplo con mi misión? —interrogó con ansiedad. —Se te asignará otra. Aunque debo decirte que eso es imposible: Dios siempre sabe con precisión la misión que necesita cada ángel; él conoce los miedos y virtudes de cada ser que el mismo creó, por lo tanto la misión que él te otorgue será perfecta para ti —respondió Gabriel con segurida