En un gran salón se encontraban los arcángeles, sentados alrededor de una enorme mesa de cristal con incrustaciones plateadas y doradas. —Como ya todos saben, la situación en el mundo de los vivos se encuentra en un estado crítico —comentó el arcángel Miguel—. Los seres humanos han desobedecido los mandatos de nuestro padre. Debemos tomar acciones pronto —agregó seriamente. — Enviáremos a los ángeles consejeros a hacer sus evaluaciones lo más pronto posible —dijo el arcángel Rafael—. En estos momentos se ha hecho muy difícil, cada vez son más las personas que están muriendo, pero tengo fe que más almas puedan llegar al cielo y no al infierno —agregó finalmente. —Confiemos en nuestro padre; él nos dará la fortaleza para luchar contra el mal—dijo el arcángel Gabriel. La reunión final