Capítulo I
Desde un lugar contrario del mundo de los vivos, donde las almas deambulan ya sin sentido, el calor es insoportable, y los espíritus no tienen descanso, se encontraba el diablo: una bestia aterradora que gobernada el infierno. Él, tomó la decisión de alejarse a un lugar más privado luego de observar las almas pecadoras que llegaban una y otra vez a sus dominios.
—Mi señor, ¿Se encuentra bien? —preguntó uno de sus mejores sirvientes.
—Sí, solo estoy cansado y aburrido de ver lo mismo sucesos todos los días—respondió dando media vuelta con sus grandes patas, alejándose así del lugar. Luego, ingresó a su lugar favorito: su cueva, esta era muy extensa, el calor era más fuerte y la humedad era exquisita para él. Suspiró y pensó por un largo tiempo, hasta que tuvo una idea—. Iré al mundo de los vivos y me divertiré un rato. Tentaré a más humanos al pecado, pronto más almas me pertenecerán. —dijo con maldad, sus carcajadas hicieron eco dentro de aquella cueva decorada con sangre seca, piel humana y animal.
En pocos segundos tomó una forma humana: la de un hombre no mayor de treinta años, alto, piel blanca, cabello n***o, ojos del mismo tono. Vestía ropa oscura que lo hacía ver misterioso y atractivo para cualquier mujer. Se dirigió hacia un portal que conectaba al mundo de los vivos, lo atravesó, en segundos llegó a un pequeño pueblo donde la temperatura, estructura y ambiente era distinta al suyo. Él, en muchas ocasiones ya había visitado a los humanos; había analizado sus costumbres y comportamiento, había estado en muchos lugares, provocando caos y destrucción. Su método era tentar a aquellos humanos con pensamientos de maldad, a provocar muerte y dolor hacia los demás. Este tipo de humanos eran fáciles de manipular y le causaba diversión. Era la primera vez que estaba en ese pueblo. A esa hora del día había mucho tráfico, caminó por una avenida donde un taxista tocaba su claxon para que un auto color gris que se encontraba frente a él se moviera, pero la persona que estaba en el interior se encontraba hablando por teléfono; al escuchar el insistente sonido del claxon, observó que la luz del semáforo se encontraba en verde, pero decidió no moverse para fastidiar más al taxista. Fue entonces que el diablo influyó en los pensamientos del molesto taxista, quien, sin dudarlo, llevó acabo esa idea dentro de su cabeza, este aceleró su auto hasta chocar con el auto gris, provocando que este chocará con otros automóviles. El sujeto afectado bajó del auto muy molesto, se acercó al taxista, quien sonreía por lo que había hecho, pero este no pudo notar aquella arma que portaba aquel hombre en su mano, y fue entonces cuando el hombre del auto gris le apuntó y le disparó sin dudarlo, matándolo al instante al taxista.La gente corría y gritaba, horrorizados por aquella escena. La policía y la ambulancia llegaron al lugar poco después para hacer su respectivo trabajo.
El diablo divertido por lo que había ocasionado, decidió seguir caminando por aquel lugar. Llegó a un pequeño parque lleno de árboles y flores donde las personas pasaban un rato agradables. Hizo una mueca de disgusto ante aquella aparente diversión de esos humanos y decidió entrar al parque para tomar asiento en unas de las bancas de metal.
Observó con entendimiento ese lugar donde los niños jugaban y las personas descansan sobre el pasto verde; sin embargo, hubo alguien que logró captar toda su atención. Sus ojos curiosos observaron a una vagabunda por unos segundos, hasta que vio algo que lo dejó pensativo: ella se disponía a comer un pedazo de pan, pero en ese momento un perro callejero se le acercó y ella sin dudarlo le dio el trozo completo de pan.
Él no pudo comprender el porqué esa mujer andrajosa y sucia optó por darle de comer a un animal y no pensar en ella primero. Analizó las facciones de aquella humana de aproximadamente veintidós años de edad, sus ojos eran color caramelo, cabello castaño, su piel sin esa capa de suciedad era blanca como la nieve.
«¿Por qué una mujer tan hermosa terminó así?», se preguntó mentalmente.
Había observado muchos humanos con ese aspecto viviendo en la calle y buscando comida en la basura, pero había algo en ella que le daba curiosidad.
Ella se puso de pie y se marchó del parque. Minutos después, él hizo lo mismo. Ya se había divertido un rato y ahora era tiempo de regresar a su mundo. Se alejó del parque, pasando por un callejón frío y desolado, y fue entonces que detuvo sus pasos al observar a la misma chica del parque acomodándose en unos pedazos de cartón como si fuese su cama. Junto a ella había más personas en su mismo estado; niños y adultos charlando y otros durmiendo en el suelo. Ella charlaba con una mujer alegremente como si esa vida que llevaba no le afectará.
Él, pensativo se alejó de aquel lugar hasta llegar a un espacio solitario, donde abrió el portal para regresar a su hogar, pero en esta ocasión su visita había sido diferente.
«¿Habrá sido por aquella mujer?» Con esa pregunta, terminó de atravesar el portal, regresando a la cueva en su forma original.
Nota de la autora: Mí estilo son las historias cortas, es decir que los capítulos son cortos y quizás tu como lector estés acostumbrado a historias extensas, te pido respetes mí estilo. También te pido no insultar mí trabajo, no soy experta y sé que me falta mucho por mejorar en cuanto a redacción/ortografía, pero mí propósito es que pases un buen rato leyendo una historia que escribí con mucho cariño. Saludos enormes y gracias por tu atención.