La noche es fría y no tengo a donde ir. Después de tanto correr, el cansancio me deja sin poder correr más. Es por ello que, me detengo y miro a mi alrededor, notando que estoy lo suficientemente lejos del lugar. Con el cabello suelto y revuelto, el vestido sucio y la caja en mis manos, seguramente debo parecer un alma en pena corriendo en medio de la noche. Cansada, me siento en el anden mientras pienso en una manera de sobrevivir. Claramente el orfanato no es una opción, y no me refiero al futuro limitado, sino, a la persona que desea matarme. Ir a la policía tampoco es una opción. Así que, solo me queda un solo lugar a donde ir. La casa de los abuelos Smith. Me levanto de inmediato al saber a donde irme, sé donde viven porque cuando me visitan me recuerdan donde el lugar donde se en