Celeste El tiempo realmente había volado, no sé en qué momento paso, pero cuando me di cuenta faltaba una semana nada más para el casamiento de Santiago. Los días posteriores a su alta médica, lo cuide un par de días, pero había tratado de evitar cualquier conversación que pudiera surgir con respecto a los dos. No podía hacerlo, mi cabeza era un quilombo de proporciones épicas, habían pasado demasiadas cosas, el accidente de Santiago, su adicción, la partida de Bruno, que había dejado un vacío más grande del que pensaba, todo era demasiado ruidoso en mi cabeza y necesitaba silencio y quería un poco de paz. Me sentía realmente perdida. Ayer había terminado el vestido de novia de Delfina y lo había mandado con Clara, mi asistente, yo no tenía ni la más mínima intención de volver a verla,