Celeste Había tratado de retrasar lo más que pude este encuentro, pero mi suerte se había acabado y ahora estaba esperando a la futura esposa de Santiago para tomarle las medidas para su vestido de novia. Una pesadilla. Encima no había estado pudiendo dormir, exactamente desde hace cuatro días cuando se fue y no supe más nada de él. A veces me odiaba a mí misma por estar pendiente de alguien que no sentía nada en absoluto por mí, pensé que después de ese momento que habíamos tenido iba a regresar al otro día para que habláramos, pero no, en su lugar recibí solo silencio. La forma en que se fue… nunca me sentí tan despreciada y poco atractiva. Y es que era obvio, con el calibre de mujeres que ha tenido Santiago y solo viendo a la mujer que se va a casar con él, ¿en qué lugar de mi ca