Celeste Había aceptado tener una cita. Si una cita con Bruno y de esto hacía ya tres días, estaba tan nerviosa, probablemente hacia una eternidad que no salía a una y los nervios ya habían comenzado a apoderarse de mí. Era sábado y debería estar trabajando en ese vestido de novia, pero por alguna razón mi cabeza estaba en estado de shock, yo había aceptado y sabia de que se trataban las citas, pero no podía con eso. Temprano en la mañana cuando me aviso que iba a pasar por mí, no especifico a donde iríamos con lo cual no tenía ni idea que ponerme. Mi teléfono suena y rogando que sea mi amiga para que me auxilie lo agarro, no es ella, es un nuevo mensaje de Santiago, ya es el quinto, pero no voy a responderle. Una semana de silencio absoluto de su parte, ahora que se aguante que sea yo