Celeste Salí corriendo tan rápido como pude, las lágrimas caían sin poder frenarlas. Sabía que bajar corriendo diecinueve malditos pisos no era una buena idea, pero me sentía tan frenética en ese momento que no medí la pésima idea que era eso. No quería que él me alcanzara y tome el camino más lento de todos. Cuando llegue al hall de entrada era un completo desastre, no podía respirar, el cuerpo me temblaba y no sentía mis jodidas piernas. Aun así, me di cuenta que él nunca salió a buscarme. Volví a llorar, pero necesitaba salir de ahí, sentía mi sien palpitando y una especie de zumbido en mis oídos, mi teléfono sonaba sin parar y a pesar de eso no podía escucharlo con claridad. Antes de llegar a la entrada algo duro me tiro al piso, me dolió como un demonio y sabía que iba a haber u