Capitulo 15

2026 Words
Celeste Descarto el tercer vestido, y vuelvo a probarme el primero, creo que me quedare con este. Es n***o con gris, bordado y brilloso, tiene un lazo n***o en la cintura y es largo corte sirena, además, además, tiene un escote en la parte de adelante bastante lindo. Lo miro orgullosa porque hice un muy buen trabajo a pesar de todo el tiempo que me llevo. Lo saque y lo considere como opción cuando Bruno me invito a esta gala benéfica, siempre iba a esos eventos con Santiago asique antes de confirmarle espere tontamente todo ese día a que mi amigo me llamara para avisarme, pero no lo hizo, yo estaba priorizándolo y lo más seguro es que él ni haya considerado ir conmigo esta vez. Asique acepte la invitación de Bruno, después de esa cita en su yate donde nos besamos, nos estamos tomando las cosas con calma, salimos un par de veces, pero no ha pasado nada mas de ahí. Me gusta, y me gusta estar con él, es divertido y tranquilo al mismo tiempo. Me da mi espacio, pero siempre hay un mensaje de buenos días y buenas noches, no sé qué va a pasar, pero es la primera vez en mucho tiempo que quiero averiguarlo. Con Santiago, la distancia es cada vez más grande y me duele porque a pesar de todo es mi mejor amigo y siento que estoy perdiendo a mi otra mitad. Pero el cambio y no sé qué hacer con eso, de repente vuelve a ser el Santiago que conozco, pero después se acerca de una manera que me confunde solo para irse y no hablarme por días. Como si la culpa de eso, fuera solo mía. Y yo estoy un poco cansada de toda esa situación, tengo ganas por primera vez que un hombre me elija a mí, que se muera por estar conmigo y piense que soy la mujer más hermosa del planeta. Y a pesar de que siempre soñé que ese hombre fuera Santiago, soy realista y sé que eso no va a pasar nunca porque, este amor es unilateral y yo ya no quiero más eso. Quiero amar y que me amen, tan simple como eso. Una vez listo el vestido y los zapatos que voy a usar, lleno la bañera con sales y burbujas. Prendo unas velas y pongo música para tomar un baño relajante, si soy sincera lo necesito realmente, Delfina y su vestido de novia no solo es un recordatorio constante de ese casamiento, sino que esa mujer es insoportablemente espantosa. Y no es una cuestión de celos porque se va a casar con el hombre que amo desde que soy niña, no, es porque es una persona llena de envidia, maldad y resentimiento. No veo la hora de terminarlo y que esta tortura termine para no tener que verla más. Cuando todo está listo, me quito la bata y me meto en el agua, suspiro del placer. La música y el agua caliente me relajan tanto que cierro los ojos, dejando que mi cuerpo entre en ese estado de lividez, previo a estar en ese momento de calma y liviandad. No sé cuánto tiempo estuve, pero cuando sentí que me estaba quedando profundamente dormida supe que era hora de salir. Salí, tome una toalla y me seque, me puse mi crema de coco en todo el cuerpo y empecé a prepárame para esta noche. El pelo decidí llevarlo recogido y el maquillaje no muy cargado ya que el vestido era el protagonista de la noche. Las sandalias eran negras de taco aguja y solo llevaba un brazalete y aros haciendo juego. Tome un pequeño bolso n***o para guardar las llaves, el documento, algo de plata y lo mínimo para retocar el maquillaje ya que el teléfono no pensaba llevarlo. Estaba nerviosa. Era la primera vez que asistía a estos eventos sin Santiago y me aterraba pensar en cómo sería la noche ¿podría manejar Bruno estar ahí, con alguien que no pertenecía a su círculo social? El timbre sonó, era Bruno que me esperaba abajo, me apresure a apagar todo y salir. Cuando llegue a la puerta de entrada, verlo apoyado sobre su auto con ese traje n***o que le quedaba a la perfección me dejo sin aliento. Me acerque a él y cuando levanto la mirada sus ojos brillaron al verme. Sonreí. —Si te digo que estas hermosa, no es hacerte justicia Celeste— me tomo de la cintura y me acerco a él, rozo sus labios con los míos y suspiro—. Te extrañe. Mi corazón se detuvo. —Yo también te extrañé— dije tímidamente y era verdad, lo había hecho—. Estas muy guapo, Bruno. —No podía no arreglarme sabiendo que de mi brazo iba caminar la mujer más hermosa del mundo, quería estar a la altura. Lo mire, le sonreí y me acerque más, besándolo. Su agarre en mi cintura se intensifico y cuando abrí mi boca en un suspiro el me tomo con su lengua dominando el beso y arrasando conmigo. —Bruno…— corto el beso, ambos con la respiración agitada, apoyo su frente contra la mía. —Vámonos ahora mejor— dijo—. Porque, ya no estoy muy seguro de querer ir. Nos subimos al auto y en menos de diez minutos ya estábamos en el hotel Alvear donde se haría la gala. El lugar era deslumbrante, no importaba las veces que viniera a estos eventos nunca podría acostumbrarme a ello. A lo lejos pude vislumbrar a Santiago y Delfina y la realidad de porque no me había llamado para invitarme me cayó encima. Lo deseche rápido, estaba del brazo de un hombre increíblemente apuesto que quería estar conmigo, él había hecho su elección que era la lógica, al final del día se iba a casar con esa mujer asique yo, seguiría adelante con mi vida. Nos sentamos en la mesa que nos había tocado, luego de que el saludara a varias personas que yo no tenía ni idea quienes eran. Veinte minutos después de algunos tragos y canapés empezaron a servir la cena. Cena que por supuesto me dejo con más hambre. Al parecer Bruno era un hombre requerido asique cuando habíamos terminado de comer y él se enfrasco en la conversación numero mil, lo deje por un momento y me acerque a la barra a pedir un trago. Necesitaba algo más fuerte que los cocteles que estaban sirviendo. —Un vodka por favor— me senté en el taburete mientras esperaba mi pedido que el barman ya estaba sirviendo. —Un wiski para mí— dijo Santiago a mi lado que me sonrió cuando me giré—. Déjame decirte que me deslumbraste, estas hermosa Cielo. —Gracias— me entregaron mi bebida y la de él. —Cielo, no es que no quise invitarte— comenzó explicando, lo frené. —No te preocupes, no tenes nada que explicarme, hace casi semanas que no hablamos—la culpa cruzo por su rostro—. Y entiendo que ahora es con ella con quien tenes que asistir a estos eventos, es lo que corresponde. —De verdad, quería venir con vos. —No hay problema— murmure tomando un sorbo de mi bebida—. Las cosas van a cambiar, es algo normal. —¿Bailamos? — me tendió la mano, y a pesar de mi autodeterminación, cuando lo mire fue imposible negarme, asentí y me sonrió Me llevo hasta la pista de baile y me sujeto de la cintura, puse mis brazos alrededor se su cuello y comenzamos a movernos al ritmo de la música lenta. Ninguno dijo nada al principio, apoye la cabeza en su pecho y deje que me guiara. —Cielo— hablo después de un rato. —¿Si? —Te extraño demasiado— levante la mirada y me encontré con sus ojos azules brillosos, como si quisiera llorar y verlo así rompió un poco mi corazón. —Yo no me fui a ningún lado Santiago, fuiste vos el que se alejó— suspiro y dejo un beso en mi frente. —¿Es oficial? — pregunto, cambiando de tema. —¿Qué cosa? —Lombardo y vos— lo mire y se veía tan triste que me dolió verlo así, sin saber qué era lo que le estaba pasando. —No somos novios oficiales, pero si no estamos conociendo— reconocí—. Me gusta. Me abrazo y por un momento largo mientras la música seguía sonando no me dijo nada, luego se separó y acaricio mis mejillas mirándome fijamente. —No importa que pase, nunca nadie va a ocupar tu lugar en mi vida cielo, sos la única para mí— cuando estaba por decirme algo más, se detuvo mirando detrás de mí. —¿Puedo bailar con esta hermosa mujer? — la voz de Bruno me trajo a la realidad y Santiago dejo un beso en mi frente antes de separarse de mí. —Por supuesto— dijo, para irse. —¿Estas bien? — pregunto Bruno, yo asentí y le sonreí, mientras Santiago se iba del salón y supongo de la gala—. ¿Ya te dije que estas hermosa y que soy la envidia de todos los hombres en este salón? —Creo que lo hiciste— le respondí sonriendo—. Pero, creo que estas exagerando. Se acercó a mí, mientras la música sonaba, me tomo de la cintura y me pego a él, su perfume, me mareo los sentidos. —Nunca exagero cuando algo es hermoso y ciertamente lo quiero para mí. Estábamos en el centro de la pista de baile y su mano en mi cintura quemaba mi piel, al igual que su mirada. La música sonaba de una manera muy cálida y muchas miradas estaban sobre nosotros, pero no me importaba, solo éramos él y yo. Extendió la mano hacia la parte baja de mi espalda y dio una leve caricia mientras me susurraba en el oído lo hermosa y deslúmbrate que me veía, era tan caballero y seductor que te quitaba la respiración. Me mordí el labio inferior, se me aceleró el corazón y sentí calor en las mejillas. Era tan sexy y encantador, levanté la vista y me encontré con sus ojos, antes incluso de empezar a decir cualquier cosa, me di cuenta que era incapaz de coordinar un pensamiento coherente. Estaba completamente embriagada por este momento entre él y yo. Sin dudarlo un segundo, me apretó contra él, sus fuertes manos me estrecharon mientras se inclinaba y me besaba con fuerza. Le rodeé los hombros con los brazos y mis dedos se enredaron en su cabello revuelto mientras su lengua se introducía en mi boca. Sabía a whisky, a sexo y a promesas salvajes. Me rodeaba con sus brazos y su deliciosa boca se enredaba con la mía. El corazón me latía furiosamente, queriéndoseme salir del pecho mientras me chupaba el labio inferior y una mano se movía por toda mi espalda. Quería arrancarle la ropa, arrancarme la ropa, pero una pequeña parte de mí, en los recovecos de mi cerebro empapado de hormonas, seguía siendo racional. Estábamos en una jodida gala, rodeados de la gente más millonaria de la ciudad. Me eché hacia atrás, casi jadeando. —¿Te gustaría irte? — dijo con la voz ronca, visiblemente afectado, solo pude asentir igual de afectada y aturdida que él. Tomo mi mano y como si alguien nos persiguiera me arrastro al ascensor, cuando las puertas se abrieron casi me empuja dentro. Mi piel hormigueaba por la anticipación de lo que estaba segura iba a pasar. Llegamos a mi casa en nada, abrió la puerta con las llaves que le había dado y antes de cerrarla de un portazo volvió a tomarme de la cintura y besarme como si la vida le dependiera de ello, bajo el cierre de mi vestido y me dejo solo con mi ropa interior. Su mirada recorrió mi cuerpo entero con puro fuego y devoción y lo quemo todo a su paso. Iba a pasar. Y estaba totalmente de acuerdo en que sucediera.
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