Nathan llega hasta la recámara de Anne, estira su mano para tocar, no obstante, ella abre mucho más antes.
—¿Seguramente se equivocó cierto? Porque venir a buscar a su nueva peor enemiga no debe ser nada sencillo, pero yo tengo tanta prisa. —Anne empuja la puerta para poder salir, sin embargo, Nathan se atraviesa con la mitad de la silla, todo hasta que hace que ella se regrese.
—Deje de llevar tanto la contraria, porque eso me tiene mamado —Nathan está hablando muy bajo, todo para que Paul no alcance a escuchar.
—¿Así y como carajos me va impedir todo lo que tengo planeado? Si entre todo eso está usted —ella lo dice muy en serio, aunque él lo toma como un chiste.
—Soy el jefe. —Nathan busca imponerse, delante de ella trata de ser ese hombre que nunca ha llegado a ser.
—Pues lamento decirle que soy contratada por su padre, aunque dejarme mandar por usted para nada es una mala idea, todo lo contrario, sería bastante entretenido sentir adrenalina. —Ella realiza una voz susurrada, y termina por cerrar la boca de él que está abierta.
Entonces váyase ya mismo con todo y maletas, la mejor noticia que nos puede dar es su carta de renuncia. —Él se ríe de medio lado, ella se sienta y cruza su pierna.
—Podré dejar de verle el rostro tan amargado que siempre demuestra usted, hasta aceptar que otra persona le enseñe a Paul, pero renunciar a ser su madre eso no —esa respuesta de Anne lo deja a él en cuadritos.
—Es que ese papel ninguna mujer lo podrá cumplir, si cree que será usted que errada alcanza a estar. —Nathan está actuando a la defensiva, así el corazón de su hijo termine en dos, pues prefiere que eso suceda.
—Usted se refiere principalmente a mi ¿Acaso qué es lo que tiene ella? Si su novia, para yo copiarme de esa honorable actitud. Acaso usted se cubre constantemente los ojos, sí para no darse cuenta que Paul está siendo muy lastimado —Anne siente que hablo lo justo.
—Un ángel impregnado que precisamente cada día se la pasa enamorándome, —él miente, pero es que no puede por ningún motivo quedar como el engañado.
—Tal parece que dejó de serlo, ahora tengo bastantes cosas importantes. Evidentemente le haría bien estar con Paul, a pesar de que no sepa ni como hablarle, siendo tan ideal usted. —Ella se ríe, sin hacer un solo sonido.
—Me la pasaba trabajando Anne —Nathan empieza a sacar excusas, que lo hacen sentir mejor.
—Claramente que encerrado teniendo sexo con esa mujer, que descarado es usted y tan decente que se veía. —Ella está empezando a llenarse de rabia.
—Ese es mi asunto —él responde a la defensiva, para luego quedarse solo, ya que Anne se va.
—Todo les vale madre. —Anne camina rápido.
Entra la señora del servicio, ella está organizando la recámara, pero muy directamente se le salen bastantes expresiones de lástima.
—¿No tiene nada que hacer? Soy su jefe, antes soy yo el que debe observar a una pobretona así, —algo que hace refrescar a Nathan es hacer sentir muy mal a todos los que se meten con él.
—Definitivamente lo cambiaron, su corazón ya está podrido. —Los ojos de la mujer mayor están que estallan en lágrimas.
—Yo eso no lo creo, simplemente que personas tan imprudentes ya me chocan. —Nathan quisiera salir corriendo y esconderse, pero está sentado en esa silla donde todo es para siempre.
—Todo dependerá de cómo usted vea su realidad, quizás me va ir mejor restregando platos que aquí aguantando. —La mujer sacude su toalla votando todo el polvo que tiene acumulado.
—¡Que! —Nathan tose sin parar, lo hace con mucha más fuerza, todo hasta parecer que le está faltando el aire, Olivier llega corriendo está muy angustiado.
—¡Hijo! —Él le da unos golpes en la espalda a Nathan.
—¿Tan débil me alcanzas a creer? Tengo problemas mucho más grandes como no poder caminar, ahogarme con mi maldita saliva sería… —Nathan se está tragando las palabras para no decirlas.
—Espero que todos estos pensamientos sean eliminados en ti, no me solicites que haga cosas que no me nacen, eres mi hijo. —Olivier le está conduciendo la silla de ruedas, todo hasta llevarlo a su habitación.
—¿Entonces cómo quieres que sea? Si te has convertido en un sobreprotector, antes eras distinto papá. —Nathan recuerda sin buscar bastantes momentos donde el aparto su padre.
—Deberías saber que no puedes hacerte la víctima, cuando en verdad es lo último que eres, sabes que prefiero continuar omitiendo lo que mi garganta quiere sacar —Olivier habla, aparentemente un buen ser humano no siente que terminó creando en su hijo.
—No estanques más las cosas papá, peores situaciones que tus verdades me están pasando —Nathan se expresa muy seco, absolutamente nada de lo que hace su padre lo analiza como algo bueno, todo lo contrario, le quiere recriminar hasta la compañía.
—Para mí todo eso te puedo hacer cambiar, sí eras el jefe ideal un empresario que consigue lo que se propone, por qué no debes haber cambiado para nada —Olivier lo halaga, no obstante, él sabe que falta un pedazo.
—Tanto misterio para repetir lo que los demás decían, ya estás bastante viejo para estar complaciendo. —Nathan sabe que quizás un mal hijo si fue, pero absolutamente todo fue sin intención.
—Aunque tienes que tener en cuenta que yo no lo hago con falsedad, muchos de los socios que parecían tus amigos nos acaban de dar la espalda; todo porque ya no estás como antes ¿Esas eran las prioridades para ti? ¿Todavía lo son? ¿Te parece que importa? —Olivier trata de no ofender, pero Nathan está exigiendo.
—Muchos desgraciados, pues antes sentía que el mundo era mío, que sin mí absolutamente nada avanzaría en la empresa, pero mira nada más estoy dejando en quiebra todo lo que costó esfuerzo, cuando solo era yo el que mandaba. —Nathan se da un fuerte puño en todo su pecho.
—Llegaste cuando todo estaba ya hecho, así que para que mover un dedo ¿Verdad? Solo esperaba que fueras como yo, pero me convertí en la última persona que admiraste. —Olivier está lastimado, ya que todo eso lo hizo hundir más en su bar.
—Tu preferiste un burdel. —Nathan lo está pordebajeando, asegurando que solo su esfuerzo es el que vale.
—Sí y de mi negocio no te permito que hables, cuando eres un egoísta. —Olivier abre sus ojos.
—Bueno yo tampoco de mi trabajo. —Nathan está necio, él busca entender que todo es mentira.
—Lo último que te tendría es envidia, eres lo mejor que me pasó en mi vida, por eso soy tan iluso al creer que por fin te disfrutaré, cuando es lo que menos anhelas vivir. —Olivier está decepcionado, lleva mucho estando así.
—Sabes que sí, soy mucho mejor que tú. —Nathan muerde sus encías con tanta fuerza que se produce sangrado.
—Estas muy mal —habla Olivier manteniendo mucha cordura.
—¡No papá! —exclama con imponencia Nathan.
—Ya puedes ver todo más claro, no con esas fantasías que le impregnabas a todo, colocando como una reina a la persona más egoísta y ambiciosa —Olivier nuevamente deja claro que le fastidia Alizee
—¿Tú también con esos cuentos? —La frente de Nathan se arruga, como si tuviera unos veinte años más encima.
—¿Quién más Paul? Por lo menos recuerdas que el niño es tu hijo, terminaste siendo un peor padre que yo, la diferencia es que todavía tienes tiempo para mejorar.
—En absolutamente nada me parezco a ti, solamente estaba trabajando muy duro. —La dignidad ahora menos que antes Nathan la perderá.
—¿Te parece que yo no lo hice? ¿Nathan? —Olivier sabe que conseguir la fortuna no fue muy difícil, en cambio Nathan todo lo tuvo para derrochar.
—Todo a tu manera, que tal vez no funcionó —Nathan es frentero, tanta soledad de su niñez lo ha dejado muy marcado y es precisamente lo que le traspasa a Paul.
—Procura cambiar porque vas a perder —Olivier está recapacitando, tanto como espera que lo haga Nathan.
—Tus lamentos no son míos, —Nathan mira de reojo.
—Solo espero que no lastimes a Paul, porque, aunque antes esperaba con ansias, ya se le están acabando, simplemente piensa ya que todo lo sabes. —Olivier busca marcharse.
—Ojalá no estés furioso conmigo, porque si hablamos de liberarnos lo hicimos los dos. —Nathan no quiere que él se aleje, cuando en verdad lo necesita tanto.
—Tranquilízate Nathan, eres mi hijo y te amo demasiado. —Olivier le dice eso, estando de espalda.
—Ok. —Nathan hurga completamente sus ojos.
«A qué se refería mi papá, a Paul nada extraño le sucede, sigue siendo el mismo niño mimado que dejó su madre» —Nathan solo piensa, pero nada le cuadra.
—No puedo dejar que todos se sigan metiendo con Alizze, ella no se lo merece, además de que si regresa no tardará nada en dejarme —Nathan habla solo y muy alto.