Los pechos de Anne se resaltan, incluidas las pecas que alcanza a tener sobre ellos; ella cae en cuenta al sentir que el rostro de Nathan está prácticamente encima. —¿También eres un maldito acosador? No soy tan débil para caer. —Ella se estira, alcanza a rozar su cuerpo sobre él. —¿Me acompañas? —Él desliza sus llantas bien adelante, ella se atraviesa para ganarle. —Tanta inmadurez junta nunca había visto, —Nathan responde de una manera chocante la cual le hace desaparecer la sonrisa de satisfacción a ella. —Creo que eso no me afecta, mejor vamos para ver con qué mentiras es la que va a salir, porque ya tendrá muchas para decirme. —Ella abre la puerta que se le había cerrado a él. —Todo depende si usted quiere creer o no, porque posiblemente continuará con la grosería que viene tra