Capitulo 4

3413 Words
Joshua. —Joshua... Juro que jamás... —llora a no dar más y yo la miro sin que me afecten en nada sus lágrimas porque la odio con toda mi alma. —Este va a ser el trato... Se vienen conmigo. —mira la mesa temblando y sigo sin hacerle caso—. Vas a verlos cuando yo este presente y no van a dormir jamás a tu casa. —Soy su madre. —Abusaban de tu hijo en tus narices. —me inclino hacia adelante y un poco más me paro dando vuelta todo—. ¿De qué madre me hablas?. —tiemblo de odio—. Y el juicio lo voy a iniciar para quedarme con la custodia. —Me equivoqué... Creí en ese desgraciado pero no me los saques Joshua... Por favor. —le doy el papel de conveniencia y sabe que no tiene otra opción. —Fírmalos ahora. —los firma sin dejar de llorar—. Ya está hecho. Hace una semana que pasó esto, no he comido y duermo para la mierda pensando en ir a meterle un tiro en las pelotas a ese infeliz que está con custodia policial porque soy una amenaza para su maldita vida, y hay días en que hasta encaro para ir por Antonia pero yo también tengo la culpa, yo también debí darme cuenta de lo que sucedia pero no lo vi y eso es lo que más me atormenta, mis manos transpiran y tiemblan con la idea de verlo muerto. Me paso las noches sentado mirándolos dormir, Jonás tiene pesadillas y debo estar ahí para calmarlo, no puedo dejarlo solo en ningún momento y eso me pone enfermo, que genere un miedo irreparable y que necesite toda su vida un psicólogo para poder afrontar la vida, y lo que más me aterra es que se cierre al amor por miedo a que lo toquen, Cami no soporta que nadie que no sea de la familia la toque pero aun así debemos pedirle permiso y mostrarle las manos en todo momento, sé que con Jonas gracias a Dios no llegó tan lejos, pero es un trauma de igual forma. —Papi. —¿Qué pasa?. —les voy sirviendo el desayuno apurado donde son perezosos para levantarse en las mañanas—. Vamos, coman que vamos tarde. —¿Quién nos va a buscar hoy? ¿Mami o el tío Yas?. —Mami. —les doy tostadas con queso—. Y los lleva a la empresa conmigo porque el tío hoy no puede cuidarlos, tiene cosas que hacer que niños pequeños no deben estar. —Esta bien. —¿Porqué la cara?. —los miro tomando mi café. —Queríamos a Isa. —eso me deja sorprendido realmente. —¿Una sola vez la vieron y ya la quieren?. —Es muy bonita. —Es hermosa. —digo de la nada y ellos sonríen. —Y es muy buena. —Cuando pueda va a venir. —ahora reacciono a que nunca me dijo si ya le habia dicho a su mamá lo de trabajar. —Invítala a comer papi... Hacemos nuestro pollo especial. —Jonás casi no habla. —La invito solo si lo hacemos los tres. —lo miro que medio se alegra y asiente sonriendo, la primer sonrisa desde hace dos semanas. —Si Isa viene a comer ayudo así ya no se quiere ir más y se queda con nosotros. —Bueeenoooo. —me rio por sus palabras, si que se los ganó—. La voy a invitar entonces. —me alejo un poco de ellos y llamo a Isa. —Hola. —escucharla después de tantos días me hace llegar a doler el estómago—. ¿Cómo estas? —Bien... Los nenes quieren invitarte a cenar. —¿Estas seguro que van a poder? ¿No sientes que es muy pronto?. —Ellos me lo pidieron y quiero que se dispersen un poco. —los miro como desayunan mirando tele—. Y han estado preguntando por tí todos estos dias. —Esta bien... ¿Qué le digo a mi mamá?. —Que vas a cuidar a los mismos chicos de la semana pasada... Pero esta vez toda la noche. —¿Toda la noche?. —Vamos a cenar, pero quiero que te quedes. —miro hacía afuera pensando, me friego la frente ya que tengo un poco de dolor—. Te necesito Isa... Hace dos semana que no te tengo. —Esta bien... Ahora le digo y voy. —¿Ya le dijiste del trabajo en la tienda?. —me rio y ella igual. —Si, solo debes avisarme cuando empezaría así le digo que ya me llamaron. —Hoy mismo. —Es mucho Joshua. —En el de hoy a la noche vas porque te pagan de inmediato y como les hace falta la plata lo vas a aprovechar. —vuelvo a la mesa y les ayudo a levantar todo dejándolo en la pileta. —Bien... Nos vemos a las cuatro en tu oficina. —Te voy a estar esperando no me hagas poner nervioso. —¿Saliste nerviosito tambien? —No me tientes... Nos vemos. —corto y los miro asintiendo—.Viene a cenar con nosotros. —Siiiii. Los llevo al colegio en el cual la seño de Jonás me esta ayudando muchísimo, va a servir de testigo en el juicio sin problemas y se lo agradezco enormemente porque lo quiero encerrado cuanto antes, aunque me sentiría mas tranquilo si esta a dos metros bajo tierra sin molestar a nadie más en su vida. Voy a la empresa deseando que pase rápido el día para que Isa venga, Dios, ahora caigo en lo tanto que la necesito, con todo esto de Jonás estoy tenso y euforico que solo ella me va a calmar, cuando los nenes salen de la escuela Antonia me llama que ya están con ella, que les va a dar de comer antes de traermelos, niego por eso, siento que tiene la culpa de lo que mi hijo pasó porque sucedio en sus narices en la propia casa en la que vive, o realmene no sabia, o hacia la vista gorda. —¿Te puedo hacer una pregunta?. —miro a Magda en la puerta mirándome—. ¿A qué viene esa piba acá?. —¿Qué piba?. —Isabella... ¿A qué viene?. —alzo las cejas sonriendo, ósea, ¿me está dando un show de celos?—. Desde la primera vez que pisó este edificio no me has buscado mas. —me tiro hacia atrás cruzándome de brazos—. ¿Tienen algo? Dímelo por favor. —¿Y porqué te lo diría? ¿Acaso éramos pareja o algo Magda?. —niega enseguida—. Porque si mal no recuerdo venias cuando necesitabas que te baje la calentura nada mas. —Pero hablamos de tener algo. —se acerca con mucha calma, es como que realmente quiere saber esto y que lo necesita—. Lo hicimos Joshua, no puedes negarlo. —No Magda... No te enojes pero jamás quise nada serio contigo. —eso la deja sorprendida y dolida pero no puedo hacer nada para repararlo—. Tú me preguntaste si tendría algo más serio contigo y dije que lo pensaría pero no afirmé nada en ningún momento. —Tienes razón... Confundí todo. —No, tampoco es así. —me paro sentándome en el escritorio delante de ella, pero sé que para ella iba a ser un triunfo agarrarme porque debe tener ideas erróneas conmigo, como una vida de lujo y placentera—. Eres hermosa y muy inteligente... Puedes tener al hombre que desees a tu lado Magda. —A quién quiero no. —Yo no soy un buen compañero... Puedes preguntarle a Antonia y te lo va decir sin ningun problema y no miente en nada de lo que dice... Soy demasiado celoso y jamás hubiéramos pegado así como te vistes. —Me dijiste que te gustaba. —Y me gusta... Pero si hubiera querido que seas mi compañera no dejaría que lo uses a diario. —la miro negando porque no, no soportaria verla así a diario, se pone vestidos súper ajustados y que apenas le cubre los pechos y las nalgas, con unos zapatos súper altos—. Soy celoso y muy controlador... Antonia no lo soportó y ninguna otra... Y no creo que nadie lo soporte menos tú Magda, que eres adulta con una vida hecha y eres una mujer que sabe perfectamente lo que quieres y yo no soy nada de eso. —se va en silencio y entra Isabella sonriendo. —Buenas. —deja el bolso en el suelo y corre al baño—. Juro que me meo. —Esta bien. —sigo escribiendo hasta que siento que esta al lado mío mirando la compu—. ¿Qué haces?. —Quiero ver que haces. —Ya termino. —paso lo último y la miro sonriendo—. Vamos, ya esta. —Bien... ¿Los nenes?. —En el colegio... Ahora los trae la madre. —se para mirando por la ventana—. ¿Te gusta la vista?. —Es impresionante... Se ve toda la ciudad. —Es verdad. —la abrazo desde atrás besándole el cuello—. Pero mi vista se deleita por otra cosa. —¿Y se puede saber qué?. —Por supuesto. En brazos la llevo al baño y se ríe apoyándose en mi, le bajo el pantalón con la bombacha y bajo besando su v****a, hasta que se adapte a mi tamaño y no le duela recibirme debo darle sexo oral porque con los dedos mucho no se moja y no quiero que sufra, se llega a doblar gimiendo hasta casi gritar, me bajo el pantalón y me siento en el inodoro, la subo arriba mío mientras le subo la remera chupando sus pequeños pechos, sorprendido dejó que me acomode dentro de ella, baja de a poco con cara de dolor, me mira a los ojos aflojándome la corbata y abriéndome la camisa. —Vamos Isa. —le doy unas nalgadas divertido—. Muevete mujer, no me dejes así. —Si, espera que yo estoy arriba. —sube y baja de a poco tirando la cabeza hacia atrás dejándome sus pechos justo en mi boca para que los chupe a mi antojo—. Oooggggg... Dios santo. —Vamos. —le doy una nalgada fuerte y me da un golpe en el hombro. —No me pegues que duele. —Muevete entonces. —le vuelvo a dar una nalgada poniendo las manos en su cadera moviéndola, le enseño como me gusta que se mueva y espero aprenda—. Así... Eso así nena vamos... Ajjjjj. —Mierda. —cuando mueve las caderas como me gusta nos venimos ya no aguantando más, queda lacia arriba mío jadeando, sus piernas y brazos cuelgan por mis lados dándome risa—. Carajo. —¿Joshua?. —los dos miramos hacia la puerta. —Puta madre... Es Antonia. ***** Isabella. —¿Quién es?. —me paro enseguida y él igual. —Antonia, la mamá de mis hijos. —vuelve a golpear con mas fuerza—. YA SALGO. —Los nenes están afuera tranquilo, pero apúrate. —me muero de vergüenza al oírla hablar, nos vestimos rápido y él sale dejándome adentro, los escucho medio discutir y la puerta se abre de golpe—. ¿Porqué no sales?. —Yo... —la miro sintiéndome mal, y ella me apunta abriendo gigante los ojos y la boca al verme, ya la conocía pero nunca la vi así de frente sin estar toda producida como en las galas. —Eres Isabella... Isabella Lowr. —se ríe negando y Joshua se para en medio de las dos—. ¿Qué mierda haces con está nena Joshua?. —No es una nena. —más me avergüenza verlo con la camisa por fuera del pantalón y los pelos todos revueltos—. Sal de una vez que lo único que tienes que hacer es traer a los nenes y nada más. —Espero que nadie se entere de esto... Menos tu mamá Joshua porque ahí si que te la vas a ver lindo. —Deja de decir pavadas y sal de una vez. —se va y quedo sin saber que hacer. —Ey... Isa mírame... Ya está, no fue nada eso. —asiento y decido salir cuando escucho a los nenes reír. —ISAAA. —ISA POR FIN VIENES. —los abrazo a los dos juntos y beso sus cabezas con mucho cariño. —¿Cómo están hermosos?. —Bien. —Tobias me mira con esos ojazos igual al padre pero la diferencia es que están llenos de inocencia y ternura. —Con papá vamos a hacer nuestra especialidad. —miro a Jonás sonriendo. —¿Y cuál es?. —Pollo a la mostaza... Nos sale riquísimo pero para que salga rico tenemos que hacerlo los tres juntos o queda feo. —Woouuuu... ¿Me van a agasajar los tres solo a mi? —Si. —Tobías no suelta mi mano para nada—. Vamos así vamos a comprar... ¿Papi vamos?. —Si... Aguaten que cierro acá. —salgo con los dos de la mano, y llamo el ascensor. —¿Cómo fue la escuela? ¿Hay tarea?. —Si... A mi me dieron sumas hoy. —dice Tobías sonriendo agrandado pero me hace morir de ternura porque se siente grande al hacer sumas—. Y las hice todas bien, la seño me puso carita feliz. —¡Que bueno!! Es una genialidad, me podrías explicar sumas ¿qué dices?. —¿No sabes sumar?. —Si, pero no me acuerdo, si me explicas me acuerdo. —Yo estoy leyendo un libro pero no lo entiendo mucho. —¿Después lo leemos juntos?. —¿Quieres leer conmigo?. —Obvio que si, pero hazme acordar si... Antes de ir a dormir lo leemos. —¿Te vas a quedar a dormir?. —los dos me miran sorprendidos. —Solo si ustedes quieren que me quede. —Si... Si si si. —Si Isa quédate. —Joshua aparece con la ropa en las manos y todo desaliñado por mis manos. —Bueno. —los mira mientras se ajusta el cinto—. ¿Se queda o no?. _Si papi, se queda con nosotros. —me mira sonriendo y subimos al ascensor. —Vamos a ir a comprar para nuestra especialidad después de ir a casa y cambiarnos. —¿No podemos ir así?. —No. —estamos bajando mientras hablan entre ellos, me gusta verlo en su rol de padre y no amedrentandose por sus caprichos—. Debemos cambiarnos de ropa y ahí vamos... La ropa de la escuela es de la escuela nada más. —Esta bien. Vamos a la casa de Joshua así los nenes se cambian de ropa, mientras él se cambia yo ayudo a los nenes, en realidad me obligan a ir con ellos pero voy contenta a ayudarlos, son iguales a mis hermanos cuando quieren que vea algo que les gusta porque me arrastran para todos lados igual que ellos dos. Cuando veo a Joshua quedo de piedra, se ve genial con ropa de calle, mierda que no me lo puedo creer, está con jogging n***o con elásticos abajo, zapatillas deportivas grises, una remera y una campera de algodón gris convinado con las zapatillas, y se ve muy joven y comible, seguramente todas las mujeres van a quedar prendidas con él, vamos al súper y no puedo dejar de mirarlo mientras vamos hacia la entrada, va mirando a los nenes que corren a buscar un carro. —Bueno Isa... ¿Qué tengo que me miras tanto?. —Nada... No me di cuenta. —mete a Tobías dentro del carro sin siquiera preguntarle si quería ir ahí pero se nota que lo hacen siempre porque de inmediato se sienta. —¿Qué debemos llevar chicos?. —Jonás me da la mano y lo entiendo, debe tener miedo. —Pollo y unas papas. —me lleva casi corriendo—. Yo las elijo porque papá siempre las elije feas. —No digas eso frente a Isa hijo. —largamos la risa los tres y él se carga en el carro mirándonos. —Si es verdad. —negando lo ayudo a elegirlas y Joshua con Tobías van a elegir helado. —Mmm helado que rico. —Joshua sonríe mirándolo. —No te das una idea de como lo voy a saborear. Me divierto al verlos recorrer todos los pasillos agarrando cosas al azar metiéndolas sin preguntarle si las pueden llevar, pero se hace el desentendido y como que no ve nada y ellos se rien y lo miran metiendo las cosas medio escondidos pero Joshua me guiña un ojo cada vez que lo hacen. Volvemos a la casa y se ponen a cocinar los tres, no me dejan ayudar en nada, me gusta verlos a los tres con los mismo delantales y hasta usan gorros. —Mmm que bien huele por Dios. —Ya casi está. —Jonás pone los platos y Tobías saca el jugo de la heladera. —Me muero por probar. —Hijo, ven a poner las papas. —sonrío viendo que preparan los últimos detalles juntos, cada uno tiene su función, cuando comemos me miran a la espera. —¿Y?. —¿Cómo esta Isa?. —Mmmm. —cierro los ojos gimiendo de gusto—. Esta delicioso, jamás probé un pollo así de delicioso. —Viste... Sabíamos que te iba a gustar Isa. —¿Cuando venga otra vez me lo hacen otra vez por fís? Me encanta, esta buenísimo. —Si, obvio que si. Lavo los platos junto a Joshua ya que mandó a los nenes a lavarse los dientes y ponerse los pijamas así ya se van a dormir porque se nos hizo tarde, pero igual mañana es sábado y pueden quedarse hasta más tarde, pero aún así no mucho. Cuando terminamos vamos a verlos, por ahora comparten habitación ya que son pequeños y les da algo de miedo estar solos, los comprendo ya que a mi me dieron una habitación enorme cuando tenía cinco años y no dejaban que me pase con mi hermano aún cuando lloraba de miedo. Les leo el libro de Jonás y lo voy recordando para ayudarlo con la tarea que me pidió, ya sé que es lo que debe hacer, es mas que obvio, va a segundo grado y es un cuento de niños con mas imágenes que palabras. —Bueno. —entramos a su habitación sintiéndome muy nerviosa. —Es muy linda tu habitación. —Es sencilla. —asiento ya que tiene razón, es varonil donde es todo neutro—. No paso mucho acá... Solo duermo y listo. —Yo paso mucho en mi habitación por eso la decoro para que me haga sentir bien. —se saca la ropa y yo no sé que hacer. —Ven. —me acerco temblorosa—. Quiero que me la chupes. —abro grande los ojos por eso, no me lo esperaba para nada—. Vamos yo te enseño. —Esta bien. Ahí recuerdo porque estoy en está casa, me arrodillo a sus pies totalmente desnuda porque no me quiere con ropa, y él abre las piernas dejándome en medio de ellas, saco todo de mi mente y me entrego a lo que vengo, a darle mi cuerpo y que lo use como quiera, con tal de que nos saque de los aprietos en los que estamos con mi familia. Mientras duerme miro el techo pensando en todo lo que hicimos y pasamos, de la nada se levanta creyendo que duermo, se pone un bóxer y sale de la habitación, me levanto y miro como inspecciona a los nenes, en eso veo que Jonás llora y él se acuesta a su lado, lo abraza y Jonás se calma. —No pasa nada hijo... Yo te cuido. —¡Tengo miedo!. —Nadie nunca mas te va a lastimar hijo... Yo te protejo confía en mi. —Si. —se aprieta a Joshua gimiendo—. Te quiero. —Yo mas hijo. —mis lágrimas caen por Jonás—. Yo más... Duerme tranquilo, me quedo contigo. . .
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