Capitulo 1
Joshua.
—Adelante. —sé que es Magda ya que es la única que puede interrumpirme a cualquier hora del día.
—Señor. —no alzo la cabeza, solo sigo con los papeles que estoy revisando y que voy muy atrasado.
—¿Qué pasa?.
—La señorita Isabella Lowr pide verlo. —mi pulso se acelera al escuchar ese nombre, mi cuerpo se prende de solo oir su nombre.
—Que entre. —se lo digo sonriendo pero dejo de hacerlo cuando veo que pone mala cara.
—Tiene cita señor. —apunta hacía afuera negando—. La hemos estado esperando hace mucho, usted mismo me lo pidió y me costó conseguirla.
—Pues prográmala y pídele a la señorita Lowr que entre. —divertido veo como se come el mandarme a la mierda pero no dice nada.
—Si señor. —ansioso miro la puerta esperándola e imaginándome un montón de situaciones con ella, golpeteo mis pies en el suelo sin despegar la vista de la puerta.
—Permiso. —mi boca se hace agua al verla, está con un jean azul ajustado, una remera básica roja y zapatillas negras, antes jamás se vestía de esa manera, pero estoy al tanto de la situación en que su familia está—. ¿Molesto?.
—No, para nada. —me paro ajustandome el pantalón más que incómodo porque mi cuerpo enseguida reacciona, le señalo el sillón sonriendo—. ¿Deseas tomar algo?.
—No... Esta bien gracias, no quiero molestar más de lo debido. —Dios santo como me pone está pendeja, es impresionante lo que me prende.
—Yo si me voy a servir algo. —mis manos tiemblan al no poder tocarla, me tomo un vaso de licor y me sirvo mas intentando de que eso me ayude a calmarme un poco—. ¿A qué se debe tu visita Isabella? ¿Pasa algo que necesite de mi ayuda?.
—Es obvio que sabes que nos van a sacar la casa.
—Si, es obvio, todo mundo lo sabe. —no es divertida su situación, a nadie le gustaría pasar por una cosa parecida—. Soy uno de los compradores de la lista.
—Si, lo vi. —aprieta sus manos incómoda—. Por eso vine.
—¿No quieres que la compre?. —me siento en el sillón con las piernas abiertas porque la erección que tengo me está matando, y ella solo tuerce las manos nerviosa.
—Vengo a pedir... —carraspea poniéndose roja—. Juro que esto me hace poner muy incómoda y no quiero que lo malinterpretes, es que no tengo otra opción.
—Te escucho.
—Venia a pedirte que saldes las deudas de mi papá y que nos ayudes a no perder la casa. —la miro en silencio hasta que me sale la risa.
—¡Tu estas loca! Muy loca.
—Eres mi única salida Joshua. —se para viniendo frente a mi permitiendo que la recorra lentamente—. No tengo a quién recurrir, eres el único.
—¿Y crees que voy a gastar una fortuna para ayudarlos?. —me paro dejando el vaso en el estante, voy hacia la ventana mirando hacia afuera—. La casa sale un ojo de la cara y lo que debe tu papá en los casinos es una locura. —me giro asintiendo—. No voy a pagar nada.
—Joshua. —avanza hacía mi con lágrimas en los ojos—. Nos vamos a quedar en la calle... No tenemos donde ir.
—Tu mamá es veterinaria... Que pague ella la deuda.
—Puede mantener una casa pero no con las dimensiones que tiene la nuestra.
—Error. —le toco la nariz con mi dedo y ella se aleja molesta—. Del banco no de ustedes.
—Ayúdame Joshua... Te lo pido por favor.
—Soy bueno Isabella, me gusta ayudar a las personas pero tampoco un idiota que va tirando plata por ahí... Tu papá sale de una y se mete en otra y si le p**o todo lo va a seguir haciendo lo de siempre sabiendo que alguien le va a pagar sus adicciones.
—Lo sé... Pero está intentando salir del juego.
—Dejó a toda tu familia en la ruina y seguro se cagan de hambre y no le importa... A esa gente no le importa nada.
—Pero a mi si. —la miro serio analizándola, se me pega bien mirándome fijo a los ojos—. A mi me importan mis hermanos y mi mamá, y voy a hacer lo que me pidas que haga con tal de que nos ayudes... Por favor Joshua, ayúdame.
—¿Dijiste que estas dispuesta a hacer lo que pida o entendí mal?. —le ordeno a mis ojos que se queden fijos los de ella y no bajar a verle los pequeños pechos jovenes que carga pero seguramente sabrosos.
—Así es... Lo que sea.
—¿Lo que pida?. —doy un paso mas hacía ella demostrándole que voy en serio con lo que afirma—. ¿Cualquier cosa? ¿Estás segura?.
—Lo que sea.
—Puedo darles una casa mas pequeña. —se le forma una sonrisa de alivio—. Y tu mamá la va a poder mantener sin dificultad y los gastos del casino... —niego mirando por sobre su cabeza pensando—. Vas a tener que trabajar duro por eso.
—Dime que debo hacer y lo hago... Solo dime que hacer para que nos ayudes. —voy a mi escritorio y saco una tarjeta, la miro preguntándome si esta bien que lo haga o no.
—Sacame de una duda que tengo hace mucho tiempo Isabella.
—¿Qué duda?.
—¿Cuántos años tienes?.
—En unos meses cumplo diecinueve. —eso me dice que es correcto, le tiendo la tarjeta y me mira dudando cuando la termina de leer—. Es un hotel.
—Vas a ir esta noche ahí. —me siento en mi silla mirándola con una sonrisa—. Quiero que uses un conjunto de lencería negra. —me mira sin entender—. Absolutamente depilada y dispuesta a hacer lo que yo quiera y te pida que hagas.
—No estoy entendiendo. —se aleja un poco rascándose el cuello—. ¿Por qué debo ir así?.
—Para que yo pague las deudas que tiene tu familia gracias a tu papá. —me vuelvo a parar frente a ella, me llega al pecho y eso me pone aun mas cachondo—. Vas a calentar mi cama... Vas a abrirme tus piernas sin chistar y vas a hacer lo que ordene que hagas ahí... En esa cama vas a pagar la primer deuda de tu papá. —abre gigante los ojos y yo me chupo los labios mirándola entera, ya me imagino la situación de tenerla debajo mío montandola—. Si la paso bien, la próxima vez que nos veamos te compró una casa.
—¿Estas loco? No voy a hacer eso.
—Hasta las nueve y treinta voy a estar ahí... Es tu decisión y me dijiste que no tenían a donde ir... Piénsalo.
Se va caminando rápido mientras tiemblo de los nervios y ansiedad que tengo pensando en si va a ir, en si va a tener coraje de ir o me va a dejar plantado, Dios quiera que vaya ya que hace años vengo echándole el ojo pero nunca tuve el coraje de acercarme a ella al ser menor de edad, pero ahora ya es mayor y decide sus cosas, pero sé también que si no va, me voy a sentir insultado en gran manera, aunque si a mi me hubieran ofrecido lo que yo le ofrecí no lo tomaría por nada ya que es muy aterrador, mas siendo ella una jovencita que se va a enfrentar con un tipo maduro, le debo haber causado temor y del grande, la entendería completamente si no va.
Voy a la casa de mis hijos cuando termino de trabajar, paso por galletitas después de pasarlos a buscar en la escuela, Jonás va adelante con la música fuerte y Tobías atrás mirando pensativo hacia afuera.
—Tobías. —me mira por el espejo retrovisor y le sonrío haciendo el intento de que trasmitirle calma—. ¿Necesitas hablar hijo?.
—Si.
—Cuando lleguemos a casa hablamos.
—Esta bien. —llegamos a su casa y con Antonia acordamos no discutir ni hablar nada de nosotros y los problemas que tenemos delante de ellos, por ende nos tratamos de maravilla para que tengan una vida calmada sin histerias.
—Hola hijo. —le niega a Antonia cuando lo va a abrazar y ella me mira alzando las cejas—. Voy a hablar con papá.
—¿De qué?.
—Cosas de hombres. —me aguanto la risa por eso ya que es pequeño para que hable así.
—¿Y yo? ¿No me vas a contar?.
—Espero a papá y después te digo. —Antonia se muerde los labios ya que tiene cinco años y ya habla como una persona grande con problemas.
—Esta bien. —se para y agarra la mano de Jonas—. Te voy preparando la leche por mientras.
—Si. —subo con él de la mano a su habitación, cierra y nos sentamos en su cama—. Papá.
—Dime hijo. —se sienta a mi lado mirándose las manos—. ¿Qué quieres hablar?.
—Un nene hoy me dijo algo. —asiento mirándolo—. ¿Es verdad que el papá mete su pitito en la cola de mamá?. —no me esperaba eso para nada.
—¿Qué nene te dijo eso?.
—Mauricio. —me mira intrigado— Me dijo que vio a sus papás en bolitas, y su papá le dijo que hacían eso. —trago duro sin saber que decir—. Que el papá mete su pitito en la cola de la mamá.
—Bueno hijo... Eeemmmm. —me friego el pelo ya que lo que diga lo va a poner en practica y a decir obviamente—. Eso hacen los adultos como sus papás y como mamá y yo... Los nenes no pueden hacer eso.
—Porque yo le dije que no quería hacer eso y me dijo que todos lo haciamos.
—¿Te dijo que se lo hagas a alguien?.
—No... Me dijo que cuando sea grande como sus papás y los míos lo voy a hacer.
—Entonces cuando seas grandes vas a decidir hijo. —beso su frente con calma—. Ahora eres pequeñito, solo debes saber que eso hacen los papás nada mas... Los nenes no.
—Entiendo. —se queda callado pensando un poco—. ¿Pero por qué en la cola?.
—Las nenas no tienen pene y bolitas, ¿Lo sabes no?.
—Si. —me mira asintiendo con firmeza—. Una vez vi a mamá y no tenía bolitas, ¿Qué tienen entonces?.
—Las nenas tienen vagina... Los nenes p***s y bolitas.
—Aaaaa, ¿Y por qué?.
—Porque Dios nos hizo así para saber quién es mujer y quién es hombre... Mamá tiene pechos y yo no... Mamá con sus pechos te daba de comer cuando eras bebé y no podias comer.
—¿Se puede eso?.
—Si... Tú tomabas leche con los pechos de mamá. —asiente pensando—. Yo ni tú podemos dar pecho porque no tenemos.
—Entiendo. —queda en silencio hasta que sonríe—. Ahora si entiendo, gracias papá.
—¿Alguna pregunta más?.
—No, nada más.
—Bueno... Entonces bajemos a tomar la leche. —bajamos de la mano y voy sonriendo por sus ocurrencias, se sienta y Antonia viene frente a mi.
—¿Qué pasó?.
—Esta aprendiendo a diferenciar los sexos... Se quería sacar una duda.
—Bien, ¿Qué le dijiste?.
—Que los nenes tiene pene y las nenas v****a. —les doy un beso a cada uno—. Mañana nos vemos, ahora debo irme.
—¿Cuándo te los llevas?. —me sigue hasta la puerta.
—¿Cuándo me toca?. —sé muy bien cuando me toca con mis hijos y ella me lo recuerda solo para molestar.
—En dos días.
—Bueno... En dos días me los llevo, ahora debo irme o me quedaria con mis hijos a tomar la merienda.
*****
Isabella.
Temblando llego a mi casa después de ver a Joshua, jamás creí que me iba a proponer tal cosa, creí que me iba a dar trabajo en su empresa, obviamente sin paga ya que mi idea era esa, o hasta pensé de ir a trabajar a su casa de limpieza o cuidandole a los hijos.
Me tiro en la cama pensando en cada una de sus palabras, me muerdo las uñas sin saber que hacer, me encanta, Joshua me encanta, me gusta él entero, siempre me gustó, desde la primera vez que lo vi que era muy chica, pero fue mi amor secreto desde ese momento, aun hasta ahora, pero no quiero estar con él así, no de esa forma, no quiero estar con él vendiéndome.
—¿Hija?. —llego a saltar donde no oi que se acercaba a la puerta.
—¿Si?.
—¿Puedes venir? Quiero hablar contigo.
—Voy. —abro y mi hermano está parado fuera de su habitación mirándonos.
—Ven hija, quiero hablar con los dos. —vamos a su habitación que desde hace un año es de ella sola donde con mi papá se separaron, pero seguían viviendo acá en la misma casa—. Tomen asiento.
—¿Pasó algo más?. —Dionisio habla porque no me sale nada sabiendo que algo mas terrible hay.
—Hace un rato hablé con la abuela... En cinco días nos vamos con ellos.
—¿Qué?. —digo sin creer.
—Esto no da para más Isa. —llora de odio y bronca, pero más de humillación—. El banco mandó un representante y ya no hay mas nada que hacer, debemos irnos en una semana. —mis lágrimas pican de impotencia—. Lo único que nos permiten llevar es la ropa y fotos, el resto lo vamos a perder todo.
—No puede ser. —dice Dionisio parándose mientras se agarra la cabeza.
—Es nuestra única salida, su padre mañana se va donde su hermano a Canadá y nosotros donde la abuela.
—¿Se va?.
—Lo eché. —mi hermano asiente y aprieta su mano.
—Era lo mejor mamá... Los tres lo sabemos.
—Me duele perder está casa. —la miro como llora desconsolada—. Es lo que mas me duele.
En silencio me voy a mi habitación y ya no pienso en nada, voy al baño dandome una ducha bien buena, me friego sacándome el odio y la bronca hacia mi papá, me depilo entera y busco mi mejor conjunto, como tuve que vender todo para comer me queda un conjunto color rosa pastel y ese me pongo. Mis manos tiemblan mientras me preparo porque estoy muy nerviosa por lo que voy a hacer, me maquillo levemente y me encremo, me dijo que si le gustaba iba a saldar todas las deudas y si es así vamos a poder volver al colegio, no vamos hace un año ya que no tenemos para pagarlo y a mi mamá el orgullo le puede, a una escuela publica en su vida nos mandaría, por eso decidió que dejemos antes de mandarnos ahí.
Llego al hotel casi en una nube, me siento como una prostituta cuando dejo la tarjeta en el mostrador y la chica me mira como a una, no tengo nada en contra de ellas, es su trabajo y se mantienen, pero me siento así ya que voy a cambiar sexo por dinero y bienestar para mi familia porque por más que me rompa el lomo trabajando jamás en esta vida podria juntar la plata que mi papá debe, solo me queda está opción.
—Suite especia... Último piso.
—Gracias. —el ascensor tarda un poco en llegar haciendo que me sienta morir, se abre la puerta y siento una angustia grande dentro de mi, respiro hondo y me digo que puedo, puedo con esto, toco y abre de inmediato.
—Pensé que no venías... Pasa. —se hace a un lado dejándome pasar, está en jean y remera lisa, muy normal, no sé que esperaba.
—No tengo otra opción. —asiente mientras va al barcito sirviéndose un trago.
—¿Deseas algo de tomar?.
—Agua fresca. —me da una botella y va a la cama, mis piernas tiemblan al ver como abre las piernas e inclinándose hacia atrás apoyando las manos en la cama me mira.
—¿Estás segura?. —retuerzo la botella o comienzo a llorar.
—¿Te puedo pedir una cosa Joshua?. —alza las cejas sonriendo con diversión.
—Dime.
—¿Puedes ser suave?. —su sonrisa se esfuma de inmediato—. Soy virgen y esto me aterra, no sé que se hace. —se para de un salto sorprendiendome tanto que me voy hacia atrás.
—¿Qué mierda dijiste?.
—Que soy virgen y que si puedes ser suave por favor.
—Mierda, esto no está bien. —se agarra la cabeza fregándose el pelo con desespero—. Perdón Isa, pero si es así no...
—Espera. —agarro su brazo cuando va a la puerta—. En cinco días nos quedamos en la calle. —me mira en silencio—. Mi papá se las tomó y el único lugar que tenemos a donde ir es donde mi abuela materna pero no podemos estar mucho tiempo ahí... No hago esto con asco o rechazo. —le sonrío mientras me toco el pecho—. Me alegra grandemente que seas el primero porque te conozco y te tengo confianza... Pero no me digas que no a está altura del partido... Sé lo que significa mi virginidad y que seas el primero me tranquiliza.
—Isa yo... —friega su cara, ruego a Dios que acepte o se me terminan las posibilidades—. Esta bien... Acepto ser el primero y juro que voy a ir lento y suave.
—Gracias. —me saco el tapado quedando con mi mejor vestido que guardé cuando vendimos todo con mi mamá, literalmente lo escondí porque sino debía venderlo—. Es lo mejor que tengo, y no tengo un conjunto de ropa interior negra.
—Esta bien... No pasa nada tranquila.
Veo con asombro que vacila al poner su mano en uno de mis pechos, mi respiración se corta al sentir el peso de su mano, es la primera vez que me tocan un pecho, se acerca más a mi y no sé que se hace, ¿dejo mi manos a los costados? ¿Lo toco? ¿Qué hago?.
Me desnuda lentamente, no me besa, solo me toca con sus manos grandes y calientes, siento como mi piel se va erizando en cada centímetro donde me toca, una corriente que jamás sentí se apodera de mi, siento que voy a disfrutar en sus manos y temo que me voy a hacer adicta a él, que voy a depender de él de ahora más y que él lo sabe por eso se toma todo su tiempo haciendo que mi cuerpo lo reconozca, haciendo que mi cuerpo solo lo deseé a él.
Siempre que lo veía me ponía a fantasear con un momento así, a veces me sentía mal porque lo veía con su ex mujer y deseaba ser ella una sola vez, deseaba que me mire y que diga que me queria a mi, ¿pensamientos de adolescente? Puede ser, pero siempre me decía, si me propone algo le digo que si de inmediato, solo que no estaba en mis planes venderme.
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1° Mi Salvación.
2° Liberame
3° Revivir.
4° Mi Pequeña Obsesión. ■
5° Otra Oportunidad.
6° No Me Sueltes.
7° No Te Soltaré.
8° Insegura. "letras rojas".
9° Insegura. "letras azules".
10° Cuidame.
11° Tocando el Cielo.