Isabella.
A la mañana después de desayunar me tomo un taxi para irme a mi casa, obviamente pagado por Joshua, y después que logré hacerle entender de que no puede llevarme una vez mas a mi casa o mi mamá me mata.
Me tiro en mi cama sonriendo, si que tiene aguante, perdí la cuenta de cuantas veces lo hicimos, a veces me dejaba descansar y otras solo seguía y seguía y seguía sin darme tregua alguna, y yo decia dentro de mi, ¿acaso me quiere matar? Porque le pedia que me deje descansar o al menos respirar y sonriendo me hacia llegar a otro orgasmo alucinante que me hacia soltar lágrimas.
Me levanto casi al mediodía, mi mamá entra a la una a trabajar pero doce y media ya debe irse, me siento bostezando donde no dormí en toda la noche, solo estas horas en las que me vine a mi casa.
—Tienes cara de cansada hija. —la veo que está apurada juntando todo—. ¿No pudiste dormir?.
—Maso, y eso que lo intenté... Es que no era mi casa y no estaba comoda creyendo que ellos iban a llegar y me iban a encontrar durmiendo.
—¿Cuántos años tienen los nenes?.
—El mas grande siete y el otro cinco.
—Son chiquitos.
—Si. —le doy la plata para que cargue combustible y la recibe a la fuerza—. Me dijo que me iba a llamar cuando me necesite otra vez y puede que sea muy seguido. —la miro bien a ver que caras hace pero no hace ninguna, medio como que me cree—. Una vez que me acostumbre voy a poder dormir bien.
—¿Y los padres qué hacen como para que te llamen varias noches en la semana?. —apoya una mano en la silla mirándome.
—Son médicos. —digo lo que me dijo Joshua que diga así me cree, pero debo decirlo con convicción o me voy a mandar al tanque sola—. Por ahí les toca guardia y no tienen con quien dejarlos y dicen que no quieren molestar a la familia.
—¿Y cómo conociste a esa gente?. —incómoda me paro a poner la pava y no sé para qué, pero de los nervios por la interrogación siento que algo debo hacer—. No recuerdo que me lo hallas dicho.
—Por la chica de la tienda... Es la hermana y me comentó lo del trabajo y si lo quería, y le dije que si enseguida donde necesitamos la plata y me pagan enseguida.
—Bien... Mientras no se pasen de abusivos todo bien.
—Fueron muy educados la verdad, y amables los dos.
—Bien... Debo irme. —le da un beso a mi hermana y la mira apuntándola—. Ayuda a Isa con la limpieza, no te hagas la loca porque voy a llegar y a darte una por floja.
—Si mamá, ya sé.
—Y cuando se vaya a trabajar cierras todo hasta que llegue tu hermano.
—Ya sé.
—Bueno me voy... Las amo.
—Nosotras igual.
Nos ponemos a limpiar con Cande y menos mal que le gusta y sabe porque estoy mas para irme a la cama a relajar mi cuerpo que para estar corriendo mubles, cuando terminamos vamos a hacer unas compras para la casa, bueno, lo poco que puedo comprar, no podemos llevar mucho ya que Joshua me había dado mucha plata pero a mi mamá le dije que me dió lo que realmente pagan por cuidar niños, y con eso compro carne, azúcar, harina y aceite, mas no me alcanza, lo otro lo tengo que guardar para que mi mamá no lo encuentre y devolverlo no puedo porque Joshua no me lo recibe, así que va a un cofre que tiene llave y muy pero muy escondido, en caso de emergencia voy a tener esa plata ahí, cuando pasa algo lo que menos te importa es de donde sale la plata, sino poder salir de los problemas cuanto antes, ni hablar si es un accidente o algo por el estilo.
—¿Hola?.
—¿Señorita Lowr Isabella?.
—Si... ¿Quién es?. —paro a Cande agarrándola del brazo porque quiere seguir caminando.
—Soy la directora del colegio. —suspiro porque ya me lo veía venir—. La llamo para avisarle que debe venir a vaciar su casillero señorita... No puede seguir teniendo sus pertenencias en la institución.
—¿Podre ir ahora? Estoy cerca.
—Si, la esperamos.
—Bien... Gracias. —miro a mi hermana enojada que sigue queriendo caminar—. ¡Espera Candelaria! ¿Qué te pasa?.
—Quiero cruzar.
—Estaba hablando por teléfono. —lo meto en mi bolsillo de atrás del pantalón y le doy la mano—. Vamos al colegio por mis cosas.
—Esta bien. —cuando entro me da terrible nostalgia, pero bueno, no se pudo hacer nada, solo aceptar las cosas de la vida, empiezo a sacar todo de mi casillero que son mas papelerío que otra cosa, cuando oigo que me llaman.
—¿Isa? ¡Por fin te vemos!. —viene mi "amigo" corriendo con los brazos abiertos—. Aaaa linda, por fin te veo.
—¿Cómo estas Kevin?. —nos abrazamos riendo—. No he podido siquiera llamarlos, estos días he estado muy ocupada.
—Lo sabemos y no queríamos molestar. —asiento sonriendo y abrazo a Clara.
—El fin de semana vamos a salir por mi cumpleaños ¿Quieres ir?. —miro a mi hermana que está hablando con una maestra.
—Si... Si obvio ¿a dónde?.
—Donde fuimos cuando pasamos de año, ¿Te acuerdas?.
—Si, esta genial ese lugar. —cuando viene Cande le hago señas de que no hablen de la salida—. ¿Y? ¿Cómo van? ¿Se llevan alguna?.
—Hasta ahora yo dos. —Clara bufa donde no lleva todo al día—. Pero me estoy esforzando para sacarla... Es el último año, tengo que ponerme las pilas.
—Obvio que si... No vas a estancarte ahora.
—Yo ninguna. —dice Kevin feliz—. Me re cuesta si... No sé como voy a hacer en la universidad.
—Te vas acostumbrando... Como a todo en la vida uno se acostumbra y adapta.
—Es verdad. —veo venir a la directora y no quiero hablar con ella.
—Bueno debo irme. —asienten abrazándome.
—Todo va a salir bien Isa.
—Te apoyamos.
—Gracias.
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—Buenaaas... ¿Cómo andan?. —los saludo de un beso en la mejilla
—Al fin vienes.
—Saben como es mi mamá.
—No cambia mas esa mujercita. —me rio por las caras que hace Kevin mientras habla.
—¿Qué haces así vestida? ¿Y tu ropa?.
—Me vas a tener que prestar ropa porque se supone que estoy de niñera. —me siento a mirarla como se maquilla—. Iba a estar raro que salga con una mochila cuando se supone que voy a dormir al trabajo.
—Bien. —por el espejo me mira—. Vamos a tener que probarnos porque yo no tengo idea de que ponerme tampoco.
—Dale. —Kevin esta tirado en la cama mirando su celular.
—Chicas dicen que va a ver un dj hoy. —alza los brazos sacudiendolos—. Vamos a disfrutar música buena en vivo.
—Sig. —dice Clara saltando pero a mi no me genera nada eso—. Me voy a poner algo corto y atrevido.
—¿Y el chico con el que salías?. —recuerdo que era re celoso y ella se cuidaba mucho con la ropa—. ¿Qué pasó?.
—Fue historia Isa... No quise contarte por los problemas y eso.
—Bien. —va al ropero buscando ropa, miro con nostalgia toda su ropa porque antes yo tenía una habitacion de este tamaño lleno de ropa y ahora solo tengo dos pantalones—. ¿Has visto a Nora?.
—No... La vimos pero ni nos saludó.
—¿Pasó algo? Vamos cuéntenme. —Kevin se para y se sienta en el tocado mirando todos los productos.
—Se enojó un día que le dijimos que era una atrevida y que deje de andar actuando como si no te conociéramos. —era una amiga de la infancia pero mas que falsa—. Te dijimos millones de veces que esa no era tu amiga Isa.
—Que solo estaba contigo porque eras popular pero nada mas.
—Tienen razón. —voy mirando la ropa que va dejando en la cama para ver que me pongo—. Pero bueno, ¿Qué se le va a hacer? ¿Ya esta no? No es mi amiga, no puedo hacer nada.
—Al menos enójate Isabella. —kevin se gira re dramático a mirarme—. Siempre mantienes la calma y no entiendo como.
—Es verdad... Yo me vuelvo loca.
—No sirve eso... Mejor hago de cuenta como que nada pasó y ya... A mi no me duele... Sigo respirando sin ella.
—¿Y sin nosotros?.
—Somos amigos desde el jardín... Si me falta uno de ustedes ahí si que me dolería en el alma.
Mientras hablamos y nos probamos ropa sin fin me acuerdo de Joshua, tengo llamadas perdidas de él y decido escribirle ya que si lo llamo me va a gritar o me va a amenazar y sinceramente no tengo ganas de escucharlo.
Isabella—. Joshua no puedo ir, hoy debo cuidar a mi hermana, nos vemos mañana, besos.
No me contesta pero si lo lee, niego por esa actitud tan infantil en un hombre grande, guardo mi celu en la cartera mientras me miro por última vez al espejo.
Voy riendo a full en el auto de Kevin, necesitaba esto, amigos y risas, hace tanto que no me divierto de esta forma, pero creo que es donde al fin estamos saliendo adelante y ya los problemas se están solucionando, porque hace dos meses atrás no podía reírme, y si lo hacia se esfumaba enseguida donde decía que no podía estar divirtiendome y mi mamá ahogada en deudas.
Vamos diciendo, bueno, van diciendo todo lo que van a hacer y yo solo los escucho sin decir nada, que hagan lo que quieran mientras no se peguen algo y no sea a la fuerza todo bien.
*****
Joshua.
Llego al boliche de Benicio, amigo de la infancia, van a venir todos ya que es el cumpleaños de Beni, saludo a Enrique y cuando llega mi amigo de años mi ánimo mejora después del mensaje de Isabella.
—Que raro que vienes hombre. —saludo a Ignacio de la mano.
—Dejé a los nenes con Shaiel. —me siento a su lado gritándole para que me oiga—. Hacían una pijamada todos los nenes.
—Que bueno hombre... Ya vamos a arreglar lo de Jonás, me estoy encargando.
—Bien. —es policia federal y se está haciendo cargo tranquilizandome porque confío ciegamente en él—. Confío en ti Nacho.
—Confía que somos hermanos. —Quique se sienta a mi otro lado y me habla al oído.
—Ya tengo todo listo... La otra semana tenemos juicio, conseguí todo rápido.
—Bien. —palmeo su hombro y eso si me alegra—. Gracias, te debo una.
—Que va hombre. —los dos están inclinados hacia mi mientras hablamos—. Tocaron a tu hijo, y si hay que matar a alguien me remango la camisa sin problema.
Son todos leales en esta mesa, todos nos ensuciamos las manos por todos y eso lo aprendí al pasar los años, en nuestra adolescencia si uno tenía un problema lo teníamos todos, y si que los teníamos, y si no los teníamos los buscabamos, porque era divertido para nosotros, hasta que fuimos mayores de edad habían lugares en los que no nos dejaban entrar por los disturbios que causabamos, nos veían llegar y nos cerraban las puertas y eso mas nos divertía porque eramos odiados en todos lados, es mas, hay un cine en el centro que recién dos años atrás me dejaron ingresar de nuevo, todo por una noviecita que tenía a los diecisiete a la cual la encontré con otro en pleno acto íntimo dentro del cine, le bajé todos los dientes al mal parido y a ella me faltó poco para romperle los huesos, pero no era que ella me importara o que me halla dolido lo que hizo, sino que me avergonzó muchísimo lo que hizo y no podía ni siquiera oír su nombre porque me ponía loco, hasta que conocí a Antonia, pienso en esa situación y niego furioso, ¿Cómo puede ser que halla reaccionado de esa forma?.
—Miren a ese bombonaso... Mierda. —miro a Ignacio que me apunta hacía abajo donde están todos bailando y tomando.
—¿Cuál?. —miro a todas buscando a ver quien pega con los gustos de él.
—La morocha. —ahí la veo bailar con una chica y tiemblo como un idiota.
—¿La de top de reptil?.
—La misma. —se soba la manos mientras hace el intento de pararse pero lo agarro del brazo negando.
—Ese bombonaso es mío. —todos se ríen menos Yasserley que me mira serio.
—Si, como no... La vi primero. —me paro y le doy una patada en la pierna—. AAAAFGGGG IDIOTA.
—Ni se te ocurra siquiera mirarla infeliz. —todos se ponen serios al ver que hablo muy en serio sobre que es mía—. Esa mujer es mía.
—¿A dónde vas?. —Yasserley me agarra del brazo.
—Déjame. —me aprieta haciendo que lo mire a los ojos.
—¿Qué haces con esa piba Joshua?.
—Lo que todos hacen. —le hablo bien en la cara enojado—. Cogérmela ¿Qué crees?.
—Es menor con un carajo, ¿Éstas enfermo acaso?.
—Tiene dieciocho y ella me buscó... Tomé lo que me ofreció... Suéltame.
—Espero que los medios no se enteren de esto.
Bajo corriendo las escaleras para ir por Isabella, imágenes pasan por mi cabeza, de ella con otros tipos, mas bien pendejos ya que ella es joven y hermosa, nunca la vi con nadie que no sean los padres pero para imaginarse cosas las personas somos mandados a ser.
Me cuesta mucho cruzar entre la multitud porque están muy eufóricos por el DJ que hay y que no tengo idea de quien carajo es. Voy a los empujones donde no me dejan pasar y hacen que la pierda de vista y no sé hacía donde ir, la perdí, miro hacia arriba que es en donde estaba y Yasserley me apunta, sigo donde me dice que está y la veo, bailando con un pibe que la tiene apretada, me acerco como un tromba alejando a todo mundo hasta los tiro al suelo, y cuando me ve deja de bailar, el pibe la insta pero ella ya no se mueve, está hecha una piedra, una piedra hermosa y morocha, tiene un top de reptil gris, una poyera de cuero bien corta y le llega al hombligo mas o menos, unas botas bajas y en el pelo una cola bien alta, es un manjan esta mujer.
—Joshua. —viene hacia mi asustada.
—¿Así es como cuidas de tu hermana?.
—No... Yo... —miro al pibe que la agarra del brazo dándola vuelta.
—Ey hermosa, ¿qué pasa?.
—Suéltame. —lo empuja del brazos—. No quiero bailar mas.
—¿Porqué?. —me mira y sonríe—. ¿Este es tu novio no?.
—Raja pendejo antes de que te baje los dientes.
—¿Quién, tú?. —le doy un golpe en la boca tirándolo para atrás, todos se abren y Yasserley se para delante mío.
—Sal ya Joshua... Dale. —agarro a Isa de la mano y salgo.
—Para... Espera Joshua me duele. —camino rápido llevándola a mi auto y escucho sus jadeos al correr—. ME VAS A TIRAR JOSHUA, PARA. —me giro de golpe y están todos mirándome, los cuatro me miran a la espera de que es lo que voy a hacer con ella.
—¿A dónde vas?. —habla Benicio cruzado de brazos.
—A mi casa.
—¿Y la chica?.
—Conmigo... ¿Algún problema?.
—Déjala, la llevo a su casa. —dice Yasserley, pero alza las manos cuando lo miro torciendo mi cabeza—. Es tu mujer Joshua, no pienses estupideces.
—¿Qué mierda está pasando?. —dice ella a mi lado mirandolos—. Son tus amigos?.
—Si.
—¿Y qué les pasa?.
—Dudan de mi. —aprieto los dientes porque desconfian de mi—. Creen que te voy a golpear o algo por el estilo.
—¿Qué?.
—Y no saben que lo que voy a hacerte es cogerte hasta que no puedas caminar.
—¡JOSHUA!.
—No queríamos saberlo pero nos deja mas tranquilos.
—Isa. —viene una piba corriendo—. ¿Isa qué pasa?.
—Nada Clari... Él es un chico con el que estoy saliendo.
—Okey. —sonríe con picardía mientras me recorre entero—. Te lo tenías guardado pendeja... ¿A qué hora vas por tus cosas a mi casa? No puedes llegar así a la tuya.
—Mándame mensaje cuando llegues y déjalo arriba del árbol que tienes afuera.
—Bien... Suerte.
—Gracias. —hago que suba a mi auto y vamos para mi casa.
—Me dijiste que cuidabas a tu hermana.
—Si te decía que venía seguro que me decías que no.
—No sabes.
—Como si no te conociera Joshua.
Mientras subimos al ascensor ni siquiera la rozo, que crea que está todo bien pero no es para nada así, una vez dentro de la casa la llevo hasta el sillón y la pongo en el brazo, media dudando alza un poco la cebeza pero hago que la vuelva a bajar muentras le subo la pollera y le hago a un lado la bombacha, ahí me la cojo lo mas duro que puedo, grita amortiguando los gritos con los almohadones, Dios que sabe como deseaba agarrarla de está forma, pero no puedo durar mucho porque me vengo en dos segundos gracias a su llegada que me exprime, ¿así que le gusta duro eh? Pues es lo que va a tener.
La llevo a una habitación que tengo siempre bajo llave, la cama tiene barandas y puedo hacer lo que desee ahí, no como mi cama que es simple, me mira moverme por toda la habitación buscando lo que preciso.
—¿Qué vas a hacer?.
—Sácate todo. —lo hace de inmediato y yo también—. Acuéstate en medio de la cama y estira los brazos para arriba.
—Esta bien. —me subo arriba de ella a horcajadas—. ¿Qué vas a hacer?.
—Dame las manos.
—No me ates Joshua. —aun así me las da y sonrío pasándole una tela suave para que no le queden marcas.
—No sabes a que vamos a jugar.
—¿Me vas a sodomizar?.
—No a ese extremo sino que es un juego nada mas. —mientras la hato en las barandas le voy explicando—. Se trata de que debes tener placer sin saber que va a venir después... Solo sintiendo y oyendo nada mas.
—No seas bruto por favor.
—¿Alguna vez te agredí? ¿Seguí cuando me pediste parar?.
—No.
—Entonces no digas mas eso porque no voy a abusar de ti Isa... Quiero que sientas placer nada mas.
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