CAPITULO LVIII. De regreso en casa

1007 Words
ANDRÉS Es el momento de emprender el viaje de regreso a casa, me duele mucho tener que despedirme de mi nueva familia porque, aunque ha sido poco el tiempo conviviendo con ellos, ya los siento así, mi familia, la familia que me eligió y que yo elegí, creo que no hay un sentimiento más bonito que ese. Pero el deber me llama y es hora de la despedida, los extrañaré mucho a todos, sobre todo a Carmelita que me ha tratado como a un hijo y me ha consentido demasiado, después de esta temporada aquí, ya nada volverá a ser como antes, además, con las delicias que preparan ella y Luna, siento que ya he subido de peso. En la sala todos me están esperando para despedirse, obviamente pienso volver, solo que no sé hasta cuándo, — Muchas gracias a todos por recibirme, ha sido un tiempo muy agradable con ustedes, pero debo volver a mi ciudad, alguien debe trabajar en esta familia — expreso — Ya empezaba a preocuparme de que no pudieras mantenerme — bromea Samuel — Al menos sé que yo seré el marido — todos nos reímos — Ha sido un gusto conocerte mejor, Andrés, te voy a extrañar — expresa Samuel — Y yo a tí, amigo, me gustó mucho salir a buscar chicas contigo — Pero no te preocupes, yo me encargo de tus conquistas — Cuídalas bien, ¿eh?, espero algún día puedas visitarme, hay unos lugares que debes conocer por allá — Cuenta con ello — responde Samuel — Ay, hijo, ya me estaba acostumbrando a tener un yerno — menciona Carmelita — ¡Carmelita! Pero si yo no la veo como a una suegra sino como a una mamá — Muy regañona, por cierto — menciona ella misma — pero nunca olvides que eres mi yerno favorito — ¡Y espero ser el único, Samuel! Porque te lo advierto, soy muy celoso... — Siempre serás el amor de mi vida — él bromea y todos reímos por un momento hasta que durante unos segundos, todos hacemos un silencio incómodo — pero no pongan esas caras largas, prometo llamarles muy seguido y venir a visitarlos — No pienses que te has librado de nosotros, porque también iremos a visitarte, hermano — injiere Fernando — Luego, luego con amenazas, Fer — bromeo — no te creas, me avisas y con gusto los recibo en mi casa — ¡Mucho más pronto de lo que crees, Andrés! — exclama Luna sonriente — Muchas gracias por tu hospitalidad, comadre — No es nada, compadre, ha sido un verdadero placer tenerte en casa — Voy a extrañarte mucho, princesa, dale mucha lata a tu otro padrino y pórtate muy mal con tu papá — le digo a la niña luego de darle un beso en la frente — ¡Oyeeee! — replica Fernando — No, mi niña es muy bien portadita, es un verdadero angelito, no como tú haciendo diabluras siempre — Hablando de diabluras, en cuanto llegue, llamaré a alguna de mis amigas para que me de la bienvenida — Eso, hermano, deberías invitarme — expresa Samuel — Cuando gustes, es más cuando gusten todos visitarme, Fernando tiene mi dirección — Te tomaremos la palabra en cualquier momento — insiste Fernando — Bueno, muchas gracias por todo, por favor, despídanme de Joaquín — Claro que sí — confirma Luna — ¡La bendición, hijo! — exclama Carmelita y regreso hacia ella, me persigna amorosamente — Que Dios te lleve por vuen camino en el nombre del padre, del hijo y del espíritu Santo, amén. Por favor, llama en cuanto llegues o tendré que ir solamente a jalarte las orejas — Claro que sí, Carmelita, aunque me encantaría que fueras solamente a regañarme y jalarme las orejas, no te daré ese disgusto Todos salen a despedirme haciendo señas con las manos mientras me subo al auto, les digo adiós con la mano y luego veo que Fernando echa unas maletas a la camioneta y me mira muy sonriente mientras me dice adiós con la mano, también, todos suben a la camioneta y él e espera a que arranque el auto y en lugar de cerrar el portón, veo que se van saliendo también, quizá vayan a algún lugar a pasear como la gran familia que son. Luego de unos minutos me percato de que me están siguiendo, quiero pensar que van a un lugar por este rumbo, creo que hay un buen restaurante cerca... ¿en serio van tras de mí? Luna me está llamando. — Hola, Andrés, ¿nos falta mucho para llegar? — pero ¡qué rayos! — Explícate, por favor, porque no estoy entendiendo el juego — ¡Ay, Andrés! ¿De verdad pensaste que te desharías tan fácil de nosotros? — Pues sí, ¿no? — ¡Ay, tontito! — expresa Luna — Por favor, no digas incoherencias porque te traigo en altavoz — advierte Fernando — De acuerdo. Ustedes sí que están muy locos — expreso — ¿Y apenas te vas dando cuenta? — cuestiona Samuel — Dile que pare, yo me quiero ir con él para que no vaya solito — menciona Carmelita — Lo que Carmelita diga — contesto y me orillo — Así me iré más tranquila, hijo, ¿no te incomoda, verdad? — Nunca, Carmelita. ¡Lo siento, Samuel, pero ya te robé a tu mamá! — Es prestada, nada más — responde Samuel — Síganme o llegaremos muy tarde, llamaré a mi muchacha para que deje la cena preparada — Eso suena muy bien — expresa Luna — Pero hay que llegar al restaurante que esta a la mitad del camino, dudo mucho poder aguantar el hambre hasta la cena — sugiere Fernando — Me parece muy buena idea, sigamos entonces porque sólo de recordar el lugar, ya me estoy saboreando los platillos que allí preparan Seguimos el trayecto sin hacer paradas hasta llegar al restaurante mencionado, el lugar es muy sencillo, pero hacen una comida deliciosa y el servicio es excelente.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD