CAPITULO LVII. El retorno

1024 Words
LUNA Es triste que mi dos compadres no hayan logrado la felicidad aún, sinceramente, no esperaba que Andrés también tuviera una historia detrás de ese hombre mujeriego y alegre que conozco, siempre lleva una gran sonrisa en su rostro, debe estar haciendo un gran esfuerzo para sobrellevar su dolor sin demostrarlo a los demás, ahora entiendo porqué es como es y porqué no pretende nunca comprometerse con nadie, pude ver en su mirada que aún conserva la esperanza de volver a verla alguna vez y retomar lo que iniciaron, ojalá así sea, pues, se merece ser feliz y mi hija querrá tener madrinas algún día. De Samuel pues ya no sé qué pensar, tanto tiempo preocupándome por cómo reaccionaría al ver de nuevo a la bruja de Mariana y nada que resultó todo un experto alejándola, con sus ocurrencias me di cuenta de que no es por ella por quien ha estado sufriendo, él no lo nota, pero yo sé que estás enamorado de alguien que le duele, cómo quisiera poder ayudarlo a ser feliz, pero si no sé quién es la afortunada, estoy atada de manos y pies sin poder hacer algo al respecto, espero que algún día se arme de valor y me cuente, quizá sólo tenga miedo a expresar sus sentimiento debido a la mala experiencia con esa mala mujer, seguramente pronto se armará de valor para conquistar a esa chica especial, porque si le ha robado el corazón de verdad, es por que debe ser muy, muy especial. FERNANDO Andrés nunca había vuelto a hablar del tema, se ha quedado muy serio después de esa conversación, éramos muy jóvenes cuando conocimos a Dulce y a su familia, sus padres nos odiaban, pensaban que queríamos burlarnos de ella l algo así, su familia era muy humilde y ella tenía una beca en la misma preparatoria que nosotros, Andrés y yo íbamos un año más adelante que ella y recuerdo que ella era una joven muy tímida, siempre tenía una gran sonrisa en su rostro y cuando ese par de tortolitos se miraban, se les olvidaba el mundo entero y yo debía intervenir para evitar que se metieran en problemas, yo siempre les avisaba cuando el prefecto andaba cerca y también llegué a fungir como su mensajero, Dulce era mi amiga y la novia de mi mejor amigo, se adoraban en serio y tenían tantos sueños y planes juntos, pero sus padres nunca nos tuvieron confianza, una vez me contó que ellos pensaban que los riquillos como nosotros solamente usábamos a las chicas como ella para divertirnos. Luego Andrés se separó de su familia y a ella se la llevaron a otra ciudad, jamás pudimos averiguar su paradero, se hubieran escapado cuando tuvieron la oportunidad, quizá hoy seguirían juntos y muy felices con sus doce hijos que querían tener, siempre bromeaban con eso, aunque ahora que lo pienso, creo que sí lo hubieran cumplido. Al recordar la historia de Andrés estoy logrando comprender mejor a mi amigo y a Samuel, sus historias son muy similares y su forma de vida ni se diga, con eso de que ahora son muy amigos ya no tengo la menor duda de que Samuel es como la versión joven de Andrés, aunque me intriga su actitud con su ex, si ya no la quiere entonces sí debe estar enamorado de Luna, ya que si comportamiento es el de un hombre enamorado y herido, ruego a Dios estar equivocado. Después de saber que Andrés regresará, Luna me ha pedido hablar a solas, espero que no sea nada malo. — Ahora que Andrés se va, — comienza — deberíamos ir con él — ¿Te preocupa él? — interrogo — Bueno, no tanto, la verdad, más bien... — ya conozco esa mirada — cuando fui a tu ciudad, Joaquín se citó con la fulanita esa que lo extorsiona, supongo que allá vive, también, quizá sea hora de ir a terminar con sus chantajes — ¡Ya decía yo que algo traías entre manos! — ¡Sólo quiero ayudar a Joaquín! — Deberías dejárselo a él — Ahora tiene un problema más grande con la bruja de su esposa, además, soy la culpable de todo ese enredo — ¿En serio? — pregunto con ironía — ¿tú la culpable? — No te burles — No me burlo de que creas que eres la culpable, me burlo de que realmente sientas culpa por ello — Ya sé que es difícil de creer, pero... — interrumpo — Por difícil que te parezca, tú no tienes la culpa — Sí la tengo porque por mí se conocieron — Les ayudaste a conocerse, pero tú nunca lo obligaste a estar con esa mujer — explico — Bueno, eso sí, él cayó en la tentación — Solito y sin que tú lo ayudaras, ¿lo ves? — Pero eso me hace sentirme menos responsable — Vamos a ayudarlo, entonces, pero que te quede claro que tú no tienes la culpa — Gracias, amor — ¿Y entonces, alistamos maletas y nos vamos junto con él? — Sí, estaría muy bien — ¿Joaquín no sospechará? — No lo creo, tiene mucho que hacer ahora para desenmascarar a esa hija de... — Shhh, señorita Luna, — interrumpo — use su boquita para otra cosa mejor — ¿Y qué me sugiere, señor Rivera? — Su boca con la mía, pero rápido antes de que la niña se de cuenta Luna y yo nos besamos hasta que la niña llora, es bastante celosa, supongo que se parece a la mamá, ya que no me quiere compartir con nadie. — ¿Crees que deberíamos invitar a Samuel? — me pregunta — No veo porqué no — aunque me cause celos verlo tan cerca de Luna, no puedo evitar sentir un gran cariño por él — Le diré, entonces Samuel aceptó la invitación y Andrés ni se lo espera, mañana que quiera irse iremos tras él dándole la sorpresa. Aunque soy inocente de la horrible acusación que se hizo en mi contra, no puedo evitar sentir miedo de regresar a esa ciudad, espero que todo salga bien.
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