CAPITULO LXXII. Desplazado

1074 Words
ANDRÉS — ¡Fernando! — le hablo mientras me visto para irnos a casa — Dime — Sabes que nunca pude olvidarla, por eso quiero pedirte algo más — ¿Ya estamos cursis? — Sí y me tendrán que soportar porque soy el enfermito — Te dije que no te aprovecharas, pero te escucho — Si algo no sale bien, le dejaré todo a ella, júrame que... — ¡Saldrás de esta! — interrumpe Fernando — ¿escuchaste? — Sólo por si acaso, júrame que mi última voluntad se hará y que le ayudarás en todo lo que necesite — Sabes que sí y por favor, apúrate que ya tengo hambre Hoy más que nunca pienso en Dulce, su recuerdo me hace sentir que ya viví lo que debía y me siento feliz de haber conocido el amor verdadero a su lado, aunque no esté conmigo y aunque nunca la vuelva a ver, aunque le estoy rogando a Dios que me permita verla por última vez y decirle que nunca la dejé de amar. Mientras Luna y Carmelita me esperan para irnos, Fernando entra al consultorio del médico, debe tener tantas dudas como yo y estar sumamente preocupado por mí, nunca me cansaré de agradecerle a la vida que haya brindado un hermano como él. FERNANDO El médico me recibió como dijo, quiero saber todo al respecto de la enfermedad para poder ayudar a Andrés de la mejor manera posible. — Necesito que me de los detalles de lo que le pasa a mi amigo, por favor — Seré claro.. Luego de la conversación, me quedo más tranquilo de tener la información completa, esperaré a llegar a casa para informarles a todos. Ahora debo llamar a Samuel para saber si se le ofrece algo, debe tener hambre también. — ¡Samuel! ¿Cómo va todo por allá? — Cuando regrese a casa les daré mi informe — responde — ¿Cómo está Andrés? — El amor de tu vida está... — hago un breve silencio — será mejor que lo hablemos en casa — Suena como algo serio — Lo es, pero estará bien, ¿quieres que pase por tí? — No te preocupes, aquí hay mucho que hacer y no quiero perder el hilo — Debes tener hambre, ya es tarde — Ya me invitaron algo por aquí — No estarás coqueteando con las secretarias, ¿o sí? — ¿Yo? Yo nunca haría algo así — puedo imaginarme la expresión de su rostro sonriendo con la ironía — Si no te conociera — Dame dos horas más — De acuerdo, mientras, nosotros sí iremos a comer — Provecho SAMUEL El ambiente aquí es muy tranquilo, todos trabajan y dan su mejor esfuerzo para sacar ésto a flote, todos me han mirado raro, como un bicho raro, Andrés le dijo por teléfono que soy un inspector o algo así, están muy al pendiente de mí e intentan barbearme, me traen café, galletitas, alguien me dejó una hamburguesa y sé que no fue a causa de mi linda sonrisa, porque todo el día he permanecido con una postura de seriedad y expresión de enojo, creen que soy un gruñón. Estoy aprovechando la situación al máximo y aprendiendo mucho de esta experiencia, hace rato que tengo los datos que Andrés me pidió recabar por éste día de éste departamento, pero quiero ver algo más, creo que por allí va el asunto a resolver, Andrés estará muy orgulloso de mi trabajo. JOAQUÍN Lizanya y yo cada día estamos peor, ahora resulta que le ha dicho a mis padres que también soy homosexual y ellos no lo tomaron nada bien, ya que me han dicho hasta de lo que me voy a morir, no sé de dónde rayos saco eso la bruja de mi mujer, pero ésto ya se terminó, me ha hecho una maleta y me ha corrido de la casa, por suerte tengo llaves de la casa de Luna y voy para allá, lo único que me duele es el tener que apartarme de mi hijo, mi pequeño hijo al que tanto amo. Ella no ha perdido el tiempo para salirse con la suya, ésta ganando, pero ya se me ocurrirá algo para desenmascararla, y obviamente, pelearé por mi hijo, ella no me lo va a quitar así tan fácil. Ahora estoy llamando a Luna para informarle que me quedaré en su casa. — Hola, Joaquín, qué bueno que llamas — Hola, hermanita, te llamo para avisarte que me tendrás de huésped — ¿En serio? ¿Qué pasó? — Lizanya me corrió de la casa, logró deshacerse de mí también — Lo siento mucho, Joaquín. — expresa — Deberías venirte para acá — ¿Ya es tarde no? — Tienes razón, pero mañana sin falta ven — Lo haré, mándame la ubicación y allá los veo — Me da mucho coraje lo que estás pasando — A mí también, pero para ser sincero, ya lo esperaba. Te escucho triste, ¿pasó algo? — Andrés está enfermo — ¿Es grave? — Tiene leucemia — la escucho llorando — Cálmate, Luna, tú siempre has sido muy fuerte y estoy seguro que Andrés no se rendirá tan fácil — Lo sé, ya me voy a calmar, no quiero que me vea así — Haces bien. ¿Y Camila cómo está? — Es un angelito — Me da gusto, mejor sí espérame que más tarde llego — No es necesario que te arriesgues — Me hará bien irme de aquí por un tiempo, tengo mucho que pensar y necesito de tus ideas locas cuanto antes — Pero luego no te quejes, ¿eh? — Claro que sí Luna me ha enviado la ubicación y voy para allá, me impactó mucho conocer la condición de Andrés y quiero estar allá cuanto antes para apoyar en todo lo que sea posible. Estando allá pensaré mejor las cosas y analizaré todas las opciones, además necesito a mis abogados para divorciarme y pelear por mi hijo, y Andrés y Samuel son los indicados para ese trabajo. Yoselín ni se imagina que me tendrá mucho más cerca, quizá ella pueda ayudarme a relajarme, tanto tiempo he pasado sin tener relaciones sexuales, Liz dejó de llamarme la atención por lo que ni en mis más locos sueños la he tocado, no pretendo jugar con Yoselín ni con ninguna otra mujer, pero tampoco creo que ella esté buscnado algo serio debido a su comportamiento.
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