CAPITULO LXXI. Un paciente impaciente

1071 Words
LUNA Yo también siento un poco de miedo por Andrés, nunca lo había visto en esas condiciones y por lo que sé, Fernando tampoco y eso que tienen años de conocerse. — Estarás bien, Andrés, eres fuerte, quizá sólo sea una señal para que ya dejes de desvelarte tanto — expreso — Eso espero, Luna, aunque tengo un poco de miedo, estoy feliz por tenerlos a ustedes, jamás hubiera imaginado que tendría a alguien que me cuide en momentos como este — ¿Y yo qué? — replica Fernando — Hubiera sido un paquete muy pesado para tí sólo — Ni digas eso, mis padres se molestarán si te escuchan hablar así — Shhh, mejor así lo dejamos — Además estás bien, dejemos de hablar como si estuvieras realmente enfermo — Tienes razón, sólo son los nervios, supongo Al llegar a la entrada del hospital, Andrés se marea y Fernando tiene que sostenerlo para evitar que se caiga al suelo, uno de los enfermeros lo ve y corre a proporcionar su ayuda llevándole una silla de ruedas para trasladarlo a la zona de urgencias, Fernando se va con ellos en el elevador, Carmelita y yo nos quedamos en la sala de espera con Camila, estamos asustadas y muy angustiadas. Luego de esperar por un buen rato, Fernando me llama para darnos noticias, tiemblo al escuchar el teléfono, sinceramente espero que Andrés esté bien. — ¿Sí, Fernando? — Sólo quería informarte que está estable, el doctor mandó a practicarle análisis y otros estudios, esperaremos a que estén los resultados — Gracias por avisarme, seguiremos en la sala de espera — Si lo consideras necesario, avísale a Samuel — Sí, le pediré que me llame a mí por cualquier circunstancia — Las amo, si en algún momento quieren irse, me avisas — No, no te preocupes, aquí nos quedaremos, ni Carmelita ni yo podríamos estar tranquilas en casa — Bien FERNANDO Andrés ha estado muy inquieto y a cada rato quiere irse de aquí, sólo coopera con los médicos porque le urge salir, pero ahora que debemos esperar se está portando como un niño caprichoso y dice que ya se siente bien. — Podemos decirle al médico que nos mande los resultados a la casa y listo — sugiere Andrés — ¿Y el medicamento también? — Exacto, ¿lo ves? Es fácil — No lo creo, amigo, debemos esperar a que te den de alta — No es nada, ya me siento bien, sólo necesitaba descansar — No me convences — Ándale, vámonos, tengo que ir al buffet — Está todo bien, Samuel no ha llamado — Por eso debo ir — No y no me hagas acusarte con Luna y con Carmelita — No seas chismoso, wey — El médico viene para acá, tienes que comportarte, Andrés — ¿Verdad que estoy bien y que ya me puedo ir, doctor? — Me temo que no, Andrés, necesitamos practicarte más estudios — responde el doctor — ¿Pero porqué, qué tengo? — ¿Encontró algo malo? — preguntamos — Sí, pero ya llamé a especialista que llevará tu caso a partir de este momento, la enfermera te tomará unas muestras más, mientras tanto, es indispensable que lo esperes — Por favor, sea honesto, quiero saber qué sucede — solicita Andrés — Creo que tienes leucemia, pero el especialista que contacté es el mejor oncólogo y ha ayudado a muchos pacientes a recuperar su salud — ¿Leucemia? — la noticia le ha caido como agua helada por la espalda — Las muestras son para confirmar el diagnóstico, muchacho, por favor, sé paciente — Entiendo, doctor, gracias Es una noticia impresionante y Andrés se ha quedado mudo, su actitud cambió por completo y ahora esta portándose bien, no sé cómo les daré la noticia a los demás, no será fácil. — ¡Andrés! ¿Qué ha dicho el médico? ¿Te sientes bien? — llega Luna hacia nosotros — perdón, me dejaron pasar a verte, Carmelita está afuera con la niña esperando para entrar también — Estaré bien, Luna, pierde cuidado — Pero no te veo bien, ¿qué pasa? — No es nada — ¿Andrés del Olmo? — pregunta un médico — Soy yo — responde él — Soy Ernesto González, el oncólogo que llevará su caso — se presenta — ¿Oncólogo? — Luna se altera y opto por llevarla con Carmelita mientras Andrés y su médico hablan — Fernando, por favor, dime qué tiene Andrés — exige con lágrimas en los ojos — Al parecer, tiene Leucemia — ¿Qué? No, no puede ser — Estará bien, ya lo verás — Ay, hijo, ¿cómo es posible que un muchacho tan bueno tenga que pasar por ésto? — exclama Carmelita — Debo volver con él — menciono — Ve, por favor, no lo dejes sólo en ningún momento Cuando regreso a la habitación, Andrés tiene los ojos llorosos y alcanzó a escuchar solo un poco de lo que indica el médico — Su amigo debe estar en tratamiento, él ya tiene las indicaciones, por favor, cualquier cosa llámeme a este teléfono — me entrega su tarjeta — Doctor, muchas gracias, ¿puedo consultarle cualquier duda? — Claro, si gusta pase a mi consultorio, en cinco minutos estaré por allí — Muchas gracias — él se retira, quedándonos solos Andrés y yo — Tanto tiempo desperdiciando mi vida y ahora ésto, justo cuando pensaba sentar cabeza, al fin — Y lo harás, hermano, de eso no tengas duda — Hasta siento que ya es demasiado tarde — Deja el pesimismo y mejor cuéntame lo que te dijo el doctor — Debo empezar con este tratamiento ya — me muestra una hoja de papel con muchas instrucciones — Hay mucho por hacer, entonces, no te preocupes, no te dejaremos sólo — Dijo que estoy en la fase uno, que sí hay esperanza, pero aún así no dejo de tener miedo — Lo sé, uno nunca se imagina que ésto podría suceder, pero aquí estaremos para tí — Gracias, hermano, pero quiero hacerte una petición extraoficial — Nada más no te aproveches — Necesito un detective privado, tengo que encontrar a Dulce antes de que ocurra cualquier cosa — Pensé que me pedirías ser testigo de tu boda con Samuel — Tendrá que hacerse cargo de mí Ambos nos reímos un poco, pero luego vuelve a quedarse serio por un momento...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD