LUNA
Yo también siento un poco de miedo por Andrés, nunca lo había visto en esas condiciones y por lo que sé, Fernando tampoco y eso que tienen años de conocerse.
— Estarás bien, Andrés, eres fuerte, quizá sólo sea una señal para que ya dejes de desvelarte tanto — expreso
— Eso espero, Luna, aunque tengo un poco de miedo, estoy feliz por tenerlos a ustedes, jamás hubiera imaginado que tendría a alguien que me cuide en momentos como este
— ¿Y yo qué? — replica Fernando
— Hubiera sido un paquete muy pesado para tí sólo
— Ni digas eso, mis padres se molestarán si te escuchan hablar así
— Shhh, mejor así lo dejamos
— Además estás bien, dejemos de hablar como si estuvieras realmente enfermo
— Tienes razón, sólo son los nervios, supongo
Al llegar a la entrada del hospital, Andrés se marea y Fernando tiene que sostenerlo para evitar que se caiga al suelo, uno de los enfermeros lo ve y corre a proporcionar su ayuda llevándole una silla de ruedas para trasladarlo a la zona de urgencias, Fernando se va con ellos en el elevador, Carmelita y yo nos quedamos en la sala de espera con Camila, estamos asustadas y muy angustiadas. Luego de esperar por un buen rato, Fernando me llama para darnos noticias, tiemblo al escuchar el teléfono, sinceramente espero que Andrés esté bien.
— ¿Sí, Fernando?
— Sólo quería informarte que está estable, el doctor mandó a practicarle análisis y otros estudios, esperaremos a que estén los resultados
— Gracias por avisarme, seguiremos en la sala de espera
— Si lo consideras necesario, avísale a Samuel
— Sí, le pediré que me llame a mí por cualquier circunstancia
— Las amo, si en algún momento quieren irse, me avisas
— No, no te preocupes, aquí nos quedaremos, ni Carmelita ni yo podríamos estar tranquilas en casa
— Bien
FERNANDO
Andrés ha estado muy inquieto y a cada rato quiere irse de aquí, sólo coopera con los médicos porque le urge salir, pero ahora que debemos esperar se está portando como un niño caprichoso y dice que ya se siente bien.
— Podemos decirle al médico que nos mande los resultados a la casa y listo — sugiere Andrés
— ¿Y el medicamento también?
— Exacto, ¿lo ves? Es fácil
— No lo creo, amigo, debemos esperar a que te den de alta
— No es nada, ya me siento bien, sólo necesitaba descansar
— No me convences
— Ándale, vámonos, tengo que ir al buffet
— Está todo bien, Samuel no ha llamado
— Por eso debo ir
— No y no me hagas acusarte con Luna y con Carmelita
— No seas chismoso, wey
— El médico viene para acá, tienes que comportarte, Andrés
— ¿Verdad que estoy bien y que ya me puedo ir, doctor?
— Me temo que no, Andrés, necesitamos practicarte más estudios — responde el doctor
— ¿Pero porqué, qué tengo?
— ¿Encontró algo malo? — preguntamos
— Sí, pero ya llamé a especialista que llevará tu caso a partir de este momento, la enfermera te tomará unas muestras más, mientras tanto, es indispensable que lo esperes
— Por favor, sea honesto, quiero saber qué sucede — solicita Andrés
— Creo que tienes leucemia, pero el especialista que contacté es el mejor oncólogo y ha ayudado a muchos pacientes a recuperar su salud
— ¿Leucemia? — la noticia le ha caido como agua helada por la espalda
— Las muestras son para confirmar el diagnóstico, muchacho, por favor, sé paciente
— Entiendo, doctor, gracias
Es una noticia impresionante y Andrés se ha quedado mudo, su actitud cambió por completo y ahora esta portándose bien, no sé cómo les daré la noticia a los demás, no será fácil.
— ¡Andrés! ¿Qué ha dicho el médico? ¿Te sientes bien? — llega Luna hacia nosotros — perdón, me dejaron pasar a verte, Carmelita está afuera con la niña esperando para entrar también
— Estaré bien, Luna, pierde cuidado
— Pero no te veo bien, ¿qué pasa?
— No es nada
— ¿Andrés del Olmo? — pregunta un médico
— Soy yo — responde él
— Soy Ernesto González, el oncólogo que llevará su caso — se presenta
— ¿Oncólogo? — Luna se altera y opto por llevarla con Carmelita mientras Andrés y su médico hablan
— Fernando, por favor, dime qué tiene Andrés — exige con lágrimas en los ojos
— Al parecer, tiene Leucemia
— ¿Qué? No, no puede ser
— Estará bien, ya lo verás
— Ay, hijo, ¿cómo es posible que un muchacho tan bueno tenga que pasar por ésto? — exclama Carmelita
— Debo volver con él — menciono
— Ve, por favor, no lo dejes sólo en ningún momento
Cuando regreso a la habitación, Andrés tiene los ojos llorosos y alcanzó a escuchar solo un poco de lo que indica el médico
— Su amigo debe estar en tratamiento, él ya tiene las indicaciones, por favor, cualquier cosa llámeme a este teléfono — me entrega su tarjeta
— Doctor, muchas gracias, ¿puedo consultarle cualquier duda?
— Claro, si gusta pase a mi consultorio, en cinco minutos estaré por allí
— Muchas gracias — él se retira, quedándonos solos Andrés y yo
— Tanto tiempo desperdiciando mi vida y ahora ésto, justo cuando pensaba sentar cabeza, al fin
— Y lo harás, hermano, de eso no tengas duda
— Hasta siento que ya es demasiado tarde
— Deja el pesimismo y mejor cuéntame lo que te dijo el doctor
— Debo empezar con este tratamiento ya — me muestra una hoja de papel con muchas instrucciones
— Hay mucho por hacer, entonces, no te preocupes, no te dejaremos sólo
— Dijo que estoy en la fase uno, que sí hay esperanza, pero aún así no dejo de tener miedo
— Lo sé, uno nunca se imagina que ésto podría suceder, pero aquí estaremos para tí
— Gracias, hermano, pero quiero hacerte una petición extraoficial
— Nada más no te aproveches
— Necesito un detective privado, tengo que encontrar a Dulce antes de que ocurra cualquier cosa
— Pensé que me pedirías ser testigo de tu boda con Samuel
— Tendrá que hacerse cargo de mí
Ambos nos reímos un poco, pero luego vuelve a quedarse serio por un momento...