Tentación. Maldecido por tí

CAPITULO XLI. Fingiendo ignorancia

JOAQUÍN

¡Oh, no! Luna está llamando, ¿será que Andrés sí le dijo la verdad? ¡De seguro me insultará! No, creo que no contestaré... mejor sí, tengo que saber si ya lo sabe, ¿y si en realidad no lo sabe y me llama para otra cosa? ¡Rayos! Al mal paso darle prisa.

— ¡Hola, hermanita! ¿Cómo estás?

— ¡Hola, Joaquín! Muy bien, ¿y tú?

— Muy bien, también, me extraña tu llamada, ¿pasa algo?

— Sólo quería saludarte y pedirte un favor — eso se escucha sospechoso

— ¡Vaya! Eso no me lo esperaba, ¿Luna Villanueva necesita de mi?

— Aunque no lo creas, Joaquín, necesito tu ayuda

— Lamento mucho no poder acudir a tu llamado el día de hoy, pero debo quedarme con el niño en casa, Liz salió por un momento y no debo sacarlo ya que está recién bañado, tú entiendes, ¿no?

— No te preocupes, Joaquín, no tienes que venir

— Entonces, ¿de qué se trata?

— Te explico, esta mañana me reuní con Andrés y estuvimos hablando sobre encontrar una solución a los problemas de Fernando, como sabes, sigue sufriendo el rechazo social, etcétera, etcétera

— O. K., entiendo, ¿pero yo qué tengo que ver con eso?

— La idea es empezar a inundar las r************* con fotografías de Fernando en las que describas lo maravilloso que es que él esté en nuestras vidas y obviamente, ¿cuento con tu apoyo, verdad? — me pregunta Luna

— Por supuesto, hermanita, — confirmo — Fernando y tú siempre tendrán mi apoyo y más si se trata de regresarle un poco del prestigio que tenía

— Gracias, hermanito, de verdad necesitaremos mucha, muchísima ayuda

— Poco a poco y no te preocupes, por lo pronto yo empezaré a hacer mi tarea, ¿debo etiquetar a Fernando o algo así?

— Sí, pero tiene que ser lo más sutil posible

— Sí, ya entendí, no te preocupes, haré lo mío, ¿y Samuel también ayudará, verdad?

— Desde luego, pero en este momento está muy ocupado con lo de su examen, me dijo que en la cena lo veremos

— ¡Qué bueno! Samuel será un gran abogado, algo me lo dice y creo que las fotos que tomamos durante la competencia, serán de mucha utilidad, a la gente le causará gracia ver todas la ridiculeces que hicimos

— ¡Por supuesto! Ustedes divertirán mucho al público

— No es el objetivo, créeme

— Lo sé, lástima que no me importe. Y ahora dime, ¿cómo va lo del bautizo?

— ¡Qué bueno que lo preguntas!

— ¿Acaso sucedió algo?

— Solo quería recordarte que este sábado debemos acudir a las pláticas esas, pre bautismales o no sé cómo se llamen

— Cierto, pero Liz estará allí, ¿y no sospechará?

— No, le diremos que tienes que ir, obviamente, como la madrina de nuestro hijo y por la presencia de Fernando no te preocupes, le inventaré que cómo están de luna de miel pues, no quieren separarse ni por un segundo

— Pero te lo advierto, Joaquín, si tu esposita hace sentir mal a Fernando en algún momento, me encargaré personalmente de que el día lo bautizo vaya con menos mechones de cabello

— Hablaré con ella, no te preocupes, no creo que le interese dar más de qué hablar

— Confiaré en tí, entonces, te llamo luego. ¡Y ni creas que estoy dejando pasar lo de tu asuntito! ¿Eh?

— ¡No sé de qué hablas! Creo que sí estás verdaderamente loca

— ¡Loco eres tú si piensas que puedes ocultar mi información por mucho tiempo!

— Si algo sucediera, hermanita, ya lo sabrías, ¿no lo crees?

— Eso es cierto, pero aún así, sé que ustedes me esconden algo y lo voy a averiguar

— Sí, sí, ya déjate de alucinaciones y salúdame a Fernando

— Hasta luego

FERNANDO

Sé que luna es muy orgullosa y que está haciendo un gran esfuerzo para no preguntar por sus padres pero puedo ver en sus ojos y en la expresión de sus rostro, que en realidad está muy afligida por esta situación.

— Sí que es muy divertido — comento

— Te lo dije

— Pero explícame una cosa, ¿por qué no te atreves a preguntar de lo que quieres saber?

— No sé de qué hablas

— Claro que sí, sé muy bien que quieres saber de tus padres

— Bueno... yo...

— Lo entiendo, Luna, ellos son tus padres, se me hace muy extraño que no hayas preguntado por ellos ya, por favor, no quiero que te detengas por mí para buscarlos

— No, no es por ti Fernando, es sólo que quisiera que su cabeza no se hubiera llenado de tantas patrañas

— No podíamos evitarlo, y, ¿sabes? Yo también quisiera evitar que mi hija tuviera contacto con cualquier persona que parezca malvada, como padre lo entiendo perfecto, porque de verdad a veces quisiera meter a nuestra hija en una burbuja para que nada ni nadie intente hacerle daño

— Como madre también lo entiendo, ¿y cómo la víctima?

— No me siento víctima, en realidad

— ¿Entonces, cómo te sientes?

— Como decía mi madre, las cosas siempre pasan por algo, son pruebas que nos pone la vida para saber qué tan forjados tenemos nuestros valores

— Me hubiera encantado conocer a tu madre

— Creo que se llevarían muy bien

— Yo lo dudo, ya sabes cómo soy, bastante diferente tú...

— A decir verdad, nunca estuvo de acuerdo con mi boda con Giselle

— ¿En serio? ¡No te lo creo! Si se notaba que ella era una chica con principios y valores muy arraigados

— Sí lo era, pero también éramos muy diferentes, por ejemplo, el último día en el hotel, ¿lo recuerdas? Cuando almorzamos con Samuel, los cuatro

— ¡Cómo olvidarlo!

— Ella estaba molesta por eso, porque prácticamente la obligué a compartir la mesa con tu chofer

— Yo no la veo nada de malo

— Yo tampoco, pero ella era así, clasista, y mi madre aborrecía a esa clase de personas

— Me encanta cuando hablas de tu madre, es como si saliera el sol para ti

— Tengo muy bonitos recuerdos de mis padres, me criaron con mucho amor y muchos valores, si pudiera volver a verlos alguna vez, pero sé que es imposible. Y dime una cosa, ese día a Samuel no se le cayó el vaso por accidente sobre Giselle, ¿verdad?

— No, la verdad es que él sintió su rechazo desde un principio y estaba tan disgustado porque prácticamente, también, lo obligué a acompañarnos al desayuno y tengo que admitir que, minutos antes, sí me advirtió que un accidente así podría ocurrir

— Ese Samuel se queja de ti, pero ustedes dos son iguales

— ¡Y lo más divertido es que lo sabemos!