Dos días después Paloma llegó de nuevo a la universidad sin su particular sonrisa, el no tener noticias de Iván afligía a la joven; para no pensar en él se dedicaba de lleno a sus estudios y cuando la jornada finalizaba se encerraba en la biblioteca de la facultad hasta que cerrara. Salió de clases con sus libros en la mano. Pasó por la cafetería para tomarse un café, mientras el humo emanaba de la taza y ese aroma inundaba sus fosas nasales, a su mente se vino el rostro de su amigo: Ival. Presionó sus labios al recordar aquella discusión que tuvieron en días anteriores, sin embargo, no pudo evitar rememorar esa llamada que ella no respondió, y que quizás era para despedirse antes de su viaje. «De seguro su exposición será un éxito» se dijo en su mente, mientras abandonaba l