—No, tienes que escucharme. Derek es un idiota, pero tiene derecho a saberlo, si se lo dices y no lo acepta, bien, será el triple de idiota, pero tiene que saber que espera un hijo tuyo y creo que si lo haces todavía pueden arreglar todo este desastre y evitar que se case con esa otra…
—¡Eliot! — Le grita mi amiga, claramente furiosa.
La punzada que siento en el corazón al escuchar que se volverá a casar a tan poco tiempo de habernos separado me mata.
—No, tiene que saberlo, su madre ya tenía todo planeado desde antes del divorcio, Derek acepto porque es un idiota que no sabe qué hacer de su vida después de Samantha. —Le reprocha a su esposa. — Sé que todavía o quieres, lo intentaste por tres años y no vas a mentirme diciendo que lo olvidaste en dos meses.
¿Lo quiero? ¡Claro que sí! Pero no quiero saber más nada de él. Tuvo su oportunidad y la desperdició, ahora quiero algo mucho mejor de lo que tuve con Derek y si un día vuelvo a enamorarme de alguien quiero que me quieran de la misma forma que yo, no a medias ni siendo la única que lo da todo.
—No quiero volver con él, que se case y sea feliz con quien quiera, a mí me da igual. Lo único que necesito, está en esta habitación y a mi bebé. —Soy sincera, porque lo que sentía por Derek está enterrado y trabajo a diario para no pensar en él ni recordar nada. — y créeme cuando te digo que ese libro ya lo cerré y empecé uno nuevo, ya me lastimaron mucho y no quiero más de eso. — Le sonrió.
— Ahora explícame eso de ahijada, que no entendí.
—No me esquives. ¿Se lo dirás?
No quiero una discusión que no entenderá.
—Tal vez, después de que se case. No quiero arruinarle sus planes de boda y aquí tenemos que ocuparnos de otras cosas. — Suena el timbre y veos pasara una de las empleadas. — ¿Tienen hambre? La cena ya está lista.
Asienten sonriendo, Eliot se conforma con decírselo a su amigo después de su boda y Eva, quien salió hace un momento entra con tres hombres detrás con decenas de rosas rojas. Ramos, arreglos, jarrones y no entiendo nada. A empleada me entrega una caja, tomo la tarjeta y sonrió al ver de quien se trata y abro la caja.
“Que mi maligno plan de enamorarte comience ahora, bella Sam. Te envió mi perfume para que al sentir mi aroma pienses en mí y las rosas como parte del plan.”
Klaus Bulgari.”
Emilie toma la tarjeta y yo le quito la tapa al perfume que tiene su nombre como marca.
Pretencioso.
—¿Quién rayos es Klaus Bulgari? —Grita emocionada— ¿Y por qué te envía su perfume y tantas rosas?
Me aplico un poco en la muñeca y lo huelo, como una droga lo inhalo enamorada de la fragancia tan exquisita y varonil que me recuerda al dueño.
—Un pesado, —Me hago la loca. — ¿Cenamos?
Eliot alza una ceja y me quita el perfume para oler su fragancia y pone cara d asco devolviéndomelo.
—Ahora entiendo por qué no quieres regresar con Derek, ya tienes a alguien más intentando seducirte. —Dice mi amigo con diversión mientras nos sentamos en el comedor. — ¿Quién es? ¿Sabe que estas embarazada? ¿Tiene ganas de ser el nuevo papi de mi ahijada?
Cotillero, por eso me siento cómoda con él, es una mujer más a la hora del chisme.
—No sé, quizá sea el dueño de múltiples empresas prestigiosas, por ejemplo el perfume que me acaba de llegar. Lo conocí esta tarde al salir de la empresa, mañana tiene que venir.
—¡Ese Bulgari! —Exclama mi amiga. — ¡Perra suertuda!
Me rio y Eliot alza una ceja en dirección a su esposa.
— ¿Algo que tenga que saber, cariño? — Es tan celoso y posesivo que es en cierto punto… Tierno.
—Bueno cariño, hace muchos, muchos años nació en Grecia un señor que comenzó como joyero, y muchos años después se mudó a Italia y fondo su primera empresa y de ahí para acá, es una de las marcas más prestigiosas del mundo, forma parte de un conglomerado, entre ellas la marca Louis Vuitton y deja de mirarme así, que sabes que sigo todo lo relacionado a la moda.
Su esposo sacude la cabeza y sonrió mientras nos sirven los platos.
—Yo de lo único que sé, es de lo que gastas en tarjeta.
Pasamos de llorar a discutir y ahora a reírnos como locos por las ocurrencias de mis amigos. Hablamos del bebe, los planes para buscar la mejor clínica y de cómo quiero decorar la habitación. Eliot está seguro de que mi bebe es un aniña y Emilie diciendo que será un niño y de todas las cosas que quiere comprar. Así se me va l noche y es la primera vez en meses que la paso tan a gusto, olvidándome de todo y no sintiéndome tan sola en este lugar tan enorme.
Les muestro su alcoba cuando terminamos el postre y me acuesto con una sonrisa en el rostro.
Mi móvil tiene un nuevo mensaje y lo abro.
-Parece que necesitas más que unas rosas y mi perfume para ablandarte. Pensare en algo mejor.
Respondo importándome un pepino que ya sea tan tarde.
-Gracias, muy hermosas las rosas y no hacía falta que me envíes el frasco, con el nombre me alcanzaba.
Le doy enviar y espero con el chat abierto.
-Ninguno de mis planes falla y uno de ellos es que lleves mi apellido y seas la señora Bulgari. ¿Qué haces despierta a esta hora?
¿Pensabas en mí?
Tiene el ego muy grande.
-Estaba cenando con amigos que llegaron de estados unidos. ¿Y tú?
-Estaba esperando tu mensaje.
-Que mal, creí que pensabas en mí y por eso no podías dormir.
-¿Eres así con todas?
-Solo contigo, me enamore a primera vista de ti. Eres preciosa. Pero, eso es algo que te deben decir todo el tiempo.
-Descansa o llegaras tarde, otra vez.
-Tienes razón, buenas noches.
Hora de stalkear.
Le envió un mensaje a mi amiga y segundos después se tira a mi cama quitándome e móvil, lee todos os mensajes y empieza su trabajo de súper agente del FBI.
Klaus Bulgari, Claus Boulgaris, Soltero, 32 años, nació en Grecia, solitario, no asiste a eventos de sus empresas, pero si asiste a las fundaciones de su familia para niños con cáncer, impulsando a otros a colaborar o a crear las suyas propias. Tiene pocas fotos en r************* y según lo que se ve, lleva años sin pareja volviéndolo uno de los solteros más codiciados del mundo.
—¿Si te diste cuenta que es un hombre hecho a tu medida verdad?
—¿Y tú te diste cuenta que estoy embarazada?
Alza una ceja y me mira como si yo fuera una idiota.
—¡Y eso que! Esas son excusas. ¿Acaso ya quieres casarte? — Dice molesta.
No le digo nada más, Klaus cuando lo sepa va a tomarse el primer avión olvidando que algún día me conoció. Nadie quiere a mujeres con hijos de otro en el vientre por más dinero que tengan.
—No lo pienses tanto, se lo dices a modo de “espantarlo” y veremos que responde después.
La mañana llega y me levanto con más ánimo que ayer. Mis amigos ya están en el comedor esperándome y me arreglo, me maquillo y me dejo el cabello suelto. No luzco como una empresaria, luzco como una joven mujer de veinticuatro años.
Al bajar me encuentro a Bárbara parada en la sala esperando la primera orden del día, pero no. Hoy será un día corto para ella, porque solo firmare documentos y la dejare ir. La llevo al comedor donde los tortolitos se dan cariño punta de besos y risitas, son tan lindos. Están juntos desde los quince años y su amor es tan puro y sincero que me dan ganas de abrazarlos a cada rato.
—Buenos días tortolos. —Llamo su atención con mi voz. — Ella es mi asistente y la verán muy seguido aquí.
Falta una hora para que llegue mi única reunión del día. -Klaus- Bárbara saluda con apretones de mano a mis amigos y la obligo a sentarse.
—Si no te sientas a desayunar conmigo te voy a despedir. Relájate mujer, que soy una persona normal y ellos tampoco muerden.
Desayunamos mientras firmo los documentos y reviso los perfiles de los posibles Vicepresidentes, algunos son muy viejos, otros muy jóvenes y… a ninguno los conozco. Eliot y yo estudiamos en la misma universidad y tiene títulos en contabilidad, administración de empresas y tiene experiencia ya que trabajo por años con los insufribles de los Johnson.