Cap 7

1544 Words
Cap 6 Visitas Duda pero lo hace. —No volverá a pasar. Suelto un suspiro, es una chica eficiente, atenta y lo más importante de todo, es que trabaja rápido. —Bien, gracias por el té de hiervas, pero voy a querer mi café al llegar. Quiero que te relajes para que podamos trabajar bien y que esto — Señalo mi vientre— por ahora quede entre nosotras dos. Nos ponemos a trabajar, ella con lo suyo y yo por lo mío. Tengo que buscar un buen vicepresidente entre los que llevan años trabajando aquí y pueda hacerse cargo de ahora en adelante, ya que pienso ocuparme de mi embarazo y vendré solo cuando sea estrictamente necesario. —Señora Moore, se está pasando por alto la hora del almuerzo. ¿Quiere que le pida algo? —Dejemos en el olvido eso de señora Moore. —Con ella seré flexible. — Llámame por mi nombre de pila y pide para las dos. —¿Qué se le apetece? DORMIR, PERO NO PUEDO. —Lo que tú quieras, mientras no contenga orégano. Pide siendo específica en que no quiere la especia en los alimentos y vuelve a su lugar. Las horas pasan, ya termine la última junta y es hora de volver. —Bárbara, quiero que me envíes las carpetas a mi correo de los candidatos más adecuados para el cargo y que mañana vayas a mi casa porque trabajaremos desde ahí. Me tomare una semana y después iremos a Italia para hacer lo mismo en las empresas de allá. Asiente y mientras me levanto para recoger mis cosas ella hace lo mismo y salimos juntas. Recibo el mensaje de mi amiga informando que en dos horas estarán aquí y me apresuro a subir al ascensor. El perfume que me envuelve al cerrarse las puertas me fascina pero el hombre que lo porta mucho más. Alto, de cabello n***o corto y ojos tan oscuros como el carbón, tiene un físico que pone a babear a cualquiera, pero la mirada de demonio seductor es… Dios, que hombre tan hermoso. —Buenas tardes. ¿Bajas? — Pregunta y asiento. Presiona el botón a planta baja y trato de disimular mis mejillas que sé que se han vuelto rojas. El perfume se eme atasco en el cerebro y… —¿Qué perfume usas? Me encanta y… Tengo toda su atención y me sonríe. —¿Para tu esposo? —Mira mis manos y sonríe. — No hay anillo, asique debe ser para un novio. —No hay novio, solo me gusta y ya. — Se ríe suavemente y las puertas del ascensor se abren. Me invita a salir primero y… —Y yo que creí que tenía un mal día, la dueña de la empresa no estaba disponible y tendré que volver mañana. Sin embargo, mejoró significativamente al gustarte. Si quieres saber que perfume uso, tienes que aceptar cenar conmigo. Ahora soy yo la que sonríe. —No ceno con desconocidos. —Salgo y el hombre que me sigue no se rinde. — Dije que me gustaba el perfume, no tú. —Por favor, a mí me gusta mucho el tuyo y si no te gusto al menos déjame saber cómo te llamas. Sonrió cuando avanzo y me dirijo al auto, donde mi chofer espera y abre la puerta para mí. —¿Por qué lo haría? no sé cuál es el tuyo. Saca una tarjeta de su billetera y la recibo antes de subir. —Klaus Bulgari. Un placer señorita… — No es que yo no estaba disponible, llego tarde a la cita que tenía. —Samantha Moore, y es una pena, porque mañana tampoco lo puedo recibir. —Le sonrió y se da cuenta que soy a quien buscaba. — Pero puedo recibirlo en mi casa a primera hora, siempre y cuando no llegue tarde. Me regala otra de sus sonrisas encantadoras y me subo a mi auto, ya que se me hace tarde para recibir a mis amigos. — Claro que sí, señorita Moore, tiene mi número. Escríbame la dirección y estaré ahí, con el doble de perfume. Cierra la puerta y Henry arranca el auto para regresar a casa. Sonrió como idiota, hace años que no coqueteo con nadie y aunque sea un hombre apuesto y simpático, no está en mis planes salir con nadie. Klaus Bulgari. Dios, mi fortuna es una migaja de pan comparada con la de este hombre y vino personalmente a verme, claro que lo hizo porque me niego a venderle una de mis empresas por más dinero que ofrezca. Llego a casa con el entusiasmo por las nubes, me meto a la cocina después de enviar a Henry por mis amigos y mientras Carmen prepara la cena, yo me ocupo del postre. Todo está listo, subo a darme una ducha y vuelvo a ponerme ropa cómoda. Camino de un lado al otro como una loca, es que de verdad necesito abrazar a mi amiga y sacar toda esta pena que me oprime el pecho. Mato el tiempo enviándole un mensaje a Klaus Bulgari con la dirección de mi casa y me aseguro de que lo reciba. -¿Ya me stalkeaste? porque yo sí y me frustra no encontrar nada de ti en r************* . Es todo un misterio, señorita Moore. Sonrió como idiota mientras le respondo. -Lo espero mañana, señor Bulgari. Dos tildes celestes me dicen que está pendiente de mis mensajes y responde: -¿Aceptaras cenar conmigo o tengo que persuadirte con mi encanto griego? Asique ese es el acento extraño que capte esta tarde. (Su inglés, sonaba algo extraño.) -De pende. -¿De?- ¿Estoy coqueteando por mensajes de texto? -Lo veo mañana. Buenas noches. Me desconecto cuando veo que Henry acaba de estacionarse frente a la entrada y salgo para recibir a mis amigos, pero recibo un nuevo mensaje. -Bien, prepárate para enamorarte de mí, porque con esas intenciones iré a verte mañana. Que tengas buena noche y luego sueñes conmigo. Suelto una carcajada y guardo mi móvil justo cuando un cuerpo choca contra el mío y lo abrazo con fuerza. —Maldita, te extrañe tanto. — Mis ojos se humedecen, me hizo tanta falta estos dos meses que no quiero soltarla. —Yo también, cariño. Nos separamos para que Eliot entre al dúo de abrazos. —¿A mí también me extrañaste? —Claro que si, a ambos los entrañe muchísimo. Nos quedamos así por un momento hasta que las manos de mis amigos viajan a mi vientre y frotan con tanto cariño que vuelvo a llorar. —No llores más que te hace mal, ya estamos juntos los tres, tengo a mis chicas como antes. — Eliot saca un chocolate con almendras del bolsillo y le sonrió, se acordó de mi golosina favorita. — Dicen que el chocolate les encanta a los bebes. Nos movemos a la sala para tomar asiento y nos traen una botella de vino para mis amigos y una soda para mí. —¿Cómo han estado? — Pregunto para cortar el silencio que se instaló en el ambiente de repente. — quiero saber cómo les ha estado yendo en mi ausencia. Emilie me cuenta que su tienda no va muy bien y Eliot de que ya está harto de trabajar con la familia Johnson y me muero por hacerles propuestas de trabajo a los dos, a mi amiga empujarla a crecer como diseñadora, ya que no tiene los recursos para impulsarse a tener su marca y a Eliot darle un puesto importante en alguna de mis empresas para que ya no tenga que venderé el ganado a esos desgraciados. Lo pienso y mi lengua pica, sé que no aceptarán, porque tienen una vida en estados unidos y no quiero ser… Al diablo. —Los necesito, a los dos. —Me señalo el vientre. — Corrección, los necesitamos y les tengo propuestas a los dos y antes de responderme, quiero que piensen mi oferta. Para Ti, Eliot, tengo un puesto en cualquiera de mis empresas y a para ti, Emilie algo mucho mejor, esta es una de las ciudades de la moda y odio que desperdicies tu talento cuando puedes ser una de las mejores diseñadoras y dueña de su propia marca. —Yo acepto sin pensarlo, los Johnson me tienen harto y no queremos dejarte aquí sola, menos sabiendo que nuestra ahijada está en camino. —¡Sí! — Emilie y yo lo estábamos pensando cuando terminamos nuestra pequeña conversación de anoche. Sabes que nada nos ata, tenemos familia pero queremos un mejor futuro para nosotros y más ahora que decidimos buscar a nuestro primer hijo y… Me pongo de pie y camino los dos pasos que nos separan para volver a agacharme y abrazarlo. Porque no hay cosa que me haga más feliz en el mundo. —Gracias, Cariño. No hay nada que me haga más feliz en este momento, no quería pasar sola este embarazo. Nos apartamos rompiendo el abrazo y la cara que pone me dice que tendremos “esa” otra conversación. —Ya sé que no tengo que meterme en tus decisiones. Y empezamos con lo que no quería escuchar. —Cariño, no. —Lo interrumpe mi amiga. — Lo hablamos y…
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